Óscar Puente en ChatGPT: "Yo no dije eso de Sánchez y Bildu. ¡El robot me confunde con Page!"
"Hay que acabar con el anonimato en las redes. Si no, pueden llamarnos corruptos y puteros con impunidad" / "Soy partidario de ir a todas las emisoras. / "Ayuso no tiene reacciones normales, no es una persona equilibrada mentalmente".
8 mayo, 2023 02:43Hemos venido a hablar de inteligencia artificial, pero la tecnología que invade esta mañana el despacho del alcalde de Valladolid es la de los sumerios. Quinto siglo antes de Cristo: la rueda. Óscar Puente está sentado a la mesa... en una silla de ruedas. Hace una semana, se rompió el tendón que conecta la rodilla con el cuádriceps.
Es como entrar a ver a Darth Vader. Al rozar la mesa con sus pantorrillas, no tiene margen de movimiento. Así que cuando entramos y decimos "buenos días", responde sin darse la vuelta. De espaldas.
Este despacho parece el coro de una catedral. Todo de madera, techos altos, mobiliario de siglos pasados. Ambiente medieval. La silla de ruedas parece un verdadero síntoma de modernidad.
Puente es un político relevante para hablar de tecnología y posverdad porque, al poner su nombre en Google, aparece en el centro de mil y una polémicas nacidas en el proceloso mar de las redes sociales. De hecho, el otro día, cuando se cayó y se partió la pierna, no hicieron falta ni cinco minutos para que recorriese España el vídeo donde se le ve retorcerse de dolor.
–Vivimos un Gran Hermano permanente. Conocimos su lesión casi en directo.
–He pensado mucho sobre eso estos días. Un episodio así hace que te des cuenta con mucha más conciencia: todo lo que hace un político –enfatiza el "todo", dando a entender que también se refiere a su vida personal– acaba en las redes sociales. Unos han sentido mi dolor y otros lo han disfrutado.
–¿Cuáles han sido más?
–Afortunadamente, la relación es de nueve a uno en favor de los que me han acompañado.
–Eso es muy tranquilizador desde un punto de vista social.
–Sí, pero aunque sean muchos menos los que se mofan… Perturba, ¿sabe? Yo, cuando veo a alguien pasándolo así de mal, también lo paso mal. Hay gente que disfruta con el dolor de los demás. Me asombra que haya gente que odie tanto como para eso.
Cuando se viralizó el vídeo de Óscar Puente tirado en el suelo y gritando de dolor, se produjo un debate en las redacciones que tiene mucho que ver con la tecnología: cómo filtrar ese material de cariz más íntimo y que recibimos con inmediatez.
A grandes rasgos, dos posturas: unos sostienen que resulta pornográfico publicar ese dolor y otros arguyen que, al estar en el ejercicio de sus funciones como alcalde, la lesión reviste interés informativo. Como cuando el deportista, en directo, se rompe y la televisión enfoca de cerca sus lágrimas.
–¿Qué les diría a quienes piensan que el vídeo sí tiene interés informativo?
–En parte, estoy de acuerdo con ellos. Pero con algunos matices: el futbolista forma parte de un espectáculo que se transmite en directo. Y la lesión ni se puede ni se debe ocultar. Mi vídeo lo grabaron unos trabajadores de la obra que estaba visitando. Si me pasa en una rueda de prensa, entiendo la grabación. Pero que un trabajador deje su trabajo para eso…
–¿Usted lo habría publicado de ser periodista?
–No critico a quienes lo han hecho. Critico el pie de foto que le pone al vídeo alguna gente. Me refiero a quienes buscan extender la falsedad y la mofa. Por ejemplo a los que dicen: "Eso le pasa por hacer inauguraciones en periodo electoral". No era ninguna inauguración, ni siquiera había prensa convocada. O a los que se ríen directamente de mi dolor. No me ofende que me vean llorar, todo lo contrario. He llorado mucho en mi vida. No fui educado en ese machismo según el cual llorar es cosa de mujeres. He llorado más que mi hermana.
La lesión de Ronaldo
Una de las críticas más extendidas a raíz del vídeo fue en relación al grito de Puente: "¡En este momento no!". El alcalde daba a entender la rabia que sentía por haberse lesionado justo antes de empezar la campaña electoral donde va a jugarse el puesto.
