España crece y seguirá creciendo, soporta mejor que otros la importante incertidumbre económica existente, pero va sintiendo sus efectos de una manera cada vez más evidente y lo continuará notando en los próximos años. Son las principales conclusiones que arrojan las nuevas previsiones anunciadas este martes por el Banco de España (BdE), que recogen menos crecimiento y más paro para 2019, 2020 y 2021 que en las estimaciones presentadas en junio y que llegan cuando el bloqueo político desembocará en unas nuevas Elecciones Generales el próximo 10 de noviembre.
En este sentiendo, el BdE confirma que la situación política no ayuda en el actual contexto económico. "En el ámbito interno, la prolongación de la situación de indefinición política y de ausencia de actividad legislativa está retrasando la adopción de las medidas necesarias para atajar las vulnerabilidades que todavía subsisten en la economía española y aumentar su capacidad de crecimiento", reconoce el organismo supervisor.
Si hace tres meses la entidad gobernada por Pablo Hernández de Cos elevó su pronóstico de crecimiento para este año en dos décimas, del 2,2% al 2,4%, ahora da marcha atrás con más fuerza aún para situarlo en el 2%. También recorta del 1,9% al 1,7% su previsión para 2020 y del 1,7% al 1,6% la de 2021.
En cuanto al paro, también empeora sus cifras con respecto a junio. Si entonces lo veía en el 13,8% a finales de 2019, ahora lo sitúa en el 14,1%. Aunque los saltos más notables se observan para 2020 y 2021, cuyas previsiones saltan del 12,4% al 13,2% y del 11,8% al 12,8%, respectivamente.
"Este perfil de desaceleración responde, en parte, a la pérdida de vigor de la demanda interna que revelan los últimos datos de la Contabilidad Nacional y, en parte, a la información coyuntural más reciente, que apunta a un debilitamiento de la actividad en los meses de verano", confirma el BdE. Y añade: "En su conjunto, toda esta nueva información revela que el deterioro del entorno exterior y las incertidumbres procedentes del resto del mundo -y, posiblemente también, otras de carácter interno- estarían ejerciendo un efecto moderador del nivel de gasto de empresas y familias. Este contexto de mayor incertidumbre seguiría pesando sobre las decisiones de gasto de los agentes, particularmente en el corto plazo, lo que se traduciría en unos ritmos de avance de la actividad más moderados que los registrados en los últimos años".
Porque, en medio de la incertidumbre económica, comercial y política reinante en la actualidad, el BdE lo tiene claro: "Los riesgos para el escenario central de crecimiento de la actividad continúan orientados a la baja". O dicho de otro modo: el peligro es que el crecimiento y el empleo se sigan debilitando.
Con respecto al déficit público, el BdE mantiene su pronóstico para 2019 en el 2,4%. Es decir, cuatro décimas por encima del objetivo adquirido por España de situarlo en el 2%.