Hace unas semanas me sentaba con Félix Monedero e Isaac Hernández, máximos directivos en España de SAP y Google Cloud, para hablar de cómo la adopción de la nube pública puede traer consigo grandes beneficios a las empresas, ya no a corto plazo en forma de ahorro de costes, sino a largo plazo en términos de sostenibilidad o capacidad de innovación.

Esa es la gran aspiración de esta transformación en el modelo de entrega de tecnología. No en vano, son varias las compañías que en privado reconocen haber traído de vuelta cargas de la nube a sus centros de datos al no alcanzar los ahorros de costes esperados... o incluso incrementarlos. Y es que el 'cloud' no es una receta universal para bajar el presupuesto destinado a TI, con determinados procesos (como el almacenamiento de datos de bajo uso, como aquellos obligados por regulación) que no resultan nada rentables en estos entornos de nube.

Por tanto, ese cambio de mentalidad para entender la nube en un horizonte más amplio, buscando más el valor añadido que la reducción de costes es fundamental.

El problema de ello es que los CIO están presionados para actuar en el plano más inmediato. Así se lo exigen los comités de dirección y, también, el contexto de incertidumbre económica en que vivimos. Sin embargo, esos beneficios tangenciales de la nube requieren un largo período de maduración, acompañado de su pertinente cambio cultural y operativo, con lo que a veces puede complicarse la ecuación a la hora de tomar decisiones.

Tanto es así que un informe publicado por PwC denota la problemática a escala global. En ese estudio con más de 1.000 ejecutivos, el 78% afirma haber migrado parte o todos sus sistemas a la nube, pero tan sólo el 10% ha alcanzado beneficios claros al dar este paso.

Podría entenderse como un fracaso del modelo de nube pública. E incluso podríamos tratar de buscar excusas en un fallido despliegue o errores en la estrategia de adopción. Pero la realidad es que se están midiendo mal cuáles son esos beneficios, con una altura de miras insuficiente para algo tan sustancial como lo que estamos tratando. El propio documento de PwC lo deja claro: se espera que el salto a la nube aporte un 15% de ingresos adicionales a las empresas que se reafirmen en el camino gracias a sus proyectos de transformación.

Con un gasto de casi 600.000 millones de dólares en nube pública en 2023, según Gartner, tener claros los conceptos y cuál ha de ser la hoja de ruta es imperativo. Igual que lo es plantear las métricas y objetivos correctos en este camino. Sólo así se desbloqueará el verdadero valor de un 'cloud' al que apenas hemos rozado la superficie.