Otra vez el símil futbolístico, el del jugador que llora porque se quiebra una semana antes de disputar una final. Ahora es Puente quien pone el parecido sobre la mesa, y no nosotros: "¿Alguien de verdad piensa que no se me pasa eso por la cabeza cuando me rompo? Llevo 16 años dedicado a esta ciudad. ¡Claro que me duele lesionarme ahora! ¿Cómo puede parecer malo eso?".
El destino ha vuelto a unirle con Ronaldo Nazario, que es el presidente del equipo de esta ciudad, el Real Valladolid. El delantero brasileño sufrió una lesión muy parecida a la del alcalde.
–¿Le ha dicho algo?
–Sí, me mandó un mensaje desde Nueva York. Comentamos el parecido de nuestras lesiones. Es un dolor terrible, nunca había sentido algo así. El Valladolid, igual que los dos equipos de rugby de la ciudad, me ha ofrecido sus servicios médicos para la rehabilitación, pero lo he rechazado. El Ayuntamiento tiene los suyos y muy buenos.
Óscar Puente se muestra conmovido por el apoyo de sus adversarios políticos. Asegura que "todos" le han llamado y menciona, en concreto, el telefonazo de Irene Carvajal, la candidata de Vox.
Le planteamos ahora el debate que solemos afrontar en esta serie: ahora que la tecnología posibilita el acceso a tanta información, ¿hasta dónde debe saber el ciudadano? ¿Dónde se pone el límite a la omnipresente "transparencia"?
–¿Debe saber un ciudadano cuántas casas tiene, cuánto gana o cuánto dinero tiene el político?
–No sólo deben saberlo, sino que así lo marca la ley. Mis bienes están registrados, cualquiera puede consultarlos. Hoy son los mismos que cuando llegué a la alcaldía. Las instituciones deben tener ese acceso para verificar que el político no se enriquece de manera sospechosa en el ejercicio de su cargo.
–Usted dice llevar mucho tiempo sufriendo una "campaña contra su vida personal". ¿Teme que la inteligencia artificial sirva para dibujarle en lugares que no ha estado, con personas que no ha estado, etcétera?
–España ha sido un país más sano que los anglosajones en lo que se refiere a la intimidad de los políticos. Dicho esto: la inteligencia artificial podría ser un paso más de lo que ya vivo: la publicación de fotos mías privadas y descontextualizadas. Ahora podría aparecer asesinando a alguien. Sí, tengo un temor real.
–¿Qué ventajas e inconvenientes le encuentra a la inteligencia artificial?
–No tengo una opinión formada todavía. Necesitamos más tiempo para comprender qué implica el uso que hacemos ahora, por ejemplo, del ChatGPT. Pero sí creo que la inteligencia artificial nos va a ayudar mucho a manejar los datos. Eso puede ser útil para la gestión municipal: tráfico, transporte público, medioambiente…
Puente, tuitero empedernido, revela que ha hablado con Pedro Sánchez de la "laxitud" de las leyes en relación a las redes sociales. Dice: "Tenemos normas del siglo XX para afrontar las realidades del siglo XXI".
A diferencia de lo que ocurre con la inteligencia artificial, Puente reitera que ya tenemos "información de sobra" para emprender la "regulación de las redes sociales". Es consciente de que lanzarse a eso implica el riesgo de vulnerar la libertad de expresión. Pero advierte: "Esa libertad, como el resto de derechos, también debe tener sus límites".
–¿Qué le ha dicho usted a Sánchez?
–Le he trasladado mi opinión. Le he dicho que, como no abordemos este tema con valentía, acabaremos mal. Y los mayores interesados en esa regulación deberían ser los medios. Sí, ustedes. Porque firmáis los artículos, filtráis y contrastáis la información. Y competís con el bulo. Así es imposible ganar.
–Diga más.
–Pintar a Óscar Puente como un degenerado vende mucho más que pintarlo como un tío normal que hace su trabajo. Esto último no vende una mierda. Los medios serios compiten con quienes venden ficciones. Ustedes van con el BOE y los del bulo con Netflix.
–Pero, ¿cuál es su propuesta? ¿Cómo regularía las redes sociales?
