La clave está en la ejecución, en no perder ni un solo cliente del Banco Popular tras la adquisición de la compañía. Esa ha sido la consigna que ha transmitido la presidenta del Santander, Ana Botín, a su equipo tras precipitarse la compra de su rival por un euro.

La primera ejecutiva del banco ha transmitido desde el primer momento un mensaje de calma, insistiendo en la importancia de que esta operación suponga salvaguardar de la tormenta a los depositantes del Popular. En la presentación a analistas del grupo habló, específicamente, en el “foco en conservar el valor de la franquicia”.

Trasladar su experiencia en integraciones

El objetivo del Santander es trasladar su experiencia en integraciones, y su recorrido limitando posibles pérdidas de ingresos, aportando sus mejores prácticas y trabajando para “conservar la fortaleza del Popular en banca de particulares y pymes”. En el segmento de pequeñas y medianas empresas, por ejemplo, la compañía se hará con una cuota de mercado total del 25%.

Para esto, una de las cifras a mejorar es la ratio de recurrencia, el porcentaje de comisiones netas sobre el total de costes operativos, que en el Santander es del 58% y en el Popular, del 38%, dejando un enorme margen de mejora. Es el concepto de la cuenta 123, la relación constante con el banco. El Santander quiere mejorar la baja penetración que tiene el Popular en clientes activos de otros productos como fondos, seguros o tarjetas.

Por sucursales, el banco resultante tendrá cuotas de casi el 29% en Galicia, del 22,8% en Madrid y del 20,7% en Madrid. Además, se mantiene por encima del 15% en Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana, Castilla y León y Navarra, y no tiene menos del 10% en ninguna región. La Rioja es el farolillo rojo y tiene un 11,4% de cuota