Este 2022 avanza hacia lo que será sin duda la revolución definitiva del mercado financiero y una de las disrupciones más profundas de la historia del negocio de la banca.
Nadie a estas alturas niega el imparable avance de la digitalización tras la pandemia y los consecuentes cambios de hábitos de comportamiento y consumo: teletrabajo, videoconferencias masivas, compras online y una mayor demanda de servicios personalizados y adaptados a esta nueva forma de entender nuestra relación con el entorno. Un giro que se refleja también en la relación de los clientes y empresas con sus sucursales bancarias, donde la presencialidad y las gestiones físicas han dejado ya de ser una opción viable.
Los neobancos acaparan en España cerca del 29% del negocio de la banca digital. Los grandes inversores internacionales son conscientes de que se trata de una tendencia imparable, lo que se confirma con las recientes rondas de financiación millonarias protagonizadas en los últimos meses por algunos de los principales actores de la banca digital en Europa. Los neobancos ya no son vistos como esas compañías que ofrecen servicios complementarios a la gran banca. Son la alternativa real a la banca tradicional.
La principal consecuencia de esta imparable imposición de la tecnología es el nacimiento de un nuevo consumidor que observa la digitalización como una forma de adaptar los servicios de la banca a sus necesidades y no al revés. El simple hecho de esperar colas de una hora en una oficina bancaria para realizar un trámite que no supone más de 10 minutos ya no se contempla.
Cada vez son menos necesarios unos espacios físicos que, en la práctica, suponen más gastos adicionales que podrían ser destinados a mejorar servicios y funcionalidades verdaderamente útiles. Un ejemplo son las más más de 4.000 sucursales bancarias que han cerrado sus puertas consecuencia de la decadente presencialidad de sus clientes.
De continuar esta tendencia, todo apunta a que este 2022 será el año de la recuperación definitiva de las pymes, gracias al impulso de los Fondos Europeos y a una más que deseada estabilización de la pandemia tras esta sexta ola. Por tanto, ahora más que nunca, los pequeños empresarios y emprendedores necesitan a su lado entidades financieras que les aporten un servicio adaptado, les ayuden a garantizar el éxito en sus organizaciones y les permita ahorrar tiempo en gestiones secundarias para centrarse en la ejecución de las tareas que realmente requieren de su atención en un momento de desarrollo.
Los resultados del estudio que realizamos el año pasado sobre cómo se relacionan las pymes españolas con sus bancos en España ya nos advertía de que un 12,5% no visitaba las sucursales bancarias en todo un año y un 44% estaban planteándose cambiar de banco precisamente para buscar un servicio más adaptado a sus necesidades. Las empresas son conscientes ahora de que ya pueden tener acceso a plataformas que permiten no sólo acciones de la gestión bancaria habitual, sino también la organización y seguimiento de los gastos de los diferentes equipos sin perder el control ni la visibilidad sobre las solicitudes, tickets, tarjetas de gastos y transacciones.
Estoy convencido de que enfrentamos un año en el que veremos la consolidación definitiva de los nuevos servicios financieros en España. Los grandes neobancos y firmas fintech tenemos la responsabilidad de protagonizar la próxima revolución financiera. Ser verdaderamente útiles y eficientes para nuestros clientes será el elemento diferencial. Los inversores ya han confiado en nosotros, ahora toca seguir ejecutando esta visión.
*** Carles Marcos es director general de Qonto en España.