–Cuando el juez se postula sobre una denuncia acerca de algo ocurrido en redes, ya es tarde. Ya has sido aniquilado. Lo primero que haría sería acabar con el anonimato. No permitiría que opinase la gente en redes sin estar identificada. Kuchichichó227 te puede llamar cocainómano y putero con toda la impunidad del mundo. ¡Que dé la cara!
–¿Algo más?
–Sí. Haría responsables civilmente a las plataformas de las consecuencias de los actos sucedidos en su interior. Ya verán cómo espabila Twitter cuando tenga que responder por los delitos que se cometen utilizando su red. No, oiga, ustedes son responsables, como mínimo, subsidiariamente.
Puente aprovecha la coyuntura para proclamarse "impoluto": "¡No me han llamado a declarar en la vida!". Asegura que le han puesto cuatro querellas y que "nunca" lo han requerido en el juzgado.
Puente frente al ChatGPT
El alcalde de Valladolid es una mina de titulares. Estamos a punto de comprobarlo. Le proponemos un juego que, por supuesto, acepta. Le hemos preguntado al ChatGPT cuáles son las mayores polémicas de Puente. Una pregunta realmente difícil porque no podemos siquiera responderla nosotros, pese a dedicar un buen rato a googlear.
A Puente le divierte la idea y estira los brazos hacia delante, como poniéndose cómodo. Se va acercando una reunión, pero hace un gesto con la mano: "Sigue, sigue". A ver qué pasa.
–¿Cuáles han sido sus mayores polémicas? Luego le decimos qué responde el robot.
–El yate, sin duda. Me hice un viaje de dos días a Formentera y esa ha sido mi mayor polémica.
–La izquierda en yate. ¿Por eso? El robot no menciona este caso, luego le contamos la respuesta que ha emitido.
–Dije que el próximo verano haré senderismo. Además, yo siempre he esquiado, que también debe de ser de derechas.
–Pero, ¿se le criticó por el mero hecho del yate o por quién había pagado ese viaje?
–Porque me invitó un amigo.
–Si le invitó un amigo, no tiene nada de reprobable, salvo que ese amigo sea un contratista del Ayuntamiento.
–Fue un contratista, pero antes de eso era y es muy amigo mío. Nos vendió las mascarillas en la pandemia. Se montó un cirio tremendo, pero todo se aclaró.
–¿Se arrepintió de haber aceptado la invitación de un contratista para ir de vacaciones en su yate?
–No. Porque yo había ido en su barco doscientas veces antes de eso. Nos hizo un favor. Él ya tenía las mascarillas vendidas a otro cliente y le pedí que nos las vendiera a nosotros. Además, es que no había ningún misterio. Antes de aquello, avisé a toda la oposición: "No quiero líos. Tenemos esta oportunidad para conseguir las mascarillas, pero es amigo mío". La compra fue aprobada por el pleno.
–La política no es sólo ser bueno, sino parecerlo.
–Somos muy amigos, claro que sí. Por eso me vendió las mascarillas. Si no, no habríamos tenido acceso. Nos las vendió por un precio inferior al del mercado. Es vasco, no es vallisoletano. No ha hecho nunca otro contrato con el Ayuntamiento, ni antes ni después de la pandemia. Utilicé a mis amigos para hacer un favor a la ciudad, no al revés. Quedó absolutamente claro. El Ayuntamiento pagó un tercio de lo que pagó la Comunidad de Madrid a un familiar de Ayuso.
–Le pusieron una querella.
–Fue el PP oculto tras una asociación. He salido con las manos limpias y ellos han tenido que pagar las costas del juicio. Cuando di toda la información antes de cerrar el contrato, estaban todos los partidos y el interventor delante. Luego me ven en el yate y se rasgan las vestiduras. Nos vendió 50.000 euros en mascarillas. ¿Sabe cuánto factura este empresario? Cuarenta millones de euros al año.
–El robot señala como mayor polémica que llamó usted a Rajoy "mequetrefe".
–Eso no es nada. ¡Va muy suave la inteligencia artificial!
–Por cierto, ha reaparecido Soraya Sáenz de Santamaría para hacer campaña frente a usted en Valladolid. ¿Le puede quitar votos?
