Los diputados de Vox Manuel Mariscal y Pedro Fernández Hernández, gritando en el Congreso de los Diputados.

Los diputados de Vox Manuel Mariscal y Pedro Fernández Hernández, gritando en el Congreso de los Diputados. Efe

Política LEY DE AMNISTÍA

Bronca histórica por la amnistía: diputados en pie, retándose entre golpes al escaño y gritos de 'fascista'

No existe ninguna otra sesión en Democracia en la que varios diputados, de manera simultánea y en pie, hayan impedido el debate con sus insultos.

30 mayo, 2024 11:30

El Congreso de los Diputados ha hecho Historia en la mañana de este jueves 30 de mayo de 2024. Iba a hacerlo de cualquiera manera: se aprobaba la primera amnistía del periodo constitucional. Pero lo ha acabado haciendo por acoger el debate más violento desde las primeras elecciones democráticas.

Diputados en pie, dando golpes al escaño, señalándose con el dedo y gritándose "¡fascistas, fascistas!". Es difícil reunir los detalles de lo que ha sucedido porque las cámaras sólo recogen las imágenes de los intervinientes, pero desde la tribuna de prensa hemos podido ver este cuadro de violencia protagonizado por los parlamentarios de Vox y de la izquierda.

El resultado final ha sido un debate paralizado, con una presidenta del Congreso inoperante ante lo que ocurría. Dos parlamentarios de Vox en pie, con el dedo, señalaban a los diputados del PSOE al grito de "¡traidores a España!" y "fascistas".

De manera paralela, el orador en ese momento en la tribuna, Artemi Rallo, del PSOE, gritaba a Abascal y los suyos: "¡Filonazis! ¡Fascismo montaraz! ¡Neofascistas!". Los diputados de Vox –principalmente Manuel Mariscal e Ignacio de Hoces– han sido los más estridentes. Pero varios de sus compañeros golpeaban el escaño y empleaban expresiones similares.

En las bancadas del PSOE y Sumar, aunque sin levantarse del escaño, ha habido varios diputados que han llamado "fascistas" a los de Vox y que mantenían, así, viva la trifulca. Algunos de ellos se señalaban y se retaban.

La guerra también era palpable en la bancada de Sumar. Hasta el punto de que hemos podido ver a Gabriel Rufián, que se sienta muy cerca, pidiendo calma a los diputados de esa zona que insultaban a los de Vox.

Bronca entre Vox y la izquierda en el pleno de la amnistía que para el debate unos minutos

La presidenta del Congreso se ha limitado a apercibir a algunos de estos parlamentarios, pero no ha expulsado de la Cámara a ninguno de ellos. Tampoco ha recriminado al orador del PSOE que llamara "filonazis" y "fascistas" a los de Vox desde el estrado.

Armengol no ha pronunciado ni una sola palabra cuando Mariscal, de Vox, se ha levantado del escaño para gritar a Sánchez, mientras votaba, "corrupto, traidor, a prisión".

Fuentes cercanas a la presidenta cuentan a este diario que lo ha hecho así para no permitir a Vox cumplir con su objetivo: suspender el pleno. Pero decenas de diputados, de distinto signo, comentaban a la salida que Armengol había permitido "demasiado".

La sucesión de los acontecimientos que ha desencadenado la escena descrita ha sido la siguiente: era el turno de Santiago Abascal. Hasta entonces, el debate se conducía con cierta normalidad, incluso podría decirse que en medio de una especial apatía. Sólo Rufián, declarando "la primera derrota del régimen del 78", había provocado cierto murmullo.

Era un día para la Historia que no lo parecía. De los 22 ministros, sólo había presentes 11. Además, esa cifra se fue reduciendo con las salidas a los pasillos de varios de ellos. Félix Bolaños, que ha sido el encargado de defender esta ley en todas partes, llegaba al Hemiciclo con 35 minutos de retraso.

Pedro Sánchez no ha llegado hasta el momento de la votación. No ha presenciado los sucesos aquí descritos. Cuando ha entrado a la Cámara, algunos diputados de Vox le han gritado "¡cobarde!".

En su escaño, igual que el día de la moción de censura sustituyó a Rajoy el bolso de Soraya, había un fosforito y un carpetón de papeles de María Jesús Montero donde Sánchez. La vicepresidenta, máxima representación del Ejecutivo, cruzaba las piernas y releía unos papeles que nada tenían que ver con lo que se debatía.

El punto clave, decíamos, ha llegado cuando hablaba Abascal. El candidato de Vox le ha recordado a Gerardo Pisarello, de Sumar, cuando retiró la bandera de España del balcón del Ayuntamiento de Barcelona durante las fiestas de la Merced, año 2015.

Acogiéndose al reglamento, mecanismo de "alusiones", Pisarello ha pedido la palabra a la presidenta Armengol, que le ha concedido un minuto. Con toda la vehemencia que ha podido, ha cargado contra Abascal. Lo ha llamado "señorito que vive del cuento", "islamófobo" y "antisemita que rinde pleitesía al carnicero de Rafah" [en referencia a su visita a Netanyahu].

Abascal se ha limitado a exhibir una irónica cara de circunstancias, pero su compañero de bancada José María Figaredo ha pedido la palabra a Armengol, también "por alusiones". La presidenta, al contrario que con Pisarello, no se la ha concedido. Entonces, ha estallado la bronca.

Varios diputados de Vox han comenzado a abuchear a la presidenta del Congreso al grito de "¡fuera, fuera!". Estaban en pie todavía los diputados de Sumar aplaudiendo a Pisarello, también algunos del PSOE.

Entonces, Figaredo, también en pie y al habérsele denegado el uso de la palabra, ha contestado a gritos con el micrófono cerrado: "¡Los fascistas sois vosotros!". La contienda, lejos de aplacarse, se ha incendiado más porque le tocaba intervenir a Artemi Rallo, del PSOE.

Un tal Artemi Rallo, desconocido para la mayoría de periodistas e incluso diputados del Parlamento, era el encargado de defender desde la tribuna una ley "histórica". Desde ahí, ha contribuido a avivar el enfrentamiento gritando "fascistas" y "filonazis" a los miembros de Vox.

A la salida, después de la votación, los nacionalistas se reconciliaban en un abrazo. Ya no había tensión entre los diputados de Esquerra y de Junts, que acudían a la sesión divorciados tras las catalanas. Por el pasillo, María Jesús Montero se encaraba con Ignacio Hoces, de Vox, en un epílogo a la bronca del hemiciclo.

Lejos de sentir alivio por el final a la bronca sesión, muchos diputados ajenos al insulto, todavía estupefactos, decían al salir: "Y esto sólo acaba de empezar".