Cuando un humano desde su nacimiento empieza a hacer gestos, se ríe, se mueve…repite lo que a su alrededor ve, pero ¿estará aprendiendo a imitar o es algo innato?
Algunos estudios recientes han revelado que la imitación no es innata al ser humano. Los bebés aprenden al observar cómo los adultos copian lo que ellos mismos hacen hasta que alcanzan a entender cómo funciona el juego.
Sin embargo, otras corrientes opinan que esta conclusión puede resultar prematura. Podría ser que lo observado en el estudio fuera debido a que dicha capacidad sólo se desarrolle cuando se alcance un nivel de madurez suficiente, como sucede con el habla o con el andar. No somos capaces de hacerlo hasta que no estamos preparados para ello.
No obstante, fuera el que fuera el origen de la imitación, una cualidad innata o una cualidad aprendida, en lo que si están de acuerdo todos los expertos es en su importancia determinante para el aprendizaje y la mejora en el ser humano. No en vano disponemos en nuestro cerebro de un conjunto de neuronas denominadas espejo dedicadas a este fin.
Las empresas, contrariamente a la actitud de los bebés, tienen miedo a copiar, pero, tal y como hemos comprobado, compararnos con lo que hacen otros es muy bueno. Tan bueno que nos permitirá mejorar nuestra calidad.
Cuando imitamos y nos comparamos con nuestros semejantes, comprobamos, testeamos, probamos, para determinar qué es lo más correcto y eficiente. Imitar nos confiere poder expandir nuestros límites y llegar más allá. Y bien ¿de qué me sirve esta reflexión en el caso en que el producto software puesto en producción no alcance la calidad esperada?
Está claro, tenemos que imitar lo que hacen los demás para que la calidad sea la mejor.
Lo primero que hacemos los profesionales del sector cuando la calidad de nuestro producto software merma, es mirar los procesos de calidad que hay implantados para encontrar el eslabón que está permitiendo ese deterioro de la calidad, es decir cual no está imitando lo que se realiza en el mercado.
Dicha tarea se conoce como “diagnóstico de procesos de calidad y pruebas”. Estos son trabajos que se realizan con el objetivo de medir cuantitativamente aspectos relacionados con la calidad durante los procesos de desarrollo y pruebas. La información resultante se proporciona en forma de indicadores cuyos valores expresan el estado de la calidad desde diferentes puntos de vista.
Esto es, estamos midiendo los procesos que previamente ha definido el mercado y que aplican en mi caso y para esos procesos determino qué indicadores nos permitirán determinar si están funcionando de forma adecuada. Una vez tengo los procesos y los indicadores necesito saber…
A continuación, deberíamos determinar el percentil del bebé. Esto es, hay que determinar los valores mínimos y máximos sobre los que deberían encontrarse los resultados de los indicadores del diagnóstico que hemos realizado en el punto anterior según la media del mercado para este tipo de producto. Esto significa que queremos establecer numéricamente la calidad que debe tener el producto software y el proceso de desarrollo.
En el caso de un bebé ¿qué haríamos? Compararlo con el desempeño de los bebés de su edad, nos compararnos con el mercado. Para asegurar que elegiremos los valores correctos buscaremos referencias de mercado y realizaremos un benchmarking de calidad y pruebas.
Podemos marcar la estrategia del cambio para convertir los procesos o procedimientos que no son efectivos por unos adecuados cuando tenemos claros los valores que nuestros indicadores deben mostrar y todo con la suficiente garantía como para confiar en que la elección se ha hecho en base al comportamiento de cientos o miles de proyectos.
En consecuencia, si en alguna ocasión llegamos a la fase de producción con un producto software cuya calidad es deficiente, para solucionarlo debemos recordar cómo se comporta un bebé. Aprender, imitar lo provechoso. Solucionar problemas de calidad software pasa por acudir a profesionales que nos ayuden a determinar el comportamiento de nuestros procesos y conjugar esos resultados con datos obtenidos de mercado que nos arrojan valores de métricas de software que garantizarán la eficiencia en nuestros procesos de pruebas.
*** Julián Gómez Bejarano es Chief Digital Officer LedaMC.