–Me alegré mucho. Escuché que anduvo delicada de salud, no sé si es cierto. Pero la vi fenomenal y me llevé una alegría. La conozco, le tengo mucho aprecio. Pero grabó el vídeo en la estación, como si hubiera venido y se hubiese marchado. Es apoyar sólo con la puntita.
Puente y Ayuso
–Otra polémica: escribió en Twitter que Ayuso tiene "dudoso equilibrio mental". El robot dice que pidió disculpas y lo retiró.
–No es verdad. Sí que dije eso, pero no pedí disculpas.
–Me sorprende que diga eso el alcalde de Valladolid. ¿No debería ser psiquiatra?
–Lo dije y lo digo en términos coloquiales, no clínicos. Ayuso es una persona que no tiene reacciones normales: miradas, frases y un estado de alteración que me llama la atención. Todo esto probablemente podría decirlo alguien de mí.
–Y le indignaría.
–Anda que no han dicho cosas peores. Me baso en su comportamiento y en sus declaraciones. Ayuso no es una persona equilibrada.
–También dijo que es "un peligro para Madrid". ¿Lo sigue pensando?
–Si los madrileños la votan, será que les gusta. Para mí, es mucho más duro y elocuente lo que dijo José María García: "Tú hablas 15 minutos con ella y dices: ‘Si no hay una cosa mejor en este país, cerremos la tienda’". Cuando Ayuso está en el guion que le escribe Miguel Ángel Rodríguez es una cosa, pero cuando improvisa vemos lo que hay. Y es muy inquietante.
–¿Tiene claro que sigue un guion?
–Absolutamente, no me cabe ninguna duda. Conozco muy bien a Miguel Ángel Rodríguez. Es vallisoletano.
–¿A qué atribuye, entonces, que Ayuso se haya convertido en un fenómeno popular más allá de la política?
–Es un fenómeno rock, es verdad. Un icono. Si tuviera esa respuesta, no estaría donde estoy. No tengo tantos conocimientos de sociología política, ni siquiera de la psique humana.
En los últimos días, Isabel Rodríguez ha sido portada en la mayoría de periódicos. La Junta Electoral Central ha expedientado a la portavoz del Gobierno por hacer un "uso partidista" de las instituciones. Hablando en plata: por llamar al PP "partido antisistema" en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
Se da la casualidad de que, diez días atrás, Óscar Puente fue expedientado debido al mismo motivo. En este caso, por unas comparecencias, a priori institucionales, compartidas con el ministro de Industria.
–¿Utilización partidista de las instituciones?
–Le voy a dar una primicia: he recurrido y me han estimado el recurso. Veo una línea muy difusa en todo esto de lo que hablamos. No puedo dejar de ser alcalde de Valladolid por mucho que comparezca en tal sitio. Vino el ministro a reunirse con una empresa que se va a instalar aquí. Es normal que informemos del contenido del encuentro. Luego nos lo llevamos a ver un proyecto en marcha del Ayuntamiento, sufragado en parte por su ministerio. ¿Eso es "exhibir los logros"?
–En el caso que comenta, es cierto que resulta más difuso. Pero las declaraciones de la ministra portavoz son mucho más claras.
–¿Qué hacen todos los días Ayuso y Mañueco en lugares similares? En el mundo en que vivimos, no me parece tan relevante dónde se dicen las cosas. Otra cosa es que se considera "una vulneración de la neutralidad". Me parece que esa interpretación está desfasada. ¿Qué más da que lo diga en mi Twitter que con el escudo del Ayuntamiento detrás? ¡Soy el mismo! Como si todo esto moviera algún voto…
El votante de izquierdas
–A usted que le gusta el fútbol, imagino que habrá visto en el VAR la repetición de las imágenes con Bolaños y el protocolo. ¿Cuál es su opinión?
–No me he enterado bien. Que si le han invitado, que si no le han invitado… Si va un ministro y pide estar, pues le dejas y ya está. No entiendo la polémica. De este fango, salimos perdiendo todos. Y cuando perdemos todos, generalmente se resiente más la izquierda.
–Un momento, un momento. ¿Por qué en el fango "se resiente más la izquierda"?
–Porque la derecha se resiente menos con estas cosas. Al votante de izquierdas, el lío le espanta.
