Sánchez en el desierto del Sáhara: la desbandada de sus aliados le deja solo en un hemiciclo semivacío
La mayoría de diputados de Podemos, Esquerra Republicana y Bildu salieron del Congreso para no oír las explicaciones de Sánchez sobre el Sáhara.
9 junio, 2022 02:10Noticias relacionadas
La comparecencia del presidente Pedro Sánchez ante el Congreso para explicar su cambio de posición sobre el Sáhara Occidental, la nueva etapa diplomática abierta con Rabat y la última cumbre europea creó más expectación entre los periodistas que entre los propios diputados.
A pesar de la trascendencia de los asuntos tratados, buena parte del Hemiciclo permaneció vacío durante las casi seis horas de debate, que se abrió a las nueve de la mañana con la intervención del presidente. Especialmente notoria fue la desbandada entre los socios del Gobierno: Unidas Podemos, Esquerra Republicana, Bildu...
La explicación parece clara: mostraban así su disconformidad con las tesis planteadas por el presidente Pedro Sánchez en lo tocante al Sáhara, donde estos grupos mantienen posiciones divergentes. Los corrillos de políticos y periodistas en el patio del Congreso eran un hervidero de comentarios, mucho más animado que el interior de la Cámara.
Los socios de Sánchez no querían que el presidente les explicase las ventajas de la nueva etapa abierta con Marruecos. Intentando minimizar las discrepancias en el seno del Gobierno, Pedro Sánchez explicó con un tono didáctico que la nueva posición de España apoyando el plan marroquí para el Sáhara es la más realista y nos alinea con otros países como Francia o Alemania.
A las doce del mediodía, los huecos en el hemiciclo eran escandalosos.
Sánchez comparecía en el Congreso a petición del PP, y se mostró especialmente duro con este grupo. Tras escuchar la intervención de su portavoz, Cuca Gamarra, elevó el tono aludiendo a la foto de las Azores y el "conflicto bélico" de Aznar en el islote Perejil.
Pero Pedro Sánchez no se enfrentaba sólo a las críticas del PP, sino a los reproches de sus socios de investidura que le acusaron de "traicionar al pueblo saharaui". El diputado de Bildu Iñarritu García citó a Lord Palmerston para equiparar la postura española con la británica: “El Reino Unido no tiene ni aliados eternos ni enemigos perpetuos. Tiene intereses eternos y perpetuos, y hay que vigilarlos”.
El portavoz del PNV Aitor Esteban no dudó en atribuir al régimen de Mohamed VI el espionaje al presidente del Gobierno y a tres de sus ministros con el software Pegasus, para concluir que Sánchez ha acabado cediendo ante todas las exigencias del sátrapa marroquí.
Antes de abandonar la Cámara, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, auguró que la guerra en Ucrania provocará una hambruna en África, que se "encaramará en la frontera de Ceuta y Melilla". Y advirtió a Pedro Sánchez que su implicación con los planes de la OTAN puede llevarle a acabar como Aznar: "Se empieza así y se acaba haciéndose una foto con dos criminales de guerra en las Azores, señor presidente".
Pedro Sánchez escuchó estos reproches de sus socios desde el banco azul junto a José Manuel Albares, que pocas horas después sufriría el mayor desplante de su etapa como ministro de Asuntos Exteriores: el anuncio de que el régimen de Argelia rompe el tratado de amistad y vecindad con España.
El Gobierno de Argel enviaba así una señal inequívoca de que no encuentra en absoluto satisfactorias las explicaciones de Sánchez sobre el abandono del Sáhara Occidental. Sus socios de Gobierno tampoco.
La portavoz popular Cuca Gamarra -que había instado la comparecencia sobre las relaciones con Marruecos- lo resumió en su última intervención afirmando que el presidente abandonaba el debate "más débil y con un Gobierno cada día más roto".
Antes, había puesto en evidencia que Sánchez no cuenta con el apoyo de "la mitad de su Gobierno" respecto al Sáhara, ni para enviar armas a Ucrania, ni para celebrar a finales de junio la Cumbre de la OTAN en Madrid.
Pedro Sánchez ya compareció el pasado 30 de marzo para hablar de su cambio de posición sobre el Sáhara, con una treta parlamentaria similar, mezclando esta cuestión con las conclusiones del Consejo Europeo que se había celebrado los días 24 y 25 de aquel mes. Esto le permitió dedicar más tiempo a la ayuda a Ucrania y su plan de medidas contra los efectos económicos de la guerra, que a las relaciones diplomáticas con Marruecos y Argelia.