Ilustracion.

Ilustracion. E. E.

Macroeconomía

El precio de los alimentos se dispara un 72% en las últimas dos décadas, diez veces más que la riqueza de los españoles

El Gobierno ha decidido mantener la rebaja del IVA de la cesta básica de la compra, pero con una senda establecida de vuelta a su tipo habitual.

27 junio, 2024 02:47

El coste de los alimentos está en el foco de políticos y ciudadanos. Desde 2021 no ha dejado de crecer, y aunque el ritmo de los avances se ha moderado en los últimos meses, sigue siendo elevado. Pero no se trata de un problema nuevo: en dos décadas, se han encarecido un 72,4%, mientras que la riqueza de los españoles sólo ha aumentado un 7,6%.

Así, el precio de los alimentos crece a un ritmo diez veces mayor que el PIB per cápita de España, es decir, la riqueza del país dividida entre sus habitantes. Los datos que proporciona Eurostat no muestran un fenómeno único: ocurre con otros productos y en otros países, pero sí es sintomático de la evolución de la capacidad de compra de los españoles. Si los precios crecen por encima de los recursos, el poder adquisitivo se resiente.

Si la evolución del precio de los alimentos se compara con la del coste salarial medio —que puede compararse con la remuneración media de un trabajador—, la diferencia se reduce hasta los 20 puntos. Arroja, igualmente, una pérdida de capacidad de compra para los productos que componen la cesta básica de las familias.

El desacople entre el coste de los alimentos y la riqueza media de los españoles es especialmente perjudicial para las familias más humildes. Esto es así porque el peso de los alimentos en el consumo de las rentas bajas en mayor que para aquellas de mayor poder adquisitivo.

Es decir, comprar, por ejemplo, un litro de aceite de oliva —uno de los productos alimenticios que más ha subido— se lleva más parte de los recursos de los que dispone un trabajador que cobre el salario mínimo interprofesional (SMI) que el de uno cuyo sueldo doble esa primera retribución.

Precisamente, y como evidencia el gráfico inmediatamente superior, el aceite es el componente que más se ha encarecido, de acuerdo con la información del Instituto Nacional de Estadística (INE). Entre mayo de 2005 y el mismo mes de este año su precio se ha disparado un 173%. Y si se analiza únicamente el aceite de oliva, el incremento escala al 196,6%.

No es el único alimento cuyo precio se ha disparado, también destacan las subidas de la fruta (97,1%), las legumbres y hortalizas (84,9%) y el pescado y el marisco (73,9%).

La pérdida de poder adquisitivo de los españoles en cuando al consumo de alimentos no es una excepción. El diferencial en la media de la Unión Europea (UE) es de 57 puntos entre 2005 y 2023; y en la eurozona, de 52. Pero España, con esos más de 60 puntos, se sitúa como el octavo país con mayor pérdida de capacidad de compra en casi dos décadas.

Además, dentro de las grandes economías del euro, España es la más perjudicada. En Francia, el diferencial entre el avance de los precios de los alimentos y el PIB per cápita es de 44 puntos; en Italia, de 59; y en Alemania, de 62. De hecho, hasta Portugal presenta un mejor comportamiento, con una diferencia de 32 puntos.

Medidas de control

En cualquier caso, lo cierto es que el mayor repunte de los precios se ha dado en los últimos 3 años. Entre mayo de 2021 y el mismo mes de este año, el coste de los alimentos se ha disparado un 30%. Las causas son varias: el boom del consumo tras los peores momentos de la pandemia, las tensiones geopolíticas derivadas de la guerra en Ucrania y las malas temporadas agrícolas debidas al cambio climático.

Ante esto, el Gobierno decidió en las postrimerías de 2022 rebajar el IVA de los alimentos básicos a partir de enero de 2023. Una medida cuyo coste supera ya los 2.000 millones de euros y que el Ejecutivo ha decidido prorrogar esta misma semana. De hecho, lo ha ampliado al rebajar el impuesto sobre el aceite de oliva al 0%.

La iniciativa, no obstante, no convence ni dentro del propio Gobierno. Desde Sumar reclaman es un mayor control de los precios a través de una vigilancia de los márgenes empresariales del sector de la distribución. La pata rosa del Ejecutivo advierte de que las anteriores rebajas de impuestos han sido aprovechadas por las empresas para aumentar sus beneficios, y teme que sigue ocurriendo así.

No obstante, desde el lado socialista responden que el Observatorio de la Cadena Alimentaria no ha detectado dicho problema. Lo cierto es que calcular el efecto de una rebaja impositiva en un contexto de subidas de precio no es fácil, ya que la reducción inicial rápidamente es sobrepasada por la dinámica inflacionista. Sin embargo, la advertencia en caso de no prorrogar la rebaja era clara: los precios de los alimentos se habrían disparado un 5% de un día para otro.