Una placa. En la agrupación socialista de Sueca (Valencia) este sábado quedó inmortalizó con una placa de metacrilato roja "en agradecimiento por la visita" de Pedro Sánchez a la localidad tras un mitin ante un millar de personas que jaleaban con entusiasmo las palabras del ex secretario general. "El espíritu de Xirivella", insistía el alcalde de la localidad donde intervino en medio de una gran expectación.
Las placas conmemorativas suelen servir para destacar la importancia de un acontecimiento, pero también para evitar que se diluya en la niebla del olvido. Es toda una paradoja. Si se trata de un día para la historia, su trascendencia debería anclarlo por sí mismo a la memoria colectiva. Si hace falta una placa para recordarlo, quizás no se trataba de una cita tan relevante.
El PSOE se divide en estos momentos entre los que creen que Pedro Sánchez está muerto y no lo sabe y los que creen que puede movilizar a la militancia para evitar que Susana Díaz sea la próxima secretaria general. Entre los que lo consideran un fracasado, una página del pasado, y los que creen en él como la única esperanza del PSOE.
Zombi o mesías. Como en su etapa como líder del PSOE, Sánchez vive en el pulso constante. Antes podía ser o bien presidente del Gobierno o militante de base. Acabó dimitiendo como secretario general y como diputado. Ahora, sin ningún poder orgánico, tiene menos que perder. Asegura ir a por todas. Como siempre.
¿Un movimiento coral o ejercicio de ego?
El equipo de Sánchez está muy satisfecho con el acto de este sábado. Su entorno asegura que fue justo lo que buscaban: un acto con muchos militantes (se calcula que en torno a un millar), coral por el formato de mesa redonda y de reivindicación del "no" a Mariano Rajoy y de un PSOE más pegado a la izquierda. "Salió mejor de lo que esperaba, sobre todo por el ambiente. ¡Parecía que eran las fiestas del pueblo! Se demostró que Pedro es al quien quieren los militantes y que el suflé no baja", explica uno de sus consejeros, que acudió al acto.
Rechazan que Sánchez sea un zombi, pero también que sea un mesías. Apelan para ello a una especie de movimiento colectivo, de espíritu coral que se organizará ahora a través de las redes sociales y se financiará con un crowdfunding. Pero el acto del sábado pareció más un mitin para arropar al exlíder que una reunión de militantes con un proyecto nuevo. La presencia de Sánchez y la expectación por sus palabras, donde no hubo propuestas de calado, eclipsó la pretendida puesta de largo de un movimiento ciudadano.
Los sectores del PSOE que mandan en la organización, especialmente el socialismo andaluz y la Gestora, vieron el acto de Sánchez con pasividad y resignación. Restan importancia a las fotos donde se ven cientos de asistentes y enmarcan el acto en un ejercicio personalista y nostálgico poco representativo del conjunto de la militancia.
"Cabalga sobre el estado de ánimo"
Otros lo han percibido con temor. "Pedro cabalga sobre el estado de ánimo. La militancia está desconsolada y él lo sabe. No tiene proyecto, pero se aprovecha de ese enfado. ¿Quién ha hecho eso antes? Podemos. Yo me tomaría esto muy en serio", explica un dirigente que no cree que Sánchez pueda volver pero ve con escepticismo al PSOE de Susana Díaz y su capacidad de ilusionar.
"Lo más importante del acto de Pedro es que no hubo sorpresas. Y, si las hubo, es por ausencias de dirigentes que supuestamente lo apoyan", explica un diputado cercano a la Gestora. "Se presentó con José Antonio Pérez Tapias y Odón Elorza, que no son referentes internos. Si se hubiera presentado con Borrell o con secretarios generales potentes, hubiese sido otra cosa. Y no aportó ni una idea nueva, todo se centró en lo orgánico y en hacer de Pepito Grillo de la Gestora. Todo eso tiene poquito recorrido, porque lo que quiere la gente es que le solucionen los problemas", explica este parlamentario.
Sólo el tiempo dirá si el camino emprendido por Sánchez este sábado es el inicio de una larga marcha hasta regresar a la secretaría general. De ser así, recuperaría el control del PSOE a hombros de la militancia pero con una abultada lista de presidentes autonómicos y cargos del partido en contra, algo que para la Gestora es definitivo a la hora de diagnosticar la muerte prematura de la candidatura de Sánchez. Si Sánchez cree que sus adversarios internos van a aclamarle si gana las primarias, está equivocado. Si los militantes perciben que no se puede gobernar el PSOE en contra de sus niveles intermedios, no apostarán por Sánchez, confían en Ferraz.
Sánchez mantiene el suspense
Él aún no aclara si se presentará a las primarias o si apoyará a otro candidato que represente las esencias del sanchismo, aunque el acto del sábado estaba hecho a su medida. Aún hay muchas incertidumbres: cuándo será el congreso, qué apoyos tendrá en el momento en el que haya que tomar la decisión y las características del proyecto rival.
En cualquier caso, las heridas del PSOE parecen de todo menos cerradas, por mucho que la Gestora confíe en que el tiempo y la diplomacia acabarán con la división y conformando un bloque muy mayoritario. El acto del sábado y el desgaste de la imagen de Díaz como instigadora de la lucha sin cuartel contra Sánchez dejan poco espacio a una candidatura de unidad que defienden algunos de los que ahora mandan en el PSOE y que expresó Ramón Jáuregui en una entrevista con este diario.
Una tercera vía que rompa equilibrios
Próximos a Díaz recuerdan que la presidenta andaluza hasta ahora sólo ha amagado y que cuando se lance de verdad a por el liderazgo del PSOE no habrá dudas sobre que puede ganar.
Sin embargo, tanto Díaz como Sánchez temen una tercera candidatura que desequilibre las fuerzas y cambie el tablero. A estas alturas no es en absoluto descartable.
En ese caso, ya no sería una pelea binaria, entre Sánchez y Díaz, entre el "no" a Rajoy y la abstención, entre un partido más próximo a Podemos o más alejado, entre la libertad de la militancia y la autoridad del aparato.
Aunque no llegase a presentarse oficialmente, la visualización de una tercera vía que sumase adeptos en los dos sectores podría inclinar tras una negociación la balanza entre ellos. O superarlos.
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