Sorpresa con un monumento relacionado con el Rey Arturo: es 4.000 años más antiguo
- El estudio de un singular recinto de piedras localizado en Cornualles remonta su construcción a época neolítica.
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En el condado de Cornualles, en la punta suroccidental de Inglaterra, se localiza un espacio natural, escarpado y misterioso llamado Bodmin Moor que está conectado con las leyendas artúricas. Algunos lugares de este páramo se han querido interpretar como escenarios del relato mítico, como por ejemplo Dozmary Pool, que sería donde la Dama del Lago le entrega al rey Arturo la espada encantada Excalibur a cambio de un favor no especificado que se pagará en una fecha posterior.
Uno de los monumentos más enigmáticos de esta zona, un recinto rectangular peraltado formado por 56 piedras —algunas tienen 1,8 metros de altura— que están inclinadas, recostadas o parcialmente enterradas, fue bautizado en su día como "Salón del Rey Arturo". Protegido por la organización Historic England, se catalogó como un corral de animales de época medieval, de alrededor del año 1000, aunque otras hipótesis apuntaban a su uso como depósito de agua para la minería de estaño.
Sin embargo, una investigación científica del monumento, de 49x21 metros, ha arrojado una sorpresa mayúscula: es 4.000 años más antiguo de lo que se pensaba. Tim Kinnaird, de la Universidad de St Andrews, y su equipo emplearon una técnica llamada Luminiscencia Estimulada Ópticamente (OSL, por sus siglas en inglés), que mide la última vez que los sedimentos estuvieron expuestos a la luz natural, y remontaron la datación del sitio hasta época neolítica, hace unos 5.000 años, una fecha similar a la erección de Stonehenge.
Según ha destacado Kinnaird en un comunicado publicado por su universidad, este descubrimiento es "una gran revelación": "Es realmente emocionante que al fin hayamos podido datar la construcción de este enigmático monumento, que hasta ahora estaba basado en mitos y leyendas". Su intrigante nombre data de al menos 1583, pero no fue construido para el misterioso Rey Arturo, que si existió, lo hizo en el periodo anglosajón temprano, entre los siglos V y VI.
El proyecto de investigación, impulsado por la Unidad Arqueológica de Cornualles, pretendía arrojar luz sobre la cronología del conjunto, comprender su uso y su relación con el paisaje e identificar las necesidades de conservación a largo plazo. "Pudimos demostrar que el suelo enterrado debajo de las piedras se alteró durante la construcción, lo que restableció las señales de luminiscencia y brindó la oportunidad de datar el monumento", ha explicado Kinnaird.
Un unicum
El examen geológico de las piedras ha desvelado que procedían de la zona. También se ha confirmado que el monumento fue utilizado y ampliado en varios momentos. "Saber cuándo se construyó el Salón del Rey Arturo nos ayudará a comprender mejor este tipo de monumento único o qué función pudo haber tenido originalmente y a lo largo del tiempo", ha valorado el arqueólogo James Gossip, responsable de las excavaciones. Además, ha resaltado que no se conoce otra estructura similar en toda Europa: "No hay nada de esa época ni posterior que sea un banco rectangular de piedra y tierra con un cojunto de ortostatos que rodean el interior. No hay paralelo".
Rob Batchelor, director de la unidad arqueológica de la Universidad de Reading ha apuntado que "el paisaje salvaje y remoto de Bodmin Moor ha inspirado siglos de leyendas, pero este extraordinario hallazgo demuestra cómo la ciencia puede ayudar a dar a conocer historias que son igualmente intrigantes".
"La Edad Media fue un período en el que el nombre Arturo comenzó a atribuirse a todo tipo de lugares inusuales que la población local de la época probablemente no entendía", ha recordado Gossip. "Eso sugiere que su función original se había perdido en ese momento, pero la gente lo atribuyó al Rey Arturo porque lo asociaba con algo mítico y poderoso".
"Dado que el monumento tiene 4.000 años más de lo que se pensaba en un principio, ahora debemos considerarlo dentro del contexto del paisaje prehistórico de Bodmin Moor y de las otras estructuras del páramo que podrían haber sido importantes en ese momento", ha añadido Tim Kinnaird. "Todo esto alude a un rico paisaje neolítico, evidenciando una comunidad activa en la zona, lo que requiere más investigación". "Un análisis más profundo de estos núcleos de sedimentos puede revelar más sobre lo que nuestros antepasados de Cornualles hacían allí y su impacto en el medioambiente local", ha cerrado Batchelor.