Las elecciones rompen el eje España-Países Bajos para suavizar las reglas de gasto y acercan los ajustes duros

Al romper las tradicionales divisiones entre norte y sur, el documento hispano-holandés sirvió de base a las propuestas legislativas de la Comisión de Ursula von der Leyen: sustituir los objetivos comunes de reducción de déficit y deuda por planes de ajuste plurianuales (con posibilidad de prórrogas) hechos a medida de cada Estado miembro. La alianza entre España y Países Bajos ha dejado, además, aislado al ministro alemán de Finanzas, Christian Lindner, en su oposición a la reforma.

Sin embargo, las inminentes elecciones anticipadas tanto en España como en Países Bajos (tras la caída del Gobierno de coalición de Mark Rutte por diferencias sobre la política migratoria) disolverán este eje Calviño-Kaag, complicando todavía más las posibilidades de un acuerdo para relajar las reglas comunitarias de disciplina fiscal.

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Para empezar, Kaag (líder del partido socioliberal D66 y viceprimera ministra de Mark Rutte) ha anunciado este mismo jueves que no se presentará a la reelección y abandona la política. Argumenta que ella y su familia han sufrido una enorme presión debido a las constantes amenazas de muerte que recibe de grupos de extrema derecha y negacionistas.

Además, desde la dimisión de Rutte y hasta las elecciones de noviembre, el Gobierno holandés está en funciones y tiene limitado su margen de maniobra en la UE, lo que le obliga a mantener una posición "reservada" en las negociaciones del Pacto de Estabilidad, según ha explicado la propia Kaag este jueves Bruselas. De momento, su alianza con España cuenta con el respaldo del Parlamento holandés, pero los diputados podrían obligar al Ejecutivo a cambiar de posición en cualquier momento.

En España, todas las encuestas (salvo el CIS) dan la victoria al PP en las elecciones del 13-J, aunque la formación de Gobierno dependerá de la política de alianzas. De momento, la formación de Alberto Núñez Feijóo no ha detallado cuál es su posición sobre la reforma de las reglas fiscales de la UE. "Contribuiremos a la revisión del nuevo Pacto de Estabilidad y Crecimiento, con el objetivo de impulsar un crecimiento sostenible e integrador en toda la UE", se limita a señalar su programa electoral.

A la espera de los comicios, Calviño ha puesto la reforma de las reglas fiscales en la agenda de su primera reunión como presidenta del Ecofin, que se celebra este viernes en la capital comunitaria. La Presidencia española ha elaborado un documento de discusión que identifica "los cuatro elementos fundamentales que podrían conformar ese acuerdo en el curso del otoño", según ha explicado la vicepresidenta primera.

Se trata del reparto de responsabilidades entre la Comisión y los Gobiernos, las salvaguardas para garantizar una reducción de la deuda pero sin asfixiar el crecimiento (el punto más polémico para Berlín, que pide objetivos numéricos comunes), el espacio fiscal para las inversiones y los incentivos para las reformas, así como los mecanismos para garantizar el cumplimiento de lo prometido.

Los fontaneros de la Presidencia española trabajarán de forma "muy intensa" también "durante el mes de agosto" para "tratar de avanzar en todos estos elementos". Calviño pretende programar una nueva discusión política en el Ecofin informal de Santiago de Compostela los días 15 y 16 de septiembre y presentar una solución de compromiso en la siguiente reunión del 17 de octubre en Luxemburgo.

El objetivo sigue siendo aprobar la reforma antes de fin de año, ya que (pase lo que pase) las reglas de disciplina fiscal volverán a aplicarse en 2024 tras cuatro años suspendidas por la pandemia y la guerra. Pero para entonces tanto el Gobierno español como el holandés podrían haber cambiado de signo político, facilitando un realineamiento de Países Bajos con Alemania y complicando las posibilidades de un acuerdo entre norte y sur.