Las big tech desafiaron a la diosa Fortuna con una entusiasta carrera por el billón de dólares de valorización bursátil (la primera en llegar fue Apple) y, desde entonces, como si alguien hubiera pulsado el botón de marcha atrás, no han dejado de perder valor. Hoy Apple se encuentra en torno a los 840.000 millones y Amazon ronda los 730.000. ¿Qué pasa con la revolución digital? ¿Acaso el mercado duda? No olvidemos que a Fortuna se la puede tentar, pero siempre sostiene el timón.

The Economist guarda cautela y, aunque subraya que la caída de las acciones de la constelación Google, Amazon, Apple, Facebook... y Netflix (atención Telefónica) alcanza ya el 20%, habla simplemente de que les ha alcanzado, como al resto, el retroceso en los precios de la Bolsa. Cuando el ciclo es alcista, los valores de las tecnológicas se analizan con las expectativas de la era digital, pero cuando van a la baja se les aplican los criterios de la economía de mercado clásica.

Se habla de las dudas sobre el incremento de capacidad en la fabricación de chips (esta semana se aplaudía la posible llegada de AMD a los 7 nanómetros antes que Intel), tanto como de la guerra comercial de EEUU y China o el creciente temor a una crisis global de deuda (el mundo debe ya el equivalente al 225% de su PIB). Ahora nos acordamos, también, de que la principal fuente de ingresos de Google y Facebook es la publicidad y de que Amazon es fundamentalmente una empresa de distribución comercial minorista, actividades todas ellas potencialmente sensibles a un enfriamiento del consumo.

En su Global Confidence Barometer, Ernst & Young sitúa la regulación y la inestabilidad geopolítica como principales causas de incertidumbre. Sólo el 40% de los ejecutivos del sector tecnológico prevé realizar adquisiciones en los próximos 12 meses, frente al 52% de abril, como consecuencia de ello. Ahora bien, E&Y da un apunte significativo: el 87% de los encuestados cree que el crecimiento económico mundial mejora, pero solo el 51% ve posibles mejoras adicionales en el sector de la tecnología.

La sensación es que los tiempos de las compras alegres se acaban y llegan otros en los que se va a extremar la selección. Adquisiciones como la reciente de Qualtrics (que gana apenas 2,3 millones de dólares) por SAP, tras pagar 8.000 millones, parecen ir en esa dirección. Porque el talento siempre ha sido un bien escaso y como el informe de E&Y pone de relieve, en la batalla por las mejores ideas ya no sólo compiten las tecnológicas con los fondos de capital riesgo, sino que las compañías no tecnológicas también han decidido entrar en la puja, y con mucha fuerza.

Así pues, a la pregunta inicial sobre si el mercado tiene dudas sobre la revolución digital la respuesta es: todo lo contrario. Se la ha tomado muy en serio.