–Eso es como decir que el votante de izquierdas es más puro y tiene más sentido de la moral.
–No me cabe ninguna duda. El votante de izquierdas soporta menos.
–Entonces, usted cree en la superioridad moral de la izquierda.
–Eso es constatar un hecho. El votante de derechas aguanta más. Es así. Está demostrado científicamente. Si no, ¿cómo podría el PP haber resistido en este país con todo lo que tiene detrás?
–La Gürtel, Barcenas, es verdad, lo que usted quiera, pero, hombre, ¿puede el PSOE dar lecciones de corrupción? Los GAL, Filesa, Rumasa, Ibercorp, los ERE.
–El PSOE pagó bastante alto el precio de eso que usted dice.
–El PSOE gobernó casi catorce años seguidos y perdió de milagro cuando toda esa corrupción ya se conocía.
–Porque el de enfrente era muy malo.
–El votante de izquierdas no huyó en desbandada ante la corrupción.
–Sí huyó. Hubo una desafección muy grande. Se vio claramente en Andalucía con los ERE.
Sánchez y Puente
Óscar Puente, aquí donde lo ven, tan expansivo y tan poco aferrado al argumentario, fue hasta hace un telediario el portavoz de la Ejecutiva del PSOE. Con cierta lógica, no le dejaban dar las ruedas de prensa. Tampoco él lo pedía. Pero, orgánicamente y sobre el papel, era el portavoz.
Cuando lo entrevistábamos, era una mina. Porque si, total, da igual dónde se digan las cosas, se podía titular: "El portavoz del PSOE dice". Y a continuación uno de los misiles de Puente. El último en este periódico fue tal que así: "Felipe y Alfonso ya no tienen el menor predicamento en las sedes del partido. Sólo buscan hacer daño al PSOE".
Poco tiempo después de esa entrevista, Sánchez tomó cartas en el asunto y relevó a Puente de la portavocía, cosa que a él no le importó. Solía decir: "Es una temeridad que Pedro me pusiera ahí". Los alcaldes acaban mal en las portavocías. Almeida estuvo a punto de palmar cuando lo nombró Casado.
–El robot dice: Pedro Sánchez y Óscar Puente "comparten una ideología política similar y una agenda común". ¿Es cierto?
–La ideología es obviamente similar porque formamos parte del mismo partido. En cuanto a la agenda, no estoy tan seguro. La mía es puramente local; la suya, no. Compartimos cuestiones como la preocupación por el planeta, la salud, la movilidad, la energía… Soy una persona creyente y Pedro no. Tenemos nuestras diferencias. Tengo una opinión sobre su gestión.
–¿Cuál?
–En el contexto en que se ha tenido que mover, una pandemia y una guerra, sus cifras de empleo son sinónimas de una gestión eficiente, que además ha fortalecido los derechos de los trabajadores. Está haciendo un grandísimo trabajo.
–Sobre la "agenda común" de la que habla el robot. Sospecho que usted difiere en algunas medidas importantes. ¿Qué hay de la reforma de la sedición? No manejo ninguna encuesta, pero me cuesta creer que haya una mayoría en Valladolid a favor de pactar la eliminación del delito de sedición con los políticos independentistas que lo cometieron.
–No me corto: creo que la reforma de la sedición no genera en mi ciudad ninguna controversia. Tenía una explicación y una finalidad que se podían entender. Estamos hablando de gente que ha pagado su delito con cárcel. Había necesidad de ciertos gestos que ayudaran a distender la situación en Cataluña. Me parece bien.
–¿También está de acuerdo con la reforma de la malversación?
–No. Porque no me parece que haya que diferenciar entre el que malversa para llevarse el dinero al bolsillo y el que lo hace para celebrar un referéndum ilegal.
–De hecho, ¿no tendría que ser al revés? Para el ciudadano, es mucho más peligroso lo segundo que lo primero.
–Ambas cosas atentan contra los pilares del Estado de Derecho. No había hecho esa reflexión que usted dice, pero puede ser válida.
–El Gobierno decía que había que derogar el delito de sedición para "homologarse con Europa". ¿Ahora no habría que dar marcha atrás con la malversación precisamente debido a ese argumento?
