No ha pasado ni una semana desde que el Banco Central Europeo (BCE) desplegara toda su munición para reactivar la inflación, el crédito y la economía de la eurozona y Fitch ya le ha desmontado todos sus argumentos. La agencia de calificación ha publicado un informe que repasa las decisiones adoptadas por la entidad y concluye que su impacto será limitado o incluso nulo. “Es improbable que proporcione un impulso significativo a la débil recuperación de la eurozona”, asegura Fitch.
Los estímulos a la desesperada del BCE no solucionan el problema económico de la eurozona.
El principal problema es que el mecanismo de transmisión de la política monetaria está roto, por lo que los estímulos del BCE no llegan hasta la economía real. El problema está en el sector bancario, que es donde se queda el dinero. Ya sea por la falta de demanda de crédito o porque algunos bancos no están en situación de prestar, la realidad es que este dinero del BCE no llega a las calles. Por ese motivo, la batería de medidas aprobada por la institución va encaminada a rebajar los costes de financiación de los bancos, pero su problema es otro: la baja rentabilidad que consiguen. Como el dinero no vale nada, aunque los bancos se financien barato, también prestan barato y no consiguen rentabilizar su negocio.
No creemos que las medidas del jueves tengan impacto en los beneficios de los bancos ni en su capacidad para prestar
“Cuanto más tiempo continúen los tipos de interés negativos, más presión tendrán los bancos sobre sus beneficios”, alerta Fitch. Por este motivo, la agencia pone sobre la mesa la posibilidad de que los bancos empiecen a cobrar por los depósitos de los clientes. Y esto no es remunerar, sino cobrar por los depósitos. Lo nunca visto.
¿Sirve de algo?
La agencia concluye con esta contundencia: “No creemos que las medidas del jueves tengan un impacto importante en los beneficios de los bancos y su capacidad para prestar”. El BCE aseguró que estas medidas serían efectivas y que ayudarían a reanimar el crédito. Pero Fitch lo dice muy claro: la capacidad de prestar de los bancos no tiene nada que ver con estas políticas monetarias que ha puesto en marcha la institución, por eso no tendrán un impacto positivo en la concesión de préstamos.
Además, Fitch calcula que los bancos tendrán que soportar este año una factura de 2.500 millones del BCE por la penalización de la facilidad de depósito. La agencia cree que Draghi bajará hasta el 0,5% lo que cobra a los bancos por tener su dinero aparcado en la cuenta de depósitos del BCE, lo que significa que se llevará un 5% del beneficio de los bancos. Y reducir en un 5% el beneficio cuando los márgenes son tan estrechos supone una gran presión sobre la rentabilidad.
Es improbable que proporcione un impulso significativo a la débil recuperación de la eurozona
Además, explica que un recorte de 0,10 puntos porcentuales en el tipo de interés (que el jueves puso en el 0,00%) tendrá un coste de 500 millones de euros para la banca, ya que significará que tendrán que pagar por las reservas requeridas. Pero el BCE podría evitar este escenario si no carga con este tipo de interés las reservas mínimas.
Los mercados chafan los estímulos
Otro punto importante del informe de Fitch es el impacto negativo que tiene la volatilidad del mercado sobre las medidas de estímulo aprobadas por el BCE. El problema es que todos los movimientos del mercado posteriores a cada reunión de la entidad “tienen un impacto sobre la efectividad de las medidas”, alerta la agencia.
Este escenario dificulta el objetivo del BCE de intentar evitar la deflación en la eurozona. El propio Draghi reconoció la semana pasada que será incapaz de evitar que los precios sigan cayendo en los próximos meses.