Por qué Italia puede ser el origen de otra crisis bancaria en la UE
Su banca no se ha reestructurado, la morosidad es alta y el Gobierno de Renzi tiene poco margen de maniobra.
22 enero, 2016 02:23Noticias relacionadas
El sector financiero en Italia se ha convertido en los últimos días en una de las principales preocupaciones de Bruselas por los riesgos de una nueva crisis bancaria como la que afectó a España o a Irlanda. Desde principios de año, las acciones de las entidades italianas habían caído más de un 20% de media, debido a la creciente inquietud de los inversores por el alto nivel de morosidad. Monte dei Paschi di Siena, el tercer banco del país, ha llegado a perder más de la mitad de su valor en bolsa. “Eviten Italia”, han recomendado los analistas de JPMorgan a sus clientes.
Las acciones se han recuperado este jueves gracias a la intervención del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. También han contribuido las noticias de un posible acuerdo entre el primer ministro, Matteo Renzi, y la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, para crear un ‘banco malo’ en el que descargar los activos tóxicos de la banca privada. Las autoridades italianas enviaron la semana pasada a Bruselas su plan, que consiste en una garantía estatal para los créditos morosos, según han confirmado a EL ESPAÑOL fuentes comunitarias. Las dos partes están manteniendo “contactos constructivos” y para este viernes se ha programado una reunión técnica.
“En cuestión de semanas todo estará más claro”, ha dicho Renzi en una entrevista al periódico Il Sole. Durante una rueda de prensa posterior en Roma, el primer ministro italiano ha reconocido que el sector bancario necesita más consolidación. “Los banqueros italianos tienen que darse prisa, tienen que actuar rápidamente y bien”, ha alegado. “Al final de este proceso, iniciado por nuestras reformas, el sistema italiano tendrá menos bancos y más sólidos. Tendrá incluso una presencia más fuerte a nivel europeo porque somos un gran país, con un extraordinario nivel de ahorro privado”, sostiene Renzi.
Alta morosidad
A diferencia de los casos de Alemania, Reino Unido o España, Italia apenas dio ayudas públicas a la banca durante la crisis financiera, con la excepción de Monte dei Paschi, y siempre ha presumido de la fortaleza de su sector bancario. Pero la recesión, la crisis de deuda y la falta de reformas en el sector bancario han disparado los niveles de morosidad. El nivel de créditos morosos se sitúa en alrededor del 18% del total, según los datos del Banco de Italia, frente al 10% en España. La cobertura con provisiones alcanza el 44,7%.
En Italia, los activos tóxicos no están concentrados en un solo sector, como ocurrió en España con el inmobiliario, sino que se reparten por toda la economía. Los bancos se resisten a asumir las pérdidas y el resultado es que apenas hay crédito nuevo que fluya a la economía. Estos problemas ya fueron revelados por los test de estrés que hizo el BCE en octubre de 2014: 9 de los 25 suspensos fueron para entidades italianas. Pero los intentos de las autoridades italianas para reformar el sector y reducir su elevada fragmentación no han tenido éxito.
El Gobierno de Roma ya tuvo que acudir el pasado noviembre al rescate de cuatro pequeños bancos regionales: Banca Marche, CariFerrari, CariChieti y Banca Etruria. Gastó 3.600 millones de euros de su fondo nacional de resolución, financiado por las entidades sanas. Y, tal como exigen las reglas de la UE, obligó a asumir pérdidas a los accionistas y a los titulares de deuda subordinada, lo que ha generado una fuerte polémica porque la mayoría son pequeños inversores, como sucedió con los preferentistas en España.
La crisis bancaria ha enfrentado a Renzi con la Comisión y también con Alemania. “La solidez de los bancos italianos es mayor que la de los alemanes”, proclamó el primer ministro en Bruselas tras la última cumbre de líderes europeos de diciembre. Allí, la canciller alemana, Angela Merkel, se negó una vez más a crear un sistema europeo de garantía de depósitos, algo que Italia considera prioritario para estabilizar el sector. Berlín rechaza tener que garantizar los ahorros de ciudadanos de otros estados miembros.
Italia ha chocado incluso con el BCE después de filtrarse que la entidad dirigida por Mario Draghi había pedido a algunos bancos italianos que presentaran datos actualizados sobre sus préstamos morosos. Una noticia que agravó las turbulencias en los mercados. Draghi ha aclarado este jueves que el cuestionario fue enviado también a entidades de otros países y que el BCE no tiene intención de pedir de momento nuevas provisiones o capital adicional.
Sin margen de maniobra para rescates
El mayor problema es que el Gobierno italiano ya no tiene margen de maniobra para rescatar a su banca. No sólo por su abultada deuda pública, el 132% del PIB, la segunda más alta de la UE por detrás de Grecia. El pasado 1 de enero entraron en vigor las nuevas reglas de la UE sobre crisis bancarias, que ponen fin a la era de los rescates con dinero público. La directiva de reestructuración y resolución bancaria establece que en adelante serán los accionistas y los acreedores, y no los contribuyentes, los que paguen la factura. La incertidumbre sobre cómo se llevará a la práctica es otro de los factores que, según los analistas, explica las turbulencias que sufre la banca italiana.
La norma obliga a aplicar una quita mínima equivalente al 8% de los pasivos bancarios antes de que una entidad pueda recibir ayuda del nuevo fondo de resolución europeo, que estará dotado con 55.000 millones de euros. Los primeros en asumir pérdidas serán los accionistas, seguidos de los titulares de deuda subordinada, deuda sénior y grandes depositantes con más de 100.000 euros. Sólo están protegidos los depósitos por debajo de esa cantidad.
La presidenta de la Junta Única de Resolución, Elke König, responsable a partir de ahora de las crisis bancarias en la eurozona, no ha querido desvelar si está preocupada por los bancos italianos durante la rueda de prensa que ha dado este jueves para presentarse. “Pueden estar seguros de que examinamos de cerca los lugares donde hay problemas, y no son necesariamente los que aparecen en la prensa”, se ha limitado a señalar.
Pero ante la gravedad de la crisis, en Bruselas se plantean ya suspender la exigencia de que los bonistas sénior y los grandes depositantes de la banca italiana tengan que asumir pérdidas. Para ello se recurriría a un artículo de la directiva de resolución que deja la puerta abierta a conceder ayudas públicas en caso de “perturbaciones graves de la economía” que pongan en riesgo la estabilidad financiera, según han explicado fuentes europeas.
Ello permitiría recapitalizar la banca italiana con fondos públicos después de que reconozca todas las pérdidas de los créditos morosos, que se transferirán al banco malo. Roma está negociando con Bruselas que el precio de estos activos tóxicos esté entre el 20% y el 30% de su valor nominal, según Reuters, lo que generaría un gran agujero de capital. El problema es el duro golpe para la credibilidad de la UE que supondría incumplir las nuevas reglas a la primera oportunidad. Además, sí que habría pérdidas para muchos pequeños inversores que tienen deuda subordinada.
Pese a todas las dudas, la presidenta de la Junta Única de Resolución asegura que está preparada para gestionar cualquier caso de resolución bancaria que se le presente en el plazo de un fin de semana, mientras estén cerrados los mercados.