Rufián da la "bienvenida" a Junts al pactismo con el PSOE y advierte a Sánchez: "No se la juegue, créame"

Mientras los despachos del PSOE todavía resonaban con las amenazas de Junts, el hemiciclo del Congreso de los Diputados lo hacía con las de ERC. Los republicanos han firmado en los últimos días el segundo pacto de Gobierno con Pedro Sánchez en menos de cuatro años y saben, por lo menos esta vez, que ya no son los únicos independentistas con capacidad para cortejarle.

"Mire este hemiciclo. ¿Ve alguna alternativa a nosotros? No, ¿verdad? No se la juegue, créame", ha lanzado el portavoz parlamentario de ERC, Gabriel Rufián, que en los últimos días ha recibido escolta oficial por primera vez debido a los disturbios organizados contra la amnistía en Madrid. "Tenemos capacidad para obligarle a acabar con la represión hoy y para que quizá se vote en un referéndum mañana", ha añadido.

El discurso de Rufián se ha dividido en dos partes muy claras, el ataque a la derecha y las advertencias al PSOE, pero el subtexto ha estado plagado de referencias al pulso soterrado que en ERC mantienen con Junts, los otros aliados clave para la investidura. Esto último lo explica absolutamente todo sobre lo que ha pasado esta tarde en el Congreso.

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ERC y Junts comparten el mismo propósito, pero no podrían diferir más en los métodos. Desde que el procés inundara la política catalana, el punto de choque más claro siempre ha sido la relación que se mantiene con el Gobierno de España, principalmente con el PSOE. Los republicanos defienden los acuerdos con la Moncloa para progresar hacia su objetivo; los de Junts, en la ruptura total con el Estado y en ignorar al resto de fuerzas parlamentarias.

Es por ello que Rufián no ha perdido la ocasión de darles una irónica "bienvenida" al pactismo que llevan toda la legislatura afeando. "La única verdad es que ERC hace cuatro años puso una música a sonar y todo el mundo ahora la está bailando", ha resuelto. 

Lo que el portavoz de Esquerra quiere destacar es que, a diferencia de lo que ocurrió en la anterior legislatura, esta vez el PSOE no puede recurrir a la geometría variable de Ciudadanos para sacar adelante algunas leyes, como intentaron con la reforma laboral. Esta vez sólo les tiene a ellos, ERC, a la izquierda y a Junts, que ha visto en esta inesperada importancia una oportunidad de oro para recuperar la hegemonía del independentismo.

Mientras Rufián hablaba, la respuesta de Junts iba por otras vías. En parte para retirar el foco del portavoz republicano, en parte para escenificar su independencia, distintas fuentes filtraron que los siete diputados de Carles Puigdemont podrían votar "no" a la primera sesión de investidura, retrasándola hasta el fin de semana. El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, se reunió con Míriam Nogueras en un despacho del Congreso para arreglar el desaguisado.

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Rufián era ajeno a todo esto y sus asesores se lo trasladaron durante la réplica de Pedro Sánchez. Así, en su segundo turno, cogió el testigo de la filtración y acusó a Junts de llevar al extremo la llamada cortesía parlamentaria —"Nosotros no hacemos teatro"— en medio de un debate de investidura. Si era o no teatro no se sabrá hasta este jueves.

Con Esquerra no hay dudas. Gabriel Rufián y sus seis compañeros votarán a favor de la investidura con la experiencia de cuatro años de encuentros frecuentes. La relación entre ambos, ya lo decía el acuerdo firmado hace dos semanas, está engrasada y le ha granjeado a los republicanos algunos réditos que Junts siempre ha vendido como insuficientes. Ahí están los indultos, por ejemplo, pero también el Gobierno de la Generalitat, que los socialistas apoyaron a cambio de los Presupuestos Generales del Estado de 2023.

Ahora, los de Oriol Junqueras afrontan la XV legislatura todavía más satisfechos con los compromisos adquiridos por Sánchez. El más mediático de ellos ha sido, sin duda, una Ley de Amnistía cuya autoría comparten con Junts, pero el acuerdo sobre el olvido penal ensombrece otros pactos de muchísima relevancia, como son el traspaso de Rodalies a la Generalitat, las nuevas mesas de diálogo y la reforma de la financiación autonómica.

A menos de 24 horas de la primera votación, Sánchez necesita todos los síes posibles para ser investido este jueves; en este momento sólo tambalean los de Junts, pero en Moncloa piden calma. "Tenemos presidente", señalaban fuentes del Gobierno a última hora de la tarde. Nadie concibe que los de Carles Puigdemont puedan forzar una repetición electoral. La duda es si cederán el miércoles o el viernes.