Alberto Núñez Feijóo, este lunes, ante el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular.

Alberto Núñez Feijóo, este lunes, ante el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular. Tarek

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Feijóo exige un Debate de la Nación "para retratar la soledad de un Gobierno que no es tal y la de un presidente zombi"

"Si nos bloquean leyes que favorecen a los ciudadanos, ¿a quién sirve este Gobierno?", se pregunta el líder del PP ante su Comité Ejecutivo Nacional. "La decadencia no puede derivar en la degradación de la democracia".

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Le dijo Alberto Núñez Feijóo a Pedro Sánchez el día de su investidura que estaba cometiendo "un error". Proclamó el presidente del PP hace ahora cinco meses que "el Gobierno se cocería en su propia hipocresía", y este lunes ante el mismo foro, el Comité Ejecutivo Nacional del PP, el presidente popular constata que "ya los vemos, están hirviendo".

A la salida de aquella sesión del Congreso, muchos dirigentes del Partido Popular se lamían las heridas del inicio de una nueva legislatura sanchista diagnosticándola a la vista de un modelo histórico: "Esto va a ser como del 93 al 96, un Gobierno que no gobernará con un líder en descomposición huyendo todo el rato hacia delante".

Y algo así parece haber estar pasando, según el PP. Algo que ya es "evidente a los ojos de todos, y por eso nos atacan". Feijóo cree haber detectado que ya puede darlo por hecho y basar en eso su discurso.

Vídeo | Feijóo pide a Sánchez que presente un plan de Defensa y los presupuestos para 2025 Edición: Jose Verdugo

"La decadencia no puede derivar en la degradación de la democracia", proclamó este lunes ante su cúpula y sus barones regionales, recordando las leyes bloqueadas, la colonización de las instituciones, los chantajes del independentismo a Sánchez y las derrotas parlamentarias semanales del PSOE.

"Si un Gobierno quiere hacer algo, primero se explica, luego convence y después se lleva al Parlamento a que se vote", reclamó.

"Por eso, hoy y aquí le exijo tres cosas al presidente. Una, que lleve al Congreso un plan de Defensa, si es que lo tiene. Dos, que presente unos Presupuestos, como es su mandato constitucional. Y tres, que convoque el Debate sobre el estado de la Nación para que quede retratada la soledad de un Gobierno que no es tal y la soledad de un presidente zombi".

El guion del discurso

Sostiene Feijóo que sus alcaldes, sus presidentes autonómicos, sus diputados y senadores tienen que seguir ofreciendo "la agenda del cambio", que es como el PP llama a su programa de iniciativas.

"Cada semana una propuesta, cada día una alternativa", ha pedido a los suyos en su discurso ante el máximo órgano del PP entre congresos. "Porque hay que tener preparado el día después de un Gobierno que ya sólo es pasado".

Al político gallego se le ha puesto voz de José María Aznar en las últimas semanas. Del Aznar de la última legislatura de Felipe González, aquélla en la que siguió gobernando el socialista por los pelos, pero su proyecto ya no avanzó más, y desde Ferraz se azuzaba el dóberman del miedo a la derecha cavernaria.

Feijóo habla como aquel Aznar en forma y fondo. Ha endurecido la elección de los verbos, ha elevado la gradación de los adjetivos, y el guion de sus discursos ha ganado en firmeza, colocando a su personaje en lo alto de la cúspide política.

"Somos el primer partido de España. Somos los únicos que queremos el cambio y aun así no dejan de decirnos lo que debemos hacer... pero los que nos critican están por debajo, y los que nos quieren dar lecciones deberían empezar por dar algún ejemplo", pareció bramar Feijóo, aunque no subía el tono de su voz.

"Queremos que este Gobierno cambie y que esta Nación pueda mejorar", continuó. "No os equivoquéis, a mí me parece bien que nos critique, es lo justo. Si lo hacemos muy mal y ellos están peor que nosotros, menos mal que no lo hacemos bien", continuó con sarcasmo.

"¡Que bajen el dedito! Ya está bien de faltarnos al respeto, a nosotros y a los millones que votaron al PP y lo quieren volver a votar... ¿que ellos nos señalan? Mientras, nosotros, con las dos manos a la obra".

"¿A quién sirve el Gobierno?"

Este lunes ni le ha hecho falta recurrir al sintagma de "anomalía democrática" para definir la legislatura de Sánchez. Pero ha esparcido cada una de las letras de esa expresión por los párrafos de su intervención, impregnando de su significado a cada una de las frases en las que describía al presidente y a su Gobierno.

"Cuando la integridad es prescindible, cuando no cuenta la palabra dada, cuando lo de menos es el servicio público y hasta la democracia", ha proclamado Feijóo, "el debate trascenderá al Parlamento y la mayoría social recuperará la voz... porque más pronto que tarde nos encontraremos votando, aunque él tenga miedo a la libertad de los españoles y hasta a la misma democracia".

Denunció Feijóo que cualquier iniciativa que propongan los grupos mayoritarios de las Cámaras, "es decir, el PP del Congreso y el PP del Senado", es bloqueada e ignorada. "Tenemos 17 proposiciones de ley nacidas de la Cámara Alta y otras seis presentadas en la Cámara Baja, a la espera de ser tramitadas".

Y no lo dijo para denunciar el "sometimiento del Legislativo" a los intereses del Ejecutivo, sino para usarlo de ejemplo.

"Han bloqueado la bajada del IVA en los productos básicos. Han paralizado la ley para expulsar a los okupas en menos de 24 horas. Han evitado el ahorro de 700 millones en impuestos al campo. E incluso han vetado la iniciativa para evitar que, por primera vez en la historia, los perceptores del Salario Mínimo paguen IRPF", recordó.

Así que "si paralizan iniciativas que benefician a la mayoría, ¿a quién sirve este Gobierno? Está claro, a Pedro Sánchez y al PSOE", sentenció.

"Defensa de la democracia"

Y por eso, recordó que en siete años de Sánchez en Moncloa "sólo ha habido tres Presupuestos" y que ahora llevamos dos años con las cuentas públicas prorrogadas... y que eso lo hace el presidente del Gobierno "para que no se vote" y no caer derrotado.

Continuó rememorando que en todos los periodos de sesiones de los siete años pasados desde 2018, cuando el presidente asumió el poder, "sólo ha habido un Debate sobre el estado de la Nación". Y que eso lo hace el presidente "para que no se vote" y no se retrate su soledad.

Y concluyó advirtiendo de que "ahora quiere saltarse al Congreso para incrementar el gasto en armamento". ¿Por qué? Porque no puede aprobarlo con sus socios. Así que lo hace así, de nuevo, "para que no se vote".

Y no es que Feijóo se estuviera ofreciendo para apoyarle a Sánchez ni los Presupuestos ni las partidas del gasto en Defensa, no. Es que "si España necesita un plan de Defensa para defender la democracia, lo uno no puede anteponerse a lo otro".

Conclusión, la que ya sugirió a la salida de Moncloa, hace ahora 10 días, tras el café de media hora con el que Sánchez lo despachó, pero otra vez sin pronunciar el sintagma de "esto nos desliza a la autocracia".

Tampoco le hizo falta esta vez. Porque le bastó desarrollar descriptivamente su visión de lo que percibe: "Nada justifica pasar por encima de los ciudadanos, de sus derechos, de sus libertades y de la misma democracia. Porque nada de lo que es de todos puede estar supeditado al interés de una persona".

Es decir, lo dicho. La conclusión como armazón del discurso: "La debilidad de este Gobierno no puede ser la de nuestra democracia".