¿Dónde se instalará la infanta Cristina después de la sentencia del caso Nóos?
Cada vez que un representante de la Casa Real pasa por la embajada de España en Lisboa, los rumores se desatan: desde que la pasada primavera el Aga Khan adquirió por 12 millones de euros un palacete frente a El Corte Inglés, no lejos de la residencia del embajador español, muchos creen que la infanta Cristina acabará viviendo en Lisboa tras el juicio del caso Nóos.
Pero los rumores son infundados: según fuentes conocedoras de la decisión, Felipe VI informó a su hermana Cristina que “no vería con buenos ojos” que ella dejara Ginebra para estar más cerca de su marido, Iñaki Urdangarin, si éste ingresa finalmente en la cárcel en España.
El fiscal pide casi 20 años de pena para Urdangarin, pero la decisión judicial se alarga. Hace una semana, la juez Samantha Romero, encargada de redactar la sentencia, ha pedido al Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJB) que le prorrogue hasta marzo el plazo con dedicación exclusiva. Después, si hay sentencia condenatoria de Urdangarin, la entrada efectiva en la cárcel dependerá de la presentación de recursos.
¿Por qué con el Aga Khan? El príncipe Karim Al Husseini (IV Aga Khan), compañero de colegio de Juan Carlos I en el prestigioso internado suizo de Le Rosey, tiene a sueldo en Ginebra a la infanta Cristina, que trabaja a tiempo parcial para él como coordinadora interagencias en la Aga Khan Trust for Culture (AKTC, la fundación para la Cultura del multimillonario príncipe). La AKTC está dirigida por el barcelonés Luis Monreal, que mantiene una estrecha relación de amistad con el rey emérito y que fichó en 1992 a la infanta para La Caixa cuando él era director general de la Fundación.
Luis Monreal, el mentor
En 2001, Monreal abandonó La Caixa para dirigir la AKTC, donde se le considera el “mentor” de la infanta, según fuentes cercanas a la fundación en la que también trabaja la princesa Zahra, hija del Aga Khan. Sobre el papel, el trabajo principal de la infanta en Ginebra es el de directora del Área Internacional de la Fundación La Caixa. Pero desde que se instaló en Suiza con su familia en el verano de 2013 lo compatibiliza con la AKTC.
El pasado mayo, el príncipe Karim formalizó la compra del palacete Henrique de Mendonça, un edificio de principios de siglo que requiere una profunda reforma, para establecer allí la sede mundial del Imamat Ismaeli, una comunidad religiosa del islam chií con 15 millones de seguidores. Hace dos años, el Aga Khan inauguró un museo que lleva su nombre en Toronto (Canadá). En el palacete de Lisboa hay sitio suficiente para instalar a los más de 500 funcionarios que empezarán a llegar en los próximos dos años. También, para un ala privada para la familia Aga Khan.
Según las fuentes consultadas, para la AKTC sería más fácil que para La Caixa seguir haciéndose cargo de la infanta Cristina si la sentencia resulta negativa para el matrimonio. El fiscal no ha pedido cárcel para la infanta pero sí la considera responsable civil a título lucrativo, lo que la forzó a pagar casi 600.000 euros de multa. Sólo la acusación popular ha pedido para ella ocho años de cárcel. La infanta llegó a considerar la posibilidad y la consultó con Monreal, que consideró prematura la decisión incluso antes de saber que Felipe VI se opone, según las fuentes consultadas.
Presencia incómoda
Para Felipe VI, la presencia de la infanta Cristina en Lisboa resultaría “incómoda” incluso para las autoridades portuguesas, que acogieron a su abuelo don Juan de Borbón durante su exilio entre 1946 y 1977. Durante estos tres días de viaje de Estado, el rey ha hecho referencias constantes a la relación sentimental de su padre, Juan Carlos I, y de su abuelo, el conde de Barcelona, con Portugal. Instalar aquí a la familia Urdangarin-Borbón supondría “manchar” el historial de la familia respecto al país vecino, según fuentes conocedoras de la opinión contraria que ha hecho llegar a su hermana.
Tampoco ayuda la emergencia de una nueva izquierda en el Parlamento portugués parecida a Podemos en España. Este miércoles, cuando Felipe VI se dirigió a los 230 diputados del hemiciclo, los 19 representantes del Bloque de Izquierda no se pusieron de pie y tampoco aplaudieron. Los 15 comunistas sí se levantaron pero no aplaudieron. La misma actitud- levantarse pero no aplaudir- siguieron los dos del Partido Verde y el del Partido Animalista.
Oficialmente, Felipe VI sólo toma decisiones sobre el futuro de su hermana en términos de jefe de la Casa Real. Por ejemplo, cuando en junio de 2015 le revocó el título de Duquesa de Palma que le había dado Juan Carlos I con motivo de su matrimonio en 1987. A partir de ahí, desde la Casa del Rey recuerdan que la renuncia a los derechos sucesorios -la infanta Cristina ocupa el sexto lugar- es una decisión personal e intransferible. Cuando más, dónde y cómo vivir con su familia.
Para muchos, la mejor solución es que la infanta y sus cuatro hijos -Juan, Pablo, Miguel e Irene, con edades comprendidas entre los 16 del mayor y los 9 de la pequeña- se mantengan alejados de Madrid al menos hasta que los chicos terminen los estudios. Lejos de Madrid pero no en Lisboa.
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