Moncho, el 'superaragonés’ que promueve el chapurriau frente al catalán desde Alemania
- Ramón Guimerá, filólogo, traduce grandes clásicos de la Literatura al chapurriau para proteger del catalán la lengua que hablaba de niño.
- El chapurriau es una lengua hablada por alrededor de 3.000 personas en la zona oriental de Aragón.
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Moncho tiene un ideal: conservar la lengua que hablaba de niño en Beceite, un pueblecito de quinientos habitantes a orillas de Teruel. Con su padre y sus amigos ríe, quiere y llora en chapurriau. No en catalán, valenciano o aragonés. Chapurriau.
Para brindar a su idioma la inmortalidad del papel, se ha puesto a traducir grandes clásicos de la Literatura. Ha puesto el punto final a La Perla, de John Steinbeck; y ahora echa el resto para culminar El Decaméron, de Boccaccio. Es una tarea ingente, quizás sólo al alcance de un superaragonés.
La hazaña imposible de Ramoncho Guimerá -40 años- germina en un estudio de Bad Hersfeld, Alemania. Le llaman "pirado" -"eso me lo dice cualquiera"-, pero también le insultan y le amenazan a través de Facebook. Él identifica a los acosadores como un grupo de nacionalistas catalanes que "intenta engullir el chapurriau".
Es difícil cifrar cuántas personas hablan esta lengua de la zona oriental de Aragón. Sus partidarios han llegado a recabar más de 3.500 firmas y el grupo de Facebook reúne a 1.400 miembros. Moncho, en conversación con este diario, aclara que él no está en contra del catalán. Lee en esta lengua y se entiende perfectamente en este idioma. Pero critica el afán de ciertos grupúsculos nacionalistas que pretenden "absorberles".
Con sus traducciones, Moncho procura marcar las fronteras entre una y otra lengua. Cuenta con una gruesa dificultad: no existe siquiera un diccionario del chapurriau. Para más inri, la Real Academia Española de la Lengua (RAE) sólo recoge el término en forma de verbo: "Chapurrear es hablar una lengua con dificultad y cometiendo errores". Sobre este punto, el idealista aragonés discurre: "Fíjate qué curioso. Los nacionalistas catalanes se agarran a la RAE para justificar la absorción". Otra de sus técnicas consiste en actualizar una lista de palabras en chapurraiu que no existen en catalán.
A modo de recambio, este licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Zaragoza aporta una definición recogida por un diccionario de Frédéric Mistral, de finales del siglo XIX. "¡Antes de la gramática de Fabra, que estableció lo que ahora es el catalán estándar!". Dice así: "Llamamos 'champouirau' o 'champourrau' a una jerga compuesta de español, italiano, portugués y provenzal hablada por extranjeros que frecuentan nuestras costas".
Moncho asegura que el chapurriau aloja "muchas diferencias gramaticales" con el catalán, más allá de que puedan entenderse los hablantes. También apunta que el chapurriau varía sensiblemente de un pueblo a otro; o lo que es lo mismo: entraña muchos dialectos.
Las traducciones de Moncho
En sus traducciones, emplea lógicamente el chapurriau de Belceite, el suyo. Pero también incluye palabras de otros lugares que conoce a través de sus amigos. Acaba de vender, vía Amazon, cuatro ejemplares de La vida de Pedro Saputo, de Braulio Foz -un autor local del siglo XIX-. "Los colgué en septiembre. El resto de obras no puedo porque no tengo los derechos. El Decamerón lo voy poniendo en mi web conforme voy avanzando, pero es muy complejo debido, principalmente, a su antigüedad. Ahora me ayudarán a promocionarlos distintas asociaciones culturales", reseña Moncho.
Todo empezó hace quince años. Dio a leer una obra de teatro y algunos poemas a un autor de su pueblo, un catalanista. Le dijo que eso era catalán, que nada de chapurriau. "Ya no le dejé ningún material más. No sólo se puede traducir del español, también podría hacerlo del propio catalán".
La política les da la espalda. A izquierda y derecha. El PSOE y sus socios, actualmente en el Gobierno autonómico, sólo aceptan dos lenguas, además del castellano: el catalán de Aragón y el aragonés. El PP catalogó el chapurriau como "lengua del Aragón oriental". "No nos apoya ninguno. Las normativas nos perjudican, por eso luchamos a nuestra manera".
A pesar de sus cinco años en Alemania, Moncho no ha perdido el acento. Vive allí con su pareja y trabaja en una empresa de logística, que surte de miles de libros a Amazon. "Esos pasan por mis manos, pero no tengo que leerlos", bromea. Su madre es castellana, pero su padre siempre vivió en Belceite. Con él, chapurriau. Con sus amigos en el patio del colegio, chapurriau. Ahora, a miles de kilómetros, chapurriau. Su lengua le permite referirse a la niebla de tres formas distintas.
Ah, por cierto, El Decamerón de Ramoncho dice así:
"Martellino, fen vore que estabe paralític, impedit, tullit, simule curás damún de la sepultura de San Arrigo y, vist lo seu engañ, lo esbatússen; y después de sé pessigat y apresat y en perill de sé penjat, conseguíx escapás".