Pedro Sánchez este miércoles en el Congreso de los Diputados.

Pedro Sánchez este miércoles en el Congreso de los Diputados. Europa Press

Política

Nervios en el PSOE y críticas de sus socios por el avance del 'caso Begoña' y cómo se está gestionando

Sánchez alarga su 'plan de regeneración' como burladero durante la legislatura, con serias dudas sobre su aprobación en el Parlamento.

18 julio, 2024 02:26

No es concebible esperar que nadie en el PSOE y en el Gobierno vaya a expresar públicamente sus dudas sobre el caso de Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez, conociendo cómo funcionan el Ejecutivo y el partido.

Pero sí empieza a abrirse una pequeña grieta en el partido y en el Ejecutivo que deja ver los nervios y la preocupación interna, por la forma en la que avanza el caso y también por la manera en la que se gestiona la respuesta desde la Moncloa.

Para este cambio han sido claves dos cosas: las informaciones sobre la forma en la que Begoña Gómez gestionaba su actividad profesional usando como sede el palacio de la Moncloa, y la denuncia de la Universidad Complutense por posible "apropiación indebida" tras concluir en un informe que la esposa del presidente del Gobierno se ha negado a colaborar con la investigación interna.

No parece haber dudas internas sobre la extraña manera en la que el juez Juan Carlos Peinado instruye la denuncia, y tampoco parece que alguien en el PSOE crea que pueda haber delitos en la actividad de Begoña Gómez. Pero ya hay quien no niega que quizás la esposa del presidente no actuó correctamente.

Este miércoles se escuchó explicar esa tesis al portavoz del PNV, Aitor Esteban, el primer socio de Sánchez que lo manifiesta en la tribuna del Congreso: "Señor presidente, le voy a ser muy sincero; a mí lo que me sorprende es que nadie diga que hay cosas simplemente que no se deben hacer, no porque las prohíba la ley, sino que no se deben hacer; que nadie hable de ética y estética en vez de ordenamiento jurídico".

Ante algunas miradas de sorpresa en la bancada socialista, Aitor Esteban continuó: "Lo que hace falta saber es que hay cosas que no se deben hacer, que hay límites más allá de lo legal. Luego podrá ser más grave o menos grave, pero esto creo que hay que decirlo, y para eso lo único necesario es un poquito de sentido común".

Internamente, en el PSOE ha funcionado con eficacia el cuestionamiento de la actuación del juez y el hecho de que la denuncia partiera de asociaciones de extrema derecha. También la referencia a la "máquina del fango" que persigue y ataca al presidente del Gobierno, a través de su mujer.

Surgen las dudas

Pero sin cuestionar todo eso, la idea que empieza a calar en algunos socios de Sánchez y miembros del propio PSOE es la de la crítica desde el punto de vista ético a la actividad profesional de Begoña Díaz. También por la falta de datos sobre las reuniones en la Moncloa con empresarios como Juan Carlos Barrabés.

Hay dudas internas además sobre el papel de los ministros y la portavocía del PSOE defendiendo públicamente a Begoña Díaz, en lugar de que lo haga el abogado que la representa, el exministro Antonio Camacho.

Este miércoles, el presidente del Gobierno compareció en el Congreso con la solemnidad que deben tener esos plenos, para hablar de lo que él mismo ha llamado "plan de regeneración", pero sin avanzar su propuesta, ni concretar nada.

"¿Qué ha venido a hacer hoy aquí después de tres meses y cinco días de reflexión? Pareciera una tomadura de pelo", le dijo Gabriel Rufián (ERC) a Sánchez desde la tribuna.

Sánchez empezó a hablar de esas medidas justo después de la imputación de Begoña Gómez y sus cinco días de retiro. Las incluyó en una acción contra los bulos y lo que llama "pseudomedios", dentro de un plan global de regeneración democrática.

Nunca antes Sánchez había hablado de ello, pese a que en abril ya se había publicado el reglamento europeo que pide a los Estados miembros que adopten medidas para dar transparencia y protección a los medios de comunicación.

Burladero político

Sin las informaciones sobre Begoña Gómez, el Gobierno hubiera abordado el asunto como cualquier otra trasposición de una norma europea y, en todo caso, con la comparecencia de un ministro y no la insólita del presidente.

Sánchez leyó ayer artículos de ese reglamento, como los que exigen que se conozca el nombre de los propietarios de los medios o que se dé transparencia al reparto de la publicidad oficial.

El reglamento no habla de limitar el porcentaje máximo de ingresos de los medios que pueda venir de esa publicidad oficial, pero el Gobierno ya ha avanzado que quiere establecerlo.

En cambio, el reglamento sí habla de la neutralidad de los medios públicos, pero Sánchez eludió ese punto.

La semana que viene los ministros Félix Bolaños y Ernest Urtasun se reunirán con todos los grupos parlamentarios, salvo Vox, para negociar estas medidas. También con asociaciones profesionales. La idea es que en septiembre puedan presentarse ya propuestas de reforma legal.

En la práctica, este asunto podrá mantenerse como burladero político a medida que pueda avanzar la investigación sobre Begoña Gómez. Pero fuentes del Gobierno y de sus socios parlamentarios coinciden en poner en duda que se pueda aprobar finalmente algo en el Parlamento.

Así lo creen a tenor de lo escuchado en el Pleno del Congreso, ya que los potenciales apoyos a esas reformas legales exigen al Gobierno ir mucho más allá de los planes de Sánchez. Incluso Sumar tiene posiciones muy distintas a las que alienta Moncloa.