Tomás Serrano

Política

Moncloa considera que Lobato puede dañar gravemente al Gobierno por querer defenderse de Óscar López

El ministro aspira a dirigir el PSOE madrileño en sustitución de Lobato, que le compromete al relacionarle con la filtración de correos contra el novio de Ayuso.

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La guerra en el PSOE de Madrid ha empezado y las primeras explosiones han causado heridas de gravedad en los dos bandos, incluido el palacio de la Moncloa, donde se decidió hace meses preparar las hostilidades. La batalla se aventura muy cruenta.

Pedro Sánchez quiere que Óscar López dé la batalla contra Juan Lobato para hacerse con el control del PSOE de Madrid y para encabezar la candidatura en las próximas autonómicas frente a Isabel Díaz Ayuso. Eso ocurrirá después del Congreso Federal del PSOE que tendrá lugar este fin de semana en Sevilla y Lobato ha hecho saber que se resistirá con uñas y dientes.

Y en ese contexto se conoce que Lobato llevó a un notario sus mensajes con la que hasta hace poco era jefa de Gabinete de Óscar López en la Moncloa, en los que ésta le daba cuenta del correo en el que Alberto González Amador, el novio de Ayuso, ofrecía al fiscal un acuerdo para cerrar su proceso por fraude fiscal, según publicó ayer ABC.

Según la versión de la Moncloa, todo ello tiene que ver con la decisión de Lobato de resistirse a ser laminado por Sánchez para situar en su lugar al ahora ministro de Transformación Digital y, hasta septiembre, jefe de Gabinete del presidente del Gobierno. Ven el inicio de la guerra por el control de la federación socialista más convulsa de España desde hace años.

"Lobato se ha dado un tiro en el pie", aseguran fuentes de Moncloa, que dicen estar sorprendidos y muy molestos por la decisión del líder de los socialistas de Madrid de llevar a un notario la conversación con Pilar Sánchez Acera, mano derecha de López hasta el mes de septiembre.

Pero, en realidad, ese tiro del que hablan Moncloa y Ferraz ha tomado muchas trayectorias y no sólo ha dañado a Lobato, sino que fundamentalmente puede haber dañado a la Presidencia del Gobierno, justo en el momento de máxima debilidad y de incertidumbres como el estallido del caso Ábalos y las denuncias de Víctor de Aldama. Una amenaza más sobre la cabeza en Sánchez, a pocos días del Congreso Federal del PSOE.

Lobato tendrá que acudir el viernes al Tribunal Supremo para entregar al juez el acta notarial con los mensajes intercambiados con Sánchez Acera y podría comprometer a la Moncloa si se demuestra que le fue filtrado el correo del novio de Ayuso con su oferta de pacto al fiscal.

Para la Presidencia del Gobierno sería muy comprometedor que se demostrara que manejaron ese documento que está sujeto a la confidencialidad entre abogado y fiscal para negociar un acuerdo.

Hay que recordar que el fiscal general del Estado ya está imputado bajo la acusación de haber filtrado a medios de comunicación el contenido de ese correo. Sánchez ha asumido el riesgo de respaldar a García Ortiz y ahora, además, se le complica la situación por los mensajes de Lobato.

"Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez están hoy felices por lo que les hemos regalado", asegura un alto dirigente de la Moncloa.

Sospechas contra Lobato

Según la versión oficial, Sánchez Acera es secretaria de Política Municipal en la Ejecutiva del PSOE de Madrid y fue portavoz adjunta en la Asamblea de Madrid, a las órdenes de Lobato. 

Explican que cada jueves, Sánchez Acera envía a Lobato datos o sugerencias para enfrentarse a Ayuso en la sesión de control de la Asamblea de Madrid. "Me envía criterio, ideas y propuestas", asegura el propio Lobato.

La versión de Moncloa es que en esa condición le hizo ver a Lobato que podía interpelar a Ayuso sobre ese tema, apelando a correos personales que ya habían sido publicados en medios de comunicación. El propio Lobato insistió este lunes en diferentes medios en que no recibió nada que no hubiera sido publicado.

El problema de esa versión coincidente de Moncloa y Lobato es poder entender por qué el líder del PSOE de Madrid llevó al notario una referencia a supuestas informaciones ya publicadas.

Difieren en que Moncloa y la cúpula federal del PSOE sospechan de la actuación de Lobato. Explican, por ejemplo, que del registro ante el notario sólo tienen con seguridad conocimiento el propio Lobato y el notario y, por tanto, no es difícil sospechar quién lo ha contado.

El episodio, que no ha hecho más que arrancar, provoca especial preocupación en la cúpula del PSOE por lo que pueda pasar en las próximas semanas en las federaciones en las que Sánchez quiere imponer un cambio de liderazgo. Por ejemplo, Castilla y León, Andalucía, Extremadura, Aragón o La Rioja, entre otras. 

La relación de Sánchez con el PSOE de Madrid ha estado llena de sobresaltos. Ya logró acabar hace años con el que entonces era líder del PSOE de Madrid Tomás Gómez; impuso luego como candidato a Ángel Gabilondo y luego su candidato fue derrotado por Lobato. Ahora vuelve la guerra.