Si hay alguien que confíe en el sistema público de pensiones, esos son los españoles. Hasta el 81% de la población cree que tiene que ser el Estado quien garantice la jubilación. A pesar del enorme déficit de la Seguridad Social (que este año estará en el entorno de los 17.000 millones de euros) y que la hucha de las pensiones se agotará a finales del próximo año, los españoles mantienen una confianza casi ciega en la pensión pública.
En el Estudio de la Preparación para la jubilación 2016 elaborado por Aegon refleja que el 64% de los españoles creen que su principal fuente de ingresos cuando se jubile será la pensión pública. Una pretensión muy elevada si se tiene en cuenta que el número de pensionistas crece sin parar y que los nuevos jubilados entran con una prestación más elevada, lo que también hace que suba la pensión media. La consecuencia es un sistema con un gasto imparable que, o bien eleva sus recursos con nuevos impuestos o bien reduce las pensiones para garantizar su sostenibilidad.
Ya sea por inconsciencia o por excesiva confianza en el Estado, los españoles ponen las esperanzas de su jubilación en las manos de la Seguridad Social. Aegon pone de manifiesto que España es el segundo peor país en preparación para la jubilación, sólo por detrás de Japón. La aseguradora ha elaborado este informe entre 15 de los principales países del mundo y España queda retratada, ya que consigue una nota de 5 sobre 10 puntos en planificación, por debajo del 5,8 de la media global y del 7,3 que alcanza la India, el país con mejor preparación de la jubilación.
La media de todos estos países refleja que, a nivel internacional, el 46% de los ciudadanos cree que su principal fuente de ingresos tras la jubilación será la pensión pública, esto es, menos de la mitad. Los españoles siguen muy lejos de esta situación, ya que el 64% confía principalmente en las pagas de la Seguridad Social. Por el contrario, la tendencia en los países analizados es que cada trabajador planifique su futuro asegurándose una renta procedente de sus ahorros e inversiones. Hasta un 30% cree que será su principal fuente de ingresos en el futuro, por sólo un 24% de España.
En estos países, también hay una cultura de la contribución de las empresas al ahorro privado. El economista José Carlos Díez explica que en Suecia, es obligatorio que las empresas financien planes privados de jubilación a sus trabajadores. Esta y otras situaciones similares hacen que el 24% de los trabajadores de los países analizados crean que su principal fuente de ingresos sea el plan de jubilación de la empresa. En España esta cifra es exactamente la mitad: el 12%.
Hay que ahorrar
“El problema de España es el ahorro habitual”, alerta Jaime Kirkpatrick, consejero delegado de Aegon, ya que solo el 27% de los españoles guardan una parte de su renta de forma recurrente, mientras que en el resto de países asciende hasta el 38%. Es cierto que la situación del mercado laboral en España es muy complicada, con una tasa de paro que supera el 19% y una gran bolsa de contratos precarios, sin embargo, Kirkpatrick alerta de que “hay mucha más gente que tiene capacidad de ahorro de la que ahora está ahorrando”. Además, desmonta la tesis de que no se puede ahorrar con sueldos bajos: “No es verdad que sistemáticamente la gente con menos ingresos sean los que menos ahorran”.
La tendencia de España desde el año 2012 (cuando empezó a elaborar este estudio Aegon) se ha mantenido estable: en torno al 25% de los ciudadanos son ahorradores habituales. Datos que reflejan un claro estancamiento en la preparación del futuro de los españoles y la ausencia de una confluencia con el resto de principales economías del mundo, donde alcanza el 38%.
En definitiva, con una población tan poco preparada para la jubilación, quedan pocas alternativas a que sea el sistema público de pensiones quien garantice que los jubilados no entran en la franja de la pobreza. “El sistema va a sobrevivir, vamos a tener un seguro público porque es una protección contra la pobreza”, explica José Carlos Díez, sin embargo, la jubilación pública no permitirá sostener un nivel de rentas alto. En otras palabras, que quien se jubile con un salario elevado verá muy reducido su nivel de vida.
Ante esta situación, Aegon considera que la situación es fomentar la planificación, tanto desde el Estado como desde las empresas. Para Kirkpatrick, lo importante no es establecer más beneficios fiscales al ahorro, ya que son soluciones “de corto plazo”, lo importante es educar y concienciar de la importancia del ahorro y la planificación de la jubilación.
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