De hecho, según los datos de la Agencia Tributaria, las ventas de las empresas españolas se estancaron respecto al año pasado durante los días que coincidieron con la Semana Santa y el puente de mayo. De 29 de marzo al 2 de mayo el crecimiento de la facturación del sector privado se quedó prácticamente a cero respecto al mismo periodo del año pasado. 

Y ello pese a que las ventas de la hostelería, gracias a los periodos vacacionales, se elevaron un 34%. Sin embargo, la buena marcha de bares, restaurantes y hoteles (entre otros negocios) no pudo compensar la caída de facturación, respecto a 2022, de otros sectores. 

¿Cuáles concretamente? El que más perdió fue el de la energía (más de un 30% menos), como viene ocurriendo durante todo 2023, por el descenso del precio de la electricidad y el gas. Sin embargo, también caen las ventas de transporte y almacenamiento (pierde más de un 10% de las ventas en este periodo) y de comercio al por mayor e intermediarios (que desciende más de un 4%). 

Pese a que en jornadas posteriores a la Semana Santa se observa cierta recuperación de las ventas de las empresas, el frenazo sigue siendo predominante, puesto que pasan de un crecimiento del 3,4% registrado a finales de marzo (antes de Semana Santa) a un 2,3% en el último periodo auditado por la Agencia Tributaria, que corresponde a mediados de mayo. 

Pérdida de dinamismo

El ente del Ministerio de Hacienda admite que esto está provocado por el descenso del "dinamismo" de determinados sectores. Además de los mencionados, la construcción también pierde un notable impulso (pasa de un crecimiento por encima del 30% a uno del 16%). 

Estos datos son indicios que siguen apuntando a un patrón generalizado en estas semanas: el parón del consumo en nuestro país. Así lo argumentan desde CaixaBank Research. "Sostenemos que las tasas de crecimiento actuales podrían estar apuntando a un estancamiento del consumo en términos reales", apuntan en su último informe sobre la evolución del gasto de los españoles, recogido por EL ESPAÑOL-Invertia. 

Este fenómeno ya está previsto. Si en 2022 el consumo de los hogares creció un 4,5%, para este 2023 el Gobierno espera que aumente un 2,1%, menos de la mitad. 

Sin embargo, este pronóstico sería optimista a juicio de los entes de supervisión. El Banco de España considera que el consumo de los hogares crecerá solo un 1,2% este año, mientras que la Comisión Europea es todavía más pesimista y rebaja su pronóstico al 0,9%. 

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De hecho, el consenso de Funcas (que se elabora con los vaticinios de las principales casas de análisis económico) apunta a que el aumento del consumo de los hogares se quedará en el 0,7%.

¿Las causas? Son variadas. Están tanto la pérdida de poder adquisitivo por la inflación y las escasas subidas salariales como las subidas de tipos de interés, que ya están reduciendo el acceso de las familias al crédito. 

Cabe recordar que el consumo privado y de los hogares son pilares sobre los que se fundamenta la economía española y los ingresos fiscales, como se pudo observar el año pasado.