Los nubarrones que amenazan la recuperación: guerra en Ucrania, inflación o falta de trabajadores
Los precios seguirán en niveles muy altos más tiempo del previsto y podrían obligar a una subida prematura de tipos, según Bruselas.
11 febrero, 2022 04:43Noticias relacionadas
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Aunque lo peor de la pandemia de la Covid-19 parece haber quedado atrás, nuevos nubarrones amenazan la recuperación económica en la Unión Europea. Tras un fuerte rebote del 5,3% el año pasado, Bruselas empeora sus previsiones económicas para la eurozona en 2022 por el impacto de ómicron, la subida general de precios y los cuellos de botella en las cadenas de suministro mundiales. "La incertidumbre y los riesgos siguen siendo altos", ha avisado el comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni.
Según los cálculos de la Comisión, tanto la eurozona como el conjunto de la UE crecerán en 2022 un 4%, tres décimas menos de lo previsto en noviembre. Entre los grandes Estados miembro, la mayor rebaja afecta a Alemania (del 4,6% al 3,6%), cuya industria es la que más sufre los problemas de suministro. Pero el Ejecutivo comunitario también empeora ligeramente las cifras de Francia (3,6% en lugar de 3,8%) o Italia (4,1% en lugar de 4,3%).
En contraste, España se salva de los recortes. Se expandirá un 5,6%, una décima más que en el cálculo anterior, aunque todavía muy lejos del 7% que pronostica la vicepresidenta primera, Nadia Calviño. La economía española será la segunda que más crezca este año de toda la UE, sólo superada por Malta (6%).
La mejora española se explica por los ahorros acumulados durante la crisis y la subida de las pensiones, que sostendrán el consumo privado; y por los fondos Next Generation, que permitirán preservar la inversión pública. La recuperación del turismo internacional también contribuirá al crecimiento. Nuestro país recuperará el nivel previo a la pandemia a finales de año, un trimestre antes de lo previsto.
Sin embargo, la peor noticia en las previsiones de Bruselas tiene que ver con la subida general de precios. "La inflación es por supuesto un gran problema", admite Gentiloni. En comparación con el anterior informe de otoño, las proyecciones de inflación para este año se han revisado considerablemente al alza: del 2,2% al 3,5% (3,6% en España).
La inflación tocará techo durante el primer trimestre, pero seguirá por encima del 3% hasta el tercer trimestre, por encima del objetivo del 2% del Banco Central Europeo (BCE). El Ejecutivo comunitario sigue pensando que los precios caerán después de forma brusca, hasta situarse en el 1,7% de media en 2023 (1,1% en el caso de España).
Aunque el principal motor de la inflación sigue siendo el meteórico encarecimiento de la energía, la Comisión admite ya un contagio al resto de precios que daña el poder adquisitivo, especialmente de los hogares más vulnerables. Pero de momento descarta los temidos "efectos de segunda vuelta". "Hasta ahora no hemos visto presiones importantes en el aumento de salarios, ni en los datos ni en los resultados de negociaciones salariales recientes", ha dicho Gentiloni.
Sin embargo, la situación en el mercado laboral empieza también a ser preocupante. Aunque la tasa de paro ha caído a mínimos históricos del 7%, esta buena cifra esconde graves desequilibrios. Por un lado, el desempleo sigue siendo muy alto entre los jóvenes (14,9%) y en países como España (13%). Al mismo tiempo, otros países (Alemania, Francia, Irlanda, Holanda, Finlandia o Malta) y sectores (construcción) tienen cada vez más problemas para encontrar trabajadores cualificados, lo que daña a la producción.
"A pesar de su sólido desempeño, el aumento del empleo no sigue el ritmo de la creciente demanda de mano de obra. El empleo es un factor cada vez más importante que limita la producción en varios sectores. Las encuestas empresariales de la Comisión muestran que la escasez de mano de obra alcanzó máximos históricos en la industria, los servicios y la construcción en enero", ha explicado el comisario de Asuntos Económicos.
Por lo demás, el principal riesgo que podría hacer descarrilar la recuperación en la UE es un nuevo ataque de Rusia a Ucrania. Un conflicto armado que tendría un efecto muy negativo tanto en el crecimiento como en la inflación, sobre todo porque dispararía todavía más los precios de la energía y de las materias primas. El 40% del gas consumido en la UE proviene de Rusia. "Paz, estabilidad y crecimiento económico están por supuesto estrictamente interconectados", avisa Gentiloni.
La pandemia sigue siendo también un destacado factor de incertidumbre. Bruselas espera que la actual ola de contagios causada por ómicron toque techo en las próximas semanas y que el crecimiento vuelva a cobrar velocidad de crucero a partir de abril, pero admite que estas proyecciones podrían ser demasiado optimistas.
En particular, el elevado número de bajas laborales por Covid-19 puede perturbar la producción, la logística y el transporte más de lo esperado, resultando en una menor actividad económica y más presiones inflacionistas. El actual tsunami de ómicron avanza hacia los países del Este, con tasas de vacunación más bajas, lo que podría exigir el endurecimiento allí de las medidas de confinamiento, que lastran la actividad económica. Este riesgo es aún mayor fuera de la UE, donde el ritmo de vacunación es aún menor.
A medio plazo, la posible endemización del virus, que reduciría la incertidumbre económica, debe contraponerse al riesgo de aparición de nuevas variantes graves.
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Otro nubarrón en el horizonte tiene que ver con un posible agravamiento de los problemas en las cadenas de suministro globales, lo que aumentaría todavía más los plazos de entrega. "Estos riesgos se amplifican por la política de Covid-19 cero por parte de China", señala el informe de Bruselas. Al mismo tiempo, la ralentización de la demanda a corto plazo, en la UE y en el resto de mundo, podría ayudar a resolver los cuellos de botella antes de lo previsto.
"La reciente aceleración de la inflación mundial podría implicar un endurecimiento más rápido de lo previsto de la política monetaria, con repercusiones en las condiciones de financiación y en la demanda. Además, el desarrollo de la crisis de deuda en el sector inmobiliario de China puede tener efectos indirectos negativos en el resto del mundo si no se contiene", explica el Ejecutivo comunitario.
La inflación en la eurozona podría acabar siendo mucho más alta de lo previsto si el encarecimiento de la energía y los problemas de suministro se trasladan por completo a los precios finales. O si se producen aumentos salariales superiores al incremento de la productividad.
"Si la inflación acaba siendo más persistente, los bancos centrales podrían verse obligados a adelantar su ritmo de ajuste, desencadenando un cambio en los costes de financiación y restringiendo la demanda", concluye el texto.