Mario Draghi está harto de que los países de la UE esquiven las reformas y trasladen al Banco Central Europeo (BCE) toda la responsabilidad de apuntalar la economía de la eurozona. El banquero italiano ha aprovechado su presencia en la cumbre que se celebra desde este jueves en Bruselas para abroncar a los líderes europeos por su inacción, especialmente ahora que aumentan los riesgos de una recaída. Su mensaje es claro: hacen falta más reformas; más inversión pública en infraestructura en los países que pueden permitírselo (es decir, en Alemania) y menos impuestos.
El presidente del BCE no se ha contentado con trasladar estas críticas en privado a los jefes de estado y de gobierno, durante su reunión a puerta cerrada. Además, ha hecho públicas sus quejas en declaraciones a la prensa tras participar en el Consejo Europeo. Aunque está invitado a todas las cumbres en las que se abordan temas económicos, no es frecuente que Draghi hable después con los periodistas. Lo hizo esporádicamente en los momentos más álgidos de la crisis de deuda. Este jueves ha decidido expresarse para que su mensaje no pase desapercibido en una cumbre cuyo centro de atención es el acuerdo con Turquía sobre refugiados, según fuentes del BCE.
“La política monetaria ha sido la única política que ha impulsado la recuperación en los últimos años”, ha lamentado el banquero italiano. Y se ha referido a la artillería de estímulos monetarios que el BCE aprobó la semana pasada: rebaja al 0% de los tipos de interés, aumento a 80.000 millones de euros al mes del programa de compra de deuda, nuevas inyecciones de liquidez a la banca y penalización del 0,4% a los bancos que aparquen su dinero en Fráncfort. Un paquete “bastante impresionante”, ha presumido el presidente del BCE, cuyo objetivo es “canalizar directamente financiación a la economía real”.
Los tipos de interés seguirán bajos
Además, Draghi ha insistido en que espera que los tipos de interés “continúen a los niveles actuales o más bajos durante un largo periodo de tiempo y mucho más allá del final del programa de compra de activos”, que está previsto que concluya dentro de un año, en marzo de 2017.
Pero el BCE no puede resolver en solitario todos los problemas. La política monetaria “no puede hacer frente a algunas debilidades estructurales básicas de la economía de la eurozona”. “Se necesitan reformas estructurales para aumentar el nivel de demanda, inversión pública e impuestos más bajos”, ha reclamado el banquero italiano.
La demanda de más inversión pública, especialmente en infraestructuras, va dirigida a Alemania, el único gran país de la eurozona que tiene margen presupuestario. Pero Berlín se opone a gastar más. Las rebajas de impuestos las aconseja el BCE a todos los países, acompañadas de recortes de gasto para no aumentar el déficit. Draghi pide también “claridad sobre el futuro de la unión monetaria”. También las reformas de la eurozona se han estancado por la negativa de Alemania a una garantía común de depósitos bancarios.
A los que critican que es el BCE el que da excusas a los gobiernos para no actuar con sus estímulos monetarios, el banquero italiano les ha contestado que es una autoridad independiente y debe respetar su mandato de situar la inflación cerca pero debajo del 2%. Ahora está en el -0,2%. “He dejado claro que incluso si las reformas son menos satisfactorias de lo que nos gustaría, esto no es una buena excusa para que no actuemos”, alega Draghi.
Los riegos para la economía de la eurozona “se han intensificado”. “Si las perspectivas cambian, estamos dispuestos a utilizar todos los instrumentos apropiados”, señala el presidente del BCE.