La RAE define el caos como el "estado de desorden y confusión que se supone anterior a la ordenación del mundo". La entropía es tan real como inevitable: cuando un ente se va componiendo y configurando a una gran escala, de pronto puede romperse en mil pedazos aleatorios. Y las probabilidades de que se vuelvan a unir de manera armoniosa son escasas, no imposible, pero ínfimas.
El sector digital navega cómodamente en el caos. Está más que acostumbrado a virar de dirección cuando una tecnología coge mayor tracción que otra, a buscar el viento que más fuerza le dé para llegar a la meta. Las empresas de esta industria, de hecho, sacan provecho de las grandes incertidumbres que atemorizan a otras tantas.
Esta última semana, empero, ha sido una excepción. Durante el ágape de la patronal Ametic en Santander, las intrigas sobre el futuro del Ministerio de Transformación Digital se sucedían en cualquier corrillo. Empresarios, políticos y periodistas nos espoleábamos unos a o para seguir haciendo leña de esta cuita, en un tráfago que no cesaba con el paso de las horas. La tan cacareada salida de José Luis Escrivá dejaba un vacío que, por momentos, se creyó que no se iba siquiera a cubrir.
Finalmente, el miércoles llegó la fumata blanca. Óscar López sucedería al ya gobernador del Banco de España al frente de la cartera digital. Este viernes, tomará posesión de sus nuevas responsabilidades ante el Rey Felipe VI. ¿Fin de las cábalas, comienzo de una entelequia soñada por la industria digital? Nada más lejos de la realidad.
El escritor Kurt Vonnegut, muy dado a la sátira, defendía que "no existe el orden en el mundo que nos rodea, sino que debemos adaptarnos al caos". No sé si seremos capaces de acostumbrarnos a más semanas así, de incertidumbres y vodeviles por doquier. De la prensa recogiendo las reacciones del sector al nombramiento desde una redacción improvisada en la cola de embarque de un aeropuerto. De grandes figuras del Ejecutivo sin idea alguna de cuál sería su futuro y buscando pistas cual sabuesos entre un pajar de rumores.
Sería una estulticia creer que el caos beneficia a ningún sector económico, al menos no este tipo de caos. Lo primero que busca cualquier empresa es seguridad jurídica y tranquilidad desde la clase política. En otras palabras: conocer las reglas de juego y a quienes las aplican. La disparatada idea de eliminar -apenas un año después de su creación- el Ministerio de Transformación Digital hubiera sido un paso terriblemente equivocado.
Óscar López tiene la oportunidad de demostrar que está en esta cartera para quedarse, para hacer una huella profunda y apoyar la necesaria digitalización de nuestro tejido productivo. De que no se trata de una aventura pasajera y de que tiene vocación de contribuir a una misión de país más imperativa que nunca. El tiempo nos dirá si se confirman estos anhelos compartidos por todo el sector.
Este verano releía algunos libros de Chuck Palahniuk, bien conocido por su libro 'El Club de la Lucha'. Ahora, más que nunca, me acuerdo de una reflexión de su puño y letra: "Todos los descubrimientos verdaderos surgen del caos, son resultado de dirigirse hacia lo que parece incorrecto y ridículo y tonto. Sin acceso al caos verdadero, nunca lograremos la paz verdadera". Ojalá que este sea el caos que precede a un orden en que la digitalización se gane el espacio que tanto merece.