Sánchez cree que ganará si alimentando la tensión logra la participación más alta desde el año del 11-M

Sánchez cifró esa participación "entre el 73 y el 76%". De cumplirse este pronóstico, sería la participación más alta desde el año 2004, el año del 11-M, en el que hubo una gran movilización y acudió a votar el 77,2% de los españoles censados.

En España sólo se ha alcanzado un 76% de participación en Democracia en cuatro ocasiones: 1982 y 1993 (primer y último triunfos de Felipe González: 79,9% y 76,4%, respectivamente); 1996 (primera victoria de José María Aznar: 77,3%); y 2004 (primera victoria de José Luis Rodríguez Zapatero: 77,2%).  

A fin de conseguir el objetivo de darle la vuelta a la situación tras la derrota del 28-M a contracorriente de lo que dicen todos los sondeos salvo el CIS, el presidente del Gobierno trata de alimentar la tensión. De ahí la ronda de entrevistas en radios y televisiones alentando el miedo a que gobierne el PP con Vox. Este lunes, en la Ser, dijo que la sostenibilidad del sistema de las pensiones "está en peligro si gobierna la derecha".

En cuestión de días, Sánchez está protagonizando tantas intervenciones en radios y televisiones como las de toda la legislatura. Onda Cero, La Sexta, cadena SER, Antena 3... Estas apariciones mediáticas tienen el claro objetivo de liderar la iniciativa y provocar "una reactivación del electorado progresista". 

Sin embargo, los analistas coinciden en señalar la dificultad de disparar la participación a niveles como los que pretende Sánchez. 

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Expertos en sociología y demoscopia como Gonzalo Adán, director de SocioMétrica, advierten de que medir la participación es "más difícil que predecir quién va a ganar las elecciones".

En cualquier caso, en su opinión, el número de votantes difícilmente superará el 70%. Y aporta tres argumentos. En primer lugar, las fechas. "Un 23 de julio la gente está a otra cosa, está en 'modo verano' y votar no está entre sus prioridades", alega Gonzalo Adán.  

Empacho electoral

Por otro lado, influye un factor de empacho electoral. Y es que el 23-J no habrán transcurrido ni dos meses desde que se celebraron las municipales y autonómicas. Su tesis es que unir tanto dos convocatorias termina "desmotivando" al ciudadano.

"En 2019 hubo que ir a votar dos veces: en abril, la participación fue del 71,7%, pero en noviembre cayó más de cinco puntos, hasta el 66,2%", señala.

A todo esto se suma una desmovilización de la izquierda que, según Adán, se arrastra de antes del 28-M y que es muy difícil de revertir tras el fracaso en aquella jornada. "Una derrota, para un segmento del electorado que ya viene desmotivado, es un golpe que lo abate aún más, y en esas circunstancias, es muy complicado que recupere la ilusión por acudir a votar", explica. 

Además, los expertos consideran que el argumento al que recurre la izquierda para convencer a sus votantes, el del miedo a la derecha y la extrema derecha, es recurrente y no va a tener un efecto notorio.

El director de SocioMétrica tampoco cree que por parte de la derecha el PP o Vox puedan movilizar mucho más a su electorado, ya que está activado y a lo único que puede aspirar es a mantenerlo así hasta el 23-J. Por tanto, tampoco contribuirá a elevar el porcentaje de votantes al tope del 76% que predice Sánchez.

Según el sondeo publicado por EL ESPAÑOL este lunes, el PSOE permanece en segunda posición y lejos del PP, con un 25,5% de intención de voto.