La negativa de Sánchez a sustituir a Ribera tras el órdago de Feijóo coloca la mayoría de Von der Leyen en el precipicio
- Los socialistas ponen en duda a la propia Von der Leyen y acusan al líder del PPE de plearse a la "irresponsable" política del español "alineándose con la ultraderecha". Los populares ven "un 50% de opciones" de lograr su objetivo.
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"Si me hubieras preguntado el lunes, veía un 0% de posibilidades de haber llegado hasta aquí; y ahora veo un 50% de que tumbemos a Teresa Ribera". La confesión de esta persona, miembro del alto mando del Partido Popular en Bruselas, indica la magnitud del terremoto que sacude a la Comisión Europea, ahora en el precipicio.
El pulso mantenido (y reforzado) de Alberto Núñez Feijóo contra la designación de Ribera como vicepresidenta del gobierno comunitario, el martes, fue redoblado el miércoles con una reacción de Pedro Sánchez mucho más que agresiva. La Alianza de Socialistas y Demócratas (S&D) acusó a Manfred Weber, presidente del PP Europeo, de "haber roto el acuerdo histórico".
"La votación sobre próximo colegio de la Comisión Europea está en juego", amenazó el grupo socialista europeo en la Eurocámara en un comunicado.
A juicio de los socialistas, es precisamente el rechazo del PPE a Ribera el que dinamita todo el pacto de la gran coalición. "Weber ha roto el acuerdo político de las fuerzas democráticas proeuropeas en el Parlamento Europeo", colocando a la UE en su crisis política más grave en décadas. En la nota, lo calificaron de "irresponsable" y de estar dispuesto a "alinearse con los populistas de extrema derecha".
Los socialistas temen, legítimamente, que el PP Europeo juegue a un doble juego toda la legislatura: la coalición con ellos y los liberales cuando convenga, e imponer otras políticas que le cuadren a las derechas (ECR, Patriotas e incluso Soberanistas) en cuestiones que los desautoricen. Y han elevado este asunto personalísimo de Ribera a esa categoría para conjurar ese riesgo.
Los populares, por su parte, alegan que las izquierdas tienen sometidos a veto a dos candidatos por cuestiones ideológicas, el húngaro Olivér Várhelyi y el italiano Raffaele Fitto, sólo para usarlos como moneda de cambio para forzar la aceptación de Ribera. Y que el rechazo a la candidata española no se ajusta a ese debate, porque se basa en su negativa a asumir responsabilidades y en el riesgo de que acabe imputada por su "mala gestión" de la DANA, no en su Gobierno de procedencia.
La reacción socialista
Toda la Comisión pende ahora de un hilo, porque Sánchez es el líder de facto de S&D (con Iratxe García de persona interpuesta), y no puede o quiere permitirse la derrota de renunciar a Ribera. Y Feijóo está dispuesto a llegar hasta el final, aunque eso signifique "la guerra", en palabras de uno de sus más estrechos colaboradores.
Hasta dónde esté dispuesto a acompañarle Weber, o cuánta presión socialista sea capaz de aguantar el alemán, decidirá la salida de un callejón que hoy se hace más oscuro a cada hora que pasa.
Feijóo exigió este miércoles a Sánchez que cambie a su candidata por otra persona "de prestigio", sugiriendo el nombre de Luis Planas, ministro de Agricultura y experto europeísta. Pero es retrasaría la puesta en marcha de la Comisión, y Ursula von der Leyen se revuelve contra ello. A eso se refería su portavoz el miércoles cuando respondió que "nada ha cambiado" después del terremoto del martes.
Weber, por su parte, mantuvo la firmeza de su colega español. Y sólo se mostró dispuesto a volver a sentarse a "reevaluar" a Ribera si ella se compromete a dimitir en cuanto le roce un juez por la DANA y "siempre que dé en el Congreso de España", el miércoles 20, "las explicaciones que no dio en el Parlamento Europeo", el martes 12.
¿Y si no? Pues "será una guerra sin prisioneros, ni siquiera Ursula von der Leyen", advertía un veterano europarlamentario socialista en las horas previas a la audiencia.
Porque en ese momento, ya se sabía lo que iba a hacer el PPE. Y los socialistas ya pasaban de su primera reacción, acusar a Feijóo de "llevar su extremismo de España a Europa", a la segunda, que fue bloquear a los otros cinco aspirantes a vicepresidente de la Comisión... aunque eso supusiera dañar a otra socialista, la rumana Roxana Mînzatu.
Y peor aún, paralizar el ok a la nueva Alta Representante, la ex primera ministra estonia Kaja Kallas, lo que contradecía uno de los argumentos de S&D: que "se pone en riesgo la estabilidad de las instituciones europeas en medio de un difícil clima geopolítico", con Vladímir Putin envalentonado y Donald Trump, a punto de retomar el poder.
