Bank of America Merrill Lynch (BofAML) presume de ser una de las casas de Wall Street que más millones de dólares dedica a research. El gigante de la banca de inversión acaba de nombrar economista jefe para Europa de ese servicio de estudios a un español. Se trata de Rubén Segura-Cayuela, que el pasado viernes fue presentado en el Hotel Villamagna de Madrid por el máximo responsable del banco en España, Joaquín Arenas.

Segura-Cayuela estrenó su nuevo cargo reconociendo que aquí no hay empresario que invierta. No se refería a España en particular, sino a Europa. Según explicó el economista -que en su día trabajó para el Banco de España-, las tensiones geopolíticas dibujan un escenario de tal incertidumbre para la economía que es muy complicado que las empresas tomen decisiones de inversión de aquí a los próximos seis meses. 

Se refirió en concreto al caso del automóvil, una industria esencial para Alemania, pero también para España, donde genera 300.000 empleos directos. Los fabricantes de coches no saben si a partir de noviembre serán víctimas de los nuevos aranceles que ha avanzado Donald Trump. Una incertidumbre que se agrava por las dudas que tiene la industria sobre si seguirá exportando coches a Reino Unido en caso de un Brexit duro o por el impacto en las ventas locales de los vaivenes de la regulación nacional 'antidiésel'.

Cuando el BCE de Lagarde imprima papel mojado

Cuando el BCE de Lagarde imprima papel mojado

El mundo está en guerra, sólo que las batallas del siglo XXI se libran en las aduanas o los mercados de divisas y los estrategas negocian en el Club Bilderberg.

Ese escenario bélico no sólo ha sido dibujado por BofAML. Un panel económico difundido este domingo por PwC con expertos como Guillermo de la Dehesa (consejero del Banco Santander y Santa Lucía), Rafael Pampillón (profesor del IE Business School) o Rafael Doménech (responsable de BBVA Research) dibuja un preocupante tablero de guerra comercial que no sólo va a afectar a los coches y el despliegue del 5G, sino que también dañará otros campos como la biotecnología o los ordenadores cuánticos. Sectores en los que, advierte el informe de la consultora que preside Gonzálo Sánchez, la Unión Europea tiene perdida ya la batalla frente a China o Estados Unidos.

Europa no tiene un Silicon Valley y pronto se quedará sin su Manhattan financiero que representaba la City de Londres. A los europeos, siempre les quedará Fráncfort. Una ciudad a la que pronto se mudará Christine Lagarde como nueva presidenta del Banco Central Europeo (BCE).

Y es que para esta guerra que se libra con armas monetarias, los políticos europeos han decidido entregar el mando de la máquina de hacer billetes a una mujer con un marcado perfil político que frene las aspiraciones de los halcones de guardar artillería por si el conflicto se recrudece y hay que sacar los cañones.

Más allá del mensaje enviado por Bruselas sobre la independencia de la institución o la pertinencia de entregar la batuta de la política monetaria a una abogada, el problema es que la estrategia podría no funcionar.

Christine Lagarde y Luis de Guindos. Los economistas Guillermo de la Dehesa, Rafael Doménech y Rubén Segura-Cayuela.

Christine Lagarde y Luis de Guindos. Los economistas Guillermo de la Dehesa, Rafael Doménech y Rubén Segura-Cayuela.

El BCE ha comprado tanta deuda que las compras adicionales ya no estimulan la economía como antaño. Algo parecido ocurre con los tipos. Una nueva bajada del precio del dinero en Europa también podría fallar. "Se desconoce dónde está el nivel en el que bajar más los tipos es contraproducente para la economía, pero debe estar ya cerca" en el caso de Europa. Prueba de ello es que el crédito a disposición de los clientes es tanto como el que se demanda, explicaba el economista de BofAML.

El desorbitado nivel de estímulos