El presidente, Pedro Sánchez, este miércoles en la sesión de control al Gobierno.

El presidente, Pedro Sánchez, este miércoles en la sesión de control al Gobierno. Fernando Sánchez Europa Press

Política

Sánchez, dispuesto a mantener el pulso al Tribunal Supremo, en defensa del fiscal general imputado

Moncloa augura poco recorrido a la investigación, pero admite que, si avanzara, resultaría difícil que García Ortiz se mantuviera en el cargo.

Publicada
Actualizada

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está decidido a mantener el pulso al Tribunal Supremo y no entregar la cabeza del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, aunque haya sido imputado por supuesta revelación de secretos.

Ese pulso al alto tribunal se suma al que ya mantiene con él por lo que considera son trabas a la aplicación de la Ley de Amnistía a Carles Puigdemont y a otros dirigentes independentistas catalanes.

Moncloa considera que la decisión del Supremo contra García Ortiz no se sostiene y es injusta y, por eso, le respalda en su decisión de no dimitir, pese a estar imputado. Y Sánchez está dispuesto a asumir la difícil situación de mantener la legislatura con el primer responsable de esta institución constitucional imputado por el Supremo.

El ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, ha sido el encargado de poner voz a esta posición del Gobierno, poniendo el foco en que la Fiscalía General del Estado tiene capacidad y obligación de salir al paso de los bulos, en este caso, el difundido por el jefe de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, sobre el novio de la presidenta de la Comunidad.

El Gobierno, según explicó, cree que la investigación terminará en nada y, por eso, aceptan el pulso, sin pedirle que abandone el cargo. Otras fuentes del Ejecutivo y socios parlamentarios de Sánchez aseguran que si el proceso avanzara, el fiscal general no tendría más remedio que abandonar el cargo.

Esas fuentes explican, no obstante, que el auto es más favorable de lo que esperaban porque excluye el comunicado de la Fiscalía que García Ortiz ha asumido como propio y sólo se propone investigar la filtración de un correo cuya autoría no está acreditada.

Ese correo demostraba que era el novio de Ayuso el que proponía al fiscal un pacto y aceptaba el delito, frente a la versión difundida por la Comunidad de Madrid, según la cual era el fiscal el que ofrecía tal acuerdo.

De hecho, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid elevó el caso al Supremo pidiendo que se imputara también sobre la nota informativa o comunicado de prensa. Ahora el alto tribunal saca ese asunto de la investigación.

Sánchez resiste el envite

El problema para Sánchez es que esta imputación le llega en un momento de alta debilidad política del presidente del Gobierno, entre otras cosas, por los casos de corrupción en su Gobierno.

El propio Sánchez pidió perdón ayer en el Congreso, tras el informe de la Guardia Civil que describe claramente cómo la trama corrupta, de la que presuntamente formaba parte José Luis Ábalos, estaba introducida en varios ministerios.

Sánchez aguantó este miércoles el envite del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, sobre este asunto, relatando los casos que afectan a los populares. Se mostró más incómodo cuando quien le afeó la corrupción fue la secretaria general de Podemos, Ione Belarra.

En abril, cuando saltó el caso de Begoña Gómez y ya había estallado el caso Koldo, Sánchez recurrió a la "máquina del fango" y la defensa frente a lo que llama "pseudomedios", y ahora responde con la corrupción del PP, jactándose de haber actuado rápido y con contundencia cuando se supo que Koldo García, mano derecha de José Luis Ábalos, estaba investigado por corrupción.