–Probablemente le toque hacerlo. ¿Por qué no? Desde el punto de vista de la relación con la UE, Sánchez lleva una ventaja tremenda. Tiene muy clara la vocación europeísta de España y del PSOE. Si hay que armonizar esa figura delictiva, el Gobierno lo hará.
–No es muy de izquierdas reformar el código penal para privilegiar a un grupo de poderosos, en este caso Esquerra Republicana y Puigdemont.
–Yo no lo vería así. Porque la reforma de la malversación fue demasiado a la carta. Tuvo que ver con buscar una solución política a Cataluña, aunque fuera a través del Código Penal.
–¡No es poco!
–No es poco, pero hay que ser honesto en el análisis. A medio y largo plazo, las consecuencias de la reforma serán irrelevantes. Porque estas circunstancias no creo que se vayan a volver a dar. Hoy, la situación en Cataluña es incomparablemente mejor a la de los días del referéndum. Se trata de una solución de circunstancias que no es la más correcta.
–Le hemos preguntado al robot qué piensa usted de los pactos del PSOE con Bildu. Responde esto: "En noviembre de 2020, tras el apoyo de Bildu a los presupuestos generales del Estado, Óscar Puente declaró públicamente su rechazo a la decisión, afirmando que era ‘incomprensible’ que el PSOE se hubiera aliado con una fuerza política que no condena el terrorismo de ETA".
–Yo no he dicho eso. El robot me está confundiendo con García-Page. ¡Le habéis metido los datos de Page! No se está haciendo toda la pedagogía que se debería sobre los pactos con Bildu.
–¿A qué se refiere?
–Bildu no es ETA, no es verdad. Ese mundo es mucho más complejo. Hay mucha gente dentro que jamás ha estado en ETA y que siempre ha estado enfrente. Es cierto que gente como Otegi no ha condenado y que…
–Otegi es el candidato y líder del partido.
–Pero todo es mucho más complejo. ¿Cuántas veces les dijimos que hicieran política y que dejaran de matar? Hubo quien les llamó "Movimiento Vasco de Liberación Nacional" y no fue el PSOE. ¿Cuánto tiempo vamos a estar con este tema? ¿Cuánto tiempo vamos a estar recurriendo a ETA para descalificar cualquier acuerdo al que se llegue con Bildu? El qué es mucho más importante que el con quién. Hemos subido el SMI con Bildu. Yo, por ejemplo, no quiero que se gobierne con Vox y pedí que el PSOE ofreciera al PP sus votos para evitarlo.
–No le hicieron caso.
–No se puede estar todo el día diciendo qué malo es fulanito y luego permitir que entren en el gobierno.
–Imagino, entonces, que si el PP gana las elecciones pero necesita a Vox, usted pedirá a Sánchez que ofrezca sus votos a Feijóo.
–Feijóo no ha votado a favor de nada del Gobierno. No ha apoyado ni la subida de las pensiones. ¿En qué condiciones estaría para pedir eso?
–¿Le gustaría que el PSOE ofreciera al PP los votos para evitar la entrada de Vox en el Gobierno y que el PP se los ofreciera al PSOE para evitar la de Podemos?
–Eso, tal y como está España, es inviable.
–¿Le gustaría?
–Creo que Sánchez va a volver a ganar las elecciones. No tengo ninguna duda. El PP sufre un problema muy claro de liderazgo. No veo a Feijóo cuajando como líder del PP. Y la coalición de izquierdas no me disgusta, no me parece que sea un problema.
–Le recuerdo que…
–Es verdad que con Podemos hemos tenido dificultades muy serias, cosas que no deberían haber sucedido. Por ejemplo, la Ley del sólo sí es sí.
–Por coherencia, si gana el PP, ¿volverá a pedir a Sánchez que se abstenga para que Feijóo gobierne sin Vox?
–Sánchez va a ganar.
–¿Y si no gana?
–Tendría que pensarlo.
–Ahora ya no es tan peligrosa la extrema derecha.
–Feijóo se abstuvo en la moción de Vox. Casado por lo menos votó en contra. Feijóo es otro Rajoy, pero más flojo.
