El comisario García Castaño, ante el tribunal: "Villarejo es un monstruo creado por los políticos"
El exUCAO de la Policía también ha declarado que, en sus operaciones, cobró de fondos reservados desde 1981.
16 diciembre, 2021 15:56Noticias relacionadas
El jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) de la Policía Nacional desde 2007 a 2017, Enrique García Castaño, ha asegurado este jueves que su compañero en el cuerpo y también comisario José Manuel Villarejo es "un monstruo que han creado los políticos".
Así se ha pronunciado Castaño, apodado El Gordo, ante el tribunal de la Audiencia Nacional que juzga las primeras tres piezas —Iron, Land y Pintor— de Tándem, la macrocausa de la que Villarejo es el principal imputado y que indaga en sus supuestas actividades ilícitas.
Para García Castaño —en el banquillo como presunto miembro de la red que habría hecho negocio con información policial—, la Fiscalía Anticorrupción pide más de 80 años de prisión por dos de estas tres piezas separadas que se enjuician conjuntamente.
El comisario, tras hacer este retrato de Villarejo, ha confirmado que éste contaba con "perfecta autorización" para usar su estructura empresarial, encabezada por la matriz Cenyt, como "tapadera" a través de la cual ofrecer sus servicios a la Policía y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Y también, ha añadido, tenía permiso para "facturar".
"Sinceramente, el señor Villarejo es un monstruo que han creado los políticos, tenía perfectamente autorización para actuar", ha declarado a las preguntas del fiscal Miguel Serrano.
Y esta manera de proceder, según el relato del comisario, no es nueva, inusual ni desconocida para las altas instancias de la Policía. En los 90, ha asegurado Castaño, "toda la corporación sabía perfectamente qué hacía (...), que [Villarejo] era un policía en activo al que se le permitía usar una estructura empresarial para el beneficio de la Policía y también del CNI".
"Yo he tenido cuatro villarejos en mi unidad", ha asegurado ante el tribunal. Es decir, "cuatro policías que estaban en activo, tenían sus empresas y facturaban con ellas".
Dichas compañías, ha detallado, no solo ejercían de tapadera, sino de "cobertura". "Todo estaba perfectamente autorizado. Es que es una forma normal de trabajar...", ha añadido. La cartera de clientes habría servido también a Villarejo para pagar el alquiler de la sede de Cenyt en la madrileña Torre Picasso, ha contado el interrogado.
Preguntado por el enriquecimiento de Villarejo gracias a estas labores empresariales, El Gordo ha defendido que, en dichas operaciones, era lógico que se ofreciera un servicio y se cobraran precios de mercado, como si se tratara de una empresa real, para no levantar sospechas.
Así, ha puesto un ejemplo que justifica su razonamiento: "Si tú tienes que hacer negocios en Marruecos y operas con una falsa empresa de lo que sea... de venta de ajos, que existe; tú tienes que hacer algo en ese campo porque, si no, te descubren y se dan cuenta de que es un tocomocho".
Pieza 'Iron'
Preguntado por los hechos enjuiciados en la pieza Iron, relativa al supuesto espionaje en 2013 de un bufete de abogados a un despacho rival, el otrora UCAO ha asegurado que supo de la existencia de dicha compañía "cuando se abrió este sumario".
Y, por tanto, ha negado también haber buscado datos de sus fundadores, desmintiendo así la versión del inspector Constancio Riaño, que era su subordinado y que aseguró ayer en la Audiencia Nacional que reclamó información bancaria de dicho despacho a instancias de su superior.
"Todas las veces que Villarejo me ha pedido datos, lo tiene grabado; es esa mala costumbre que tiene este señor", ha esgrimido para negar tal colaboración entre ambos. "Si me hubiera pedido algo [sobre el espionaje del bufete], seguro que me lo hubiera grabado. ¿Dónde está la grabación?", ha añadido. El único intercambio de datos entre los dos comisarios, ha contado, se ciñe a "operaciones policiales".
Consultado por los ingresos que constan en sus cuentas personales entre 2013 y 2014, cuando habrían ocurrido los hechos, García Castaño ha detallado un asentado reparto de fondos reservados (y secretos) en la Policía. Tan asentado que, en su caso, se remonta al 23-F. O sea, a 1981. Para sus labores policiales, algunas de ellas en el extranjero, ha narrado que recibía dinero en efectivo "para comprar, comer, beber, un traje..."; en definitiva, para "compensar", ha dicho, que se estaba "jugando" la vida.