El líder del PSC, Salvador Illa, este martes durante su reunión con Josep Rull, presidente del Parlament.

El líder del PSC, Salvador Illa, este martes durante su reunión con Josep Rull, presidente del Parlament. EP

Política INVESTIDURA DE ILLA

El Gobierno asegura que "lo importante es que Illa estará en la Generalitat y Puigdemont en España"

"Mucho ruido y pocas nueces", aseguran en el Ejecutivo, que tiene garantías de ERC para la investidura y ven el fin definitivo del 'procés'.

8 agosto, 2024 02:31

"Lo importante es que Carles Puigdemont estará en España y, sobre todo, que Salvador Illa será presidente de la Generalitat". Ese es básicamente el mensaje que transmiten miembros del Gobierno sobre lo que previsiblemente ocurrirá desde hoy en el Parlament de Cataluña.

No hay versión oficial y pública porque Moncloa ha decidido arrancar el mes de agosto con la persiana de las vacaciones bajada del todo y sin opciones de ser entreabierta.

Especialmente, en lo que se refiere al acuerdo entre PSC y ERC y a la elección de Illa como nuevo president de la Generalitat. Sobre eso no hay más versión que la del propio Pedro Sánchez cuando, a principio de mes, proclamó su felicidad por ese pacto.

Ni siquiera se sabe dónde está la vicepresidenta primera y responsable de Hacienda, María Jesús Montero, que fue quien con más énfasis rechazó el concierto catalán que tan feliz hace ahora al presidente del Gobierno.

Lo último que se sabe de ella es que habló del acuerdo ante la Ejecutiva del PSOE, pero a puerta cerrada, para defender el pacto. A los asistentes, no les dio mucha precisión sobre los detalles.

Pero tanto ella como el propio presidente del Gobierno han dejado claro que el objetivo último, además de mantener la Presidencia del Gobierno, es que el socialista Illa presida la Generalitat.

Esa ha sido la hoja de ruta desde hace más de un año, refrendada por el resultado de las catalanas, que dejó al independentismo muy debilitado, con su peor resultado en elecciones autonómicas.

Ese plan consiste en llevar la normalidad a Cataluña. Y para eso, era necesario aprobar la amnistía, dentro del pacto para investir a Sánchez, lo que suponía la vuelta de Puigdemont y del resto de independentistas que han eludido la acción de la Justicia fuera de España.

Por eso, desde este jueves podrían cumplirse los dos objetivos: Puigdemont en España e Illa en el Palau de la Generalitat. Eso es lo importante para Moncloa, mientras que lo instrumental es la forma de conseguirlo. De ahí lo de "hacer de la necesidad virtud", que expresó Sánchez ante el Comité Federal del PSOE para explicar su cambio sobre la amnistía.

Hay varias circunstancias que no estaban en el plan de Moncloa, pero que el Gobierno considera asumibles. La principal es que el Ejecutivo esperaba que la Justicia aplicara antes la amnistía. Es decir, que Puigdemont no volviera con causas pendientes y con muchas opciones de ir a la cárcel.

En eso, el Gobierno no pasa del deseo de que se resuelva pronto el asunto y que el Tribunal Constitucional decida cuanto antes anular la decisión del Supremo de no aplicar la amnistía por el delito de malversación imputado a Puigdemont. Esa resolución se agilizará si el expresidente entra en prisión, porque tienen prioridad las causas con encarcelado.

Adiós al 'procés'

Sí se daba por hecho que, el día que volviera el expresident, habría un acto de homenaje, coherente con la personalidad y la trayectoria de Puigdemont. Este se producirá y lo único que explica el Gobierno es que espera que no haya incidentes, que no prevé que haya grandes multitudes y, sobre todo, que será el gran acto de despedida del procés, enterrado por la votación para investir a Illa.

Esperan "ruido y pocas nueces", según cuentan.

Porque el Gobierno explica que tiene plena garantía de ERC de que lo más probable que ocurra es un aplazamiento del pleno si se produce la detención antes, pero en ningún caso la suspensión.

Es decir, que la investidura en todo caso se celebrará en los próximos días, como mucho la semana que viene, y que Illa acabará investido president ante de finales del mes de agosto.

A partir de ahí, empieza el proceso de normalización y, según explican los socialistas, se verá a ERC y Junts en los escaños de la oposición y con duros procesos internos.

Incluso, un destacado ministro, comenta estos días con ironía que Sánchez prometió en la campaña electoral de las generales de 2019 que traería a Puigdemont para encarcelarle y ahora lo está cumpliendo. Y que hasta en eso tiene fortuna el líder socialista.