–No es fácil saber qué piensa Sánchez de todo esto. Siempre va a la Cadena Ser. Nunca a Onda Cero, la Cope o Radio Nacional. Usted, en cambio, va una vez al mes a todas estas emisoras, a Esradio, etcétera.
–Yo no llevo la política de comunicación de Moncloa. Soy partidario de ir a todas partes. A mí me llaman para hacer una entrevista y la hago. Aquí está usted. Hay que explicarse, esa es mi opinión. Uno tiene más que ganar explicándose que callando. Estoy convencido de que no es una decisión de Sánchez, sino de sus equipos.
–¿De verdad lo piensa?
–Sus razones tendrán. Yo tampoco vivo en mi ciudad la situación de acoso y manipulación informativa que vive Sánchez. Mi escenario mediático es más neutro. A lo mejor, si yo viviera en ese clima, también pensaría: "No tengo nada que ganar allí".
Valladolid
Apagamos el robot y nos metemos de lleno en este Valladolid que se ve por la ventana: el de la Plaza Mayor más grande de España, el de la muerte de Colón, el de la casa de Cervantes.
–¿Qué le dicen sus encuestas? He visto algunas que dicen que la gobernabilidad depende de un escaño. Lo tiene complicado.
–A mí las encuestas de intención de voto no me interesan nada. Hace cuatro años pagué una encuesta supuestamente buenísima a un mes de las elecciones. Saqué dos concejales más. Me interesan los cualitativos: a cuánta gente le parece bien el gobierno, cuánta gente quiere cambiar, cuáles son las preocupaciones principales, qué piensan sobre la limpieza o el transporte público. Yo hice una porra y es pública: voy a sacar 13 concejales, mis socios 2, el PP 10 y Vox 2. Eso es lo que creo.
–Es usted enemigo de los patinetes eléctricos. En París se ha hecho un referéndum sobre su prohibición. Ganó el "no" y se prohibieron.
–Aquí no ha hecho falta referéndum. El alcalde ha tomado la decisión interpretando la voluntad ciudadana.
–Eso es despotismo ilustrado.
–No, eso es saber lo que piensa la gente para la que trabajas. Conozco esta ciudad como la palma de mi mano. Tengo 54 años. Aquí he nacido, aquí he vivido, aquí nació mi madre. Mientras yo sea alcalde, no habrá alquiler de patinetes. No puedo prohibirlos, pero no quiero patinetes tirados por las aceras ni fomentar un medio que no me parece ni mucho menos sostenible.
–¿Qué más cosas que hay en otras ciudades no quiere en Valladolid?
–No quiero la suciedad de Madrid, ni su política de movilidad. Están pidiendo a gritos una transformación en la movilidad: tiene metro, autobús, cercanías… y vive esclavizada al automóvil, con vías sobredimensionadas y espacio público desequilibrado en favor del vehículo privado. Tampoco quiero Ámsterdam. Soy defensor de la bici, pero tampoco eso. En el término medio está la virtud.
–Y al revés: ¿qué cosas de otras ciudades le gustaría traer a esta ciudad?
–Mi ciudad tiene prácticamente de todo. Soy miembro del Consejo de las Regiones de Europa. Me gustaría tener una gestión del residuo más moderna. Hay mucho recorrido y en Alemania se hace mucho mejor. No veo nada que me haga envidiar al resto de ciudades europeas. Cualquier europeo que venga a Valladolid va a sentirse identificado con el modelo de ciudad que practicamos. Se puede respirar, no hay ruido, nos movemos de manera cómoda.
–Ahí va una crítica personal: me da la sensación de que esta ciudad no reconoce a Miguel Delibes como se merece. Delibes es uno de los cinco mejores novelistas españoles de los últimos 150 años. ¿Por qué no pide al Gobierno que le den su nombre a la estación de tren? ¿Almudena Grandes es digna de Atocha y Delibes no es digno de la estación de Valladolid?
–Estoy absolutamente de acuerdo con su percepción. En cuanto a lo de la estación: me parece que hay otras cosas más importantes: Delibes no tiene una casa museo en Valladolid. Y no es culpa mía. Yo tenía la casa, la ubicación. La Junta se metió por medio y nunca más se supo. Vox, que tiene la Consejería de Cultura, anunció una nueva ubicación, pero el tema está en vía muerta.