Weber y Feijóo ante Von der Leyen
El ĺunes por la tarde noche, Feijóo videollamó a Weber y le explicó personalmente la situación. El político alemán cambió de posición radicalmente: pasó de tratar de imponer a los españoles que tragaran con el "gran pacto" para no poner en riesgo la unidad europea, a ponerse al frente de la rebelión contra la candidata designada por Sánchez.
Feijóo le hizo ver que no sólo el PP español mantendría su voto en contra de la confirmación de la vicepresidenta española como vicepresidenta del gobierno comunitario. Sino que apelaba a cuestiones "morales" y de protección de la misma Comisión frente a alguien que "además de no ser una digna representante de España en la Comisión tiene responsabilidades directas, y puede que judiciales, en el desastre de la DANA", con resultado de más de 220 muertes.
A Weber, una vez escuchados los argumentos, no le faltaban incentivos para avalar una apuesta tan arriesgada. El bávaro tiene cuentas pendientes con Sánchez que pasaron de políticas a incluso personales hace ahora un año: aquel día en el que el presidente español se le encaró en el pleno de la Eurocámara en Estrasburgo comparándole con el régimen nazi.
"Es decir, llevando la polarización española a la UE", resume otra fuente del PP español en Unión.
"Pero es que, según pasan las horas, a Weber se le va a hacer más difícil dar marcha atrás, y explicar a sus propios diputados que, al final, haya que dar el visto bueno a Ribera", desarrolla un alto cargo del PPE en el entorno más cercano del líder alemán.
¿Los motivos? El primero que ni Weber ni Feijóo son unos apasionados de Von der Leyen, y no les duelen prendas por ponerla en esta posición. Una fuente del PP español lo explicaba así: "El jefe europeo la tuvo que aceptar, aunque no le gustaba su excesiva tendencia a agradar a Sánchez; y el jefe español no le debe nada a ella, más bien al contrario".
Es decir, que esperan que la presidenta defienda su puesto mostrando su poder e influencia sobre Sánchez, reclamándole el cambio de Ribera. Porque, aunque el presidente español amenace con romperlo todo, son los socialistas "los que no tienen mayoría para aprobar nada ni minoría para bloquearlo".
Y el segundo, que el PPE es el partido mayoritario, al punto de que todos sus jefes de Gobierno han sido ya contactados para que apoyen esta rebelión. Y que ahora muchos de sus eurodiputados no españoles parecen estar más convencidos aún que los del PP de que Ribera es una mala opción. No contestó a las preguntas más comprometidas, ni sobre la DANA, ni sobre competencia, ni sobre aranceles...
Y aunque a Dolors Montserrat y el resto de primeros espadas españoles les costó, de inicio, convencer a sus colegas de que en el examen del martes le preguntaran por sus responsabilidades políticas respecto a la AEMET y la Confederación Hidrográfica del Júcar, el desarrollo del hearing los fue convenciendo.
En las dos primeras horas de la audiencia, Ribera estuvo sólida, y supo envolver en buenas palabras europeístas y ataques a "la desinformación dogmática de la ultraderecha" sus evasivas en los temas clave. Pero el hecho de que no respondiera a la pregunta clave de Montserrat -"¿se compromete a dimitir si se ve involucrada judicialmente en el desastre de la DANA?"-, incendió a la mayoría de los eurodiputados presentes.
"No lo aceptaremos"
Sobre todo, a los tres que, si Ribera cumple las dos condiciones impuestas por Weber, decidirán qué se hace con ella: obliagarla a una (humillante) segunda audiencia, someterla a una votación en pleno (que, salvo orden en contrario, la rechazaría) o, simplemente, debilitarla sometiéndola a un nuevo examen escrito con explícitas preguntas sobre cómo sus políticas influyeron en el desastre del 29-O.
Son los tres alemanes, coordinadores del PPE en las tres comisiones que examinan a Ribera: Markus Ferber (Economía), Peter Liese (Medio Ambiente) y Christian Ehler (Industria). Los tres se han comprometido públicamente a votar en su contra... de momento.
Y baste este comunicado del jefe de la delegación sueca del PPE, este miércoles, como ejemplo: "Asistimos a la enorme hipocresía de los socialdemócratas europeos. No quieren aprobar a los comisarios de Hungría e Italia porque no les agradan sus gobiernos, y piden a nuestro grupo que lo resuelva, junto con los grupos a nuestra derecha. Y luego, lo siguiente es criticarnos por votar con ellos", iniciaba Tomas Tobé.
La sensación entre los populares europeos consultados es la de que "el muro" que anunció Sánchez en su investidura en España ha sido exportado a Bruselas.
Y concluye Tobé: "Ahora quieren que aprobemos para uno de los puestos más importantes de la UE a la socialista española, que tiene responsabilidad política en la gran catástrofe natural de Valencia, que se ha escondido y no quiere asumir ninguna responsabilidad política en España. No lo aceptaremos".