Pedro Sánchez en un acto del PSOE hablando con la ministra Vivienda, Isabel Rodríguez, mientras pasa María Jesús Montero.

Pedro Sánchez en un acto del PSOE hablando con la ministra Vivienda, Isabel Rodríguez, mientras pasa María Jesús Montero. Moya PSOE

Política GOBIERNO

La estrategia de confrontación liderada por Sánchez y Montero divide al Gobierno y a sus socios

Consideran que el clima político favorece a la oposición y hace imposible, por ejemplo, rentabilizar los buenos datos económicos.

21 marzo, 2024 02:59

La versión oficial de la Moncloa es que han decidido ser implacables y contestar a todas las acusaciones de la derecha, porque se sienten en inferioridad de condiciones frente a la oposición y los bulos.

El Gobierno está en un momento delicado por el caso Koldo, el desgaste por la amnistía, la incertidumbre por el impacto en la legislatura de las elecciones catalanas y unas encuestas internas que apuntan a siete puntos de desventaja en las elecciones europeas.

En esa situación, Pedro Sánchez ha ordenado respuestas contundentes a lo que consideran excesos del PP como el ataque a su mujer, Begoña Gómez, o la normalización de insultos graves como el que se esconde tras la pretendida gracieta del "me gusta la fruta".

Sin embargo, el clima político resultante provoca incomodidad y malestar entre los socios del PSOE (incluido Sumar) y también entre diputados socialistas y miembros del Gobierno. 

No porque no rechacen esos excesos del PP, sino por lo que consideran una estrategia errónea, empezando por el hecho de que sean el presidente del Gobierno y la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, quienes asuman la función de arietes en las declaraciones públicas y especialmente en el Parlamento.

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Entienden que eso embarra la vida política y ensucia la agenda pública, haciendo imposible hablar de gestión o de asuntos que preocupan a los ciudadanos. Consideran que es una estrategia perdedora y que ese clima perjudica siempre mucho más a los gobiernos que a la oposición.

"Gana la antipolítica, la política zombi, a la espera de un Javier Milei. Vamos sin frenos hacia allí, hemos tocado fondo. Salgan del barrizal", reprochó a los dos grandes partidos este miércoles desde la tribuna del Pleno del Congreso el diputado de ERC Francesc-Marc Álvaro Vidal. Argumentos similares utilizaron otros socios parlamentarios de Sánchez.

La propia vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, ya hizo visible su desagrado con su hieratismo en su escaño cuando era aplaudido Sánchez tras intercambiar acusaciones con Feijóo. La imagen dejaba claro que no comparte la estrategia del presidente del Gobierno.

Se cuestiona que los dos principales responsables del Gobierno hagan insinuaciones sobre las relaciones de Feijóo con un narcotraficante, que mencionen a la mujer del líder del PP y que hagan de arietes contra Isabel Díaz Ayuso.

Pedro Sánchez responde a Feijóo, este miércoles en el Congreso, mientras gesticula María Jesús Montero.

Pedro Sánchez responde a Feijóo, este miércoles en el Congreso, mientras gesticula María Jesús Montero. Efe

"Ese papel lo hacía Rafael Hernando como portavoz parlamentario cuando gobernaba el PP y ahora lo hacen el presidente y la vicepresidenta", explica un diputado del PSOE que añade que "Sánchez hace de Lobato en el Congreso pidiendo la dimisión de Ayuso".

Su tesis es que ya cuando el presidente trató de igual a igual a Ayuso cuando la famosa foto de las banderas en la sede de la Comunidad de Madrid se le hizo un enorme favor a la dirigente del PP.

Orden de Sánchez

En este malestar e incomodidad incluyen tuits y declaraciones públicas del ministro de Transportes, Óscar Puente, como el del "derecho a roce" del novio de Ayuso. Entienden que ese papel no debe asumirlo un miembro del Gobierno.

La estrategia, según Moncloa, es orden de Sánchez. Se originó en verano para mantener mensajes más contundentes como hablar del narco Marcial Dorado frente a expresiones como el "que te vote Txapote" o "Perro Sánchez" y se ha transformado ahora con la explosión de casos de corrupción en respuesta a las acusaciones con otras equivalentes.

Fuentes socialistas explican que entre las elecciones municipales y autonómicas y las generales, Sánchez detectó movimientos en su partido ante la perspectiva de perder la Moncloa y buscó mensajes que identifiquen adversarios exteriores y cohesionen al partido.

Vinculan esta decisión con el hecho de que Sánchez designara a Puente para dar la réplica a Feijóo en el debate de la investidura fallida del líder del PP. También su posterior nombramiento como ministro de Transportes, con vía libre para confrontar con la derecha.

Miembros del Gobierno explican que ese terreno embarrado beneficia mucho más al PP porque, por ejemplo, resulta casi imposible resaltar lo que consideran mayor activo del Gobierno: los datos económicos.

Se une, además, el hecho de que Nadia Calviño ya no es vicepresidenta y, por tanto, no hay voz para explicar esos datos económicos. Le ha sustituido María Jesús Montero, pero con un perfil mucho más político y aguerrido que buscaba Sánchez en coherencia con su estrategia.

Las declaraciones de Montero se centran en asuntos vinculados a los escándalos y el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, carece aún de peso para asumir el papel que tenía su antecesora.

El clima parlamentario aún puede ir a peor cuando se abran las comisiones de investigación en Congreso y Senado vinculadas a los casos de corrupción. Y hay que sumar la insólita tensión del portavoz del PP, Miguel Tellado, con la presidenta del Congreso, Francina Armengol, y la ausencia de puentes en la Cámara.

"No sé si son conscientes del espectáculo de unos y otros. A la ciudadanía no le sirve el y tu más", estalló en el pleno de este miércoles el diputado del BNG, Francisco Rego.

"Es un espectáculo poco edificante", dijo molesto Aitor Esteban, portavoz del PNV.