El protagonismo de Puigdemont irrita a ERC y satisface al PSOE: a Illa "le favorece la polarización"
Moncloa impone ahora la idea de rebajar la tensión con el PP y de ahí que se hayan orillado algunos perfiles más duros en la respuesta a Feijóo.
14 abril, 2024 02:47Las elecciones que más directamente afectarán al futuro de la legislatura serán las catalanas; las más peligrosas para mostrar el desgaste del Gobierno serán las europeas y las más ajustadas con opciones de vuelco histórico limitado a una comunidad serán las vascas.
Ese es el planteamiento básico de los socialistas para la yincana electoral que viene: a una semana de que voten los vascos, a un mes de que sigan los catalanes y a dos meses de que lo hagan todos los españoles en las elecciones europeas.
En dos de ellas, las catalanas y las europeas, tendrán influencia y se examinan la ley de amnistía y la política de Pedro Sánchez en busca de lo que él mismo llama "reconciliación" para Cataluña.
Moncloa considera que esas decisiones pueden ser un activo para el PSC de Salvador Illa y, en cambio, serán un lastre para las europeas, sobre todo, porque el PP ha basado parte de su estrategia en retrasar la aprobación de la ley para llegar hasta esa campaña electoral.
Por eso, de cara a las europeas, el líder socialista y presidente del Gobierno intenta situar en el primer plano lo que considera sus dos principales activos: la economía (con medidas sociales como la vivienda) y la política exterior. Esto último es muy visible con la ofensiva diplomática para el reconocimiento de Palestina y la paz en Oriente Medio. "Se ve un presidente que se arriesga y que quiere solucionar problemas", dicen en su entorno.
Se trata de reforzar su perfil de hombre de Estado, con dominio de la escena internacional, frente a un Feijóo mucho más bisoño en asuntos geoestratégicos, tal y como se comprobó el miércoles en el pleno del Congreso. Los socialistas consideran que es una estrategia ganadora, porque hay una "mayoría social" alineada con el apoyo a Palestina y el fin de la guerra.
Todo ello, sin perder de vista la pelea política con el PP a cuenta de los escándalos, que se ha plasmado en las comisiones de investigación en la Cortes. No obstante, se ha impuesto la idea en Moncloa de que el escenario de barro no es una baza que convenga al Gobierno y, por eso, se han recortado algunos perfiles más duros en la respuesta al PP, incluida una cierta reducción del tono del ministro Óscar Puente, inducida por otros miembros del Gobierno.
Varios ministros han expresado internamente su rechazo a contribuir a subir el tono en la confrontación con el PP, tras dos semanas de sesiones de control en el Congreso muy duras. Entienden que eso aleja a los ciudadanos de la política y, de hecho, se refleja en la última encuesta del CIS. Citan como ejemplo claro la actuación del propio Sánchez amenazando a Feijóo con airear más datos de una información sobre su pareja que, además, se demostró falsa.
Para las elecciones vascas, Moncloa se ha fijado el objetivo de mantener los resultados del PSE y seguir siendo decisivos para la formación del Gobierno. Y se han encargado de establecer ya la idea de que la opción más viable y casi segura es reeditar de nuevo la coalición con el PNV, aunque Bildu logre un histórico sorpaso. Un pacto con Bildu sería un lastre en las europeas.
En el control de daños posibles, los socialistas se preparan para hacer frente al argumento del PP de que Sánchez ha fortalecido y blanqueado a Bildu hasta el punto de convertirlo en la fuerza más votada del País Vasco.
Para las catalanas, Moncloa sólo contempla la posibilidad de que Salvador Illa vuelva a ser el más votado. Otra cosa será la difícil formación del Gobierno de la Generalitat.
Por el momento, el PSOE constata que el expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha logrado marcar la agenda del 12 de mayo y temen que lo seguirá haciendo hasta que se instalen las urnas.
Ese protagonismo de Puigdemont irrita a ERC y, según la dirección del PSOE, "favorece a Illa" porque polariza entre Junts y PSC. Los socialistas entienden que han detectado una bolsa de electores, incluso procedentes del independentismo, hartos del procés y de lo que representa Puigdemont, que verán en Illa la opción útil de poner fin a lo que ocurrió en 2017.
Malestar con ERC
Para Pere Aragonès termina siendo una tortura la presencia permanente del líder de Junts en los medios, eclipsando las propuestas de ERC con resoluciones judiciales en Europa, con noticias sobre su traslado a Francia o el anuncio de que se irá si no gobierna. En cada comparecencia o entrevista de Aragonès hay preguntas sobre Puigdemont.
El propio presidente de la Generalitat ha asumido las reivindicaciones del sistema de financiación y el referéndum, para dejar claro que no son sólo exigencias de Junts.
Hubo mucho malestar en la Moncloa con Aragonès por su presencia en el Senado el lunes, arruinando el discurso del PSOE de boicot a la reunión de la Comisión general de las Autonomías. Tanto, que algunos miembros del Gobierno lamentaban no haber estado en ese debate y haber cedido el espacio al PP y a ERC.
La idea de los socialistas es que Illa haga una campaña muy autónoma y lo más transversal posible, hablando de gestión y propuestas concretas, dando por acabado lo que fue el procés independentista de 2017. Ser "el candidato de la calma, la estabilidad y la gestión", en palabras de un dirigente socialista.
"Sería un suicidio"
De hecho, confían tanto en él, que consideran que su comparecencia como exministro de Sanidad en las comisiones de investigación del Congreso y el Senado sobre el mercado de mascarillas en la pandemia puede favorecerle. Recuerdan sus comparecencias parlamentarias y ante los medios en esas fechas y entienden que ese es justo el tono y el mensaje que precisan en la campaña electoral.
Respecto a la posibilidad barajada estos días en diferentes medios sobre un hipotético acuerdo entre PSC y Junts para que Puigdemont sea president, aunque no sea el más votado, fuentes de Moncloa aseguran que no se plantea esa opción. Al menos, eso explican ahora.
Entre otras cosas, porque la investidura de Puigdemont con los votos del PSC sería demoledora para el PSOE en el resto de España y, por tanto, en las elecciones europeas del 9 de junio. "Sería un suicidio", explican.
El entorno del presidente del Gobierno sigue manteniendo que su principal baza para mantener el apoyo de sus socios en el Congreso, pase lo que pase en esas elecciones, es que necesitan que siga Sánchez en la Moncloa mientras se aplica la ley de amnistía, lo que durará aún un par de años, como mínimo.
Moncloa ningunea a Yolanda Díaz
Constatan en Moncloa las pésimas perspectivas de Sumar en las tres elecciones y empiezan a tener dudas sobre el futuro de Yolanda Díaz, a quien reprochan la forma en la que gestiona las relaciones con los partidos que la apoyan.
De hecho, es visible en los últimos meses cómo desde Presidencia del Gobierno se ningunea a Sumar, presentando decisiones y propuestas sin contar con sus socios y sabiendo que son rechazadas por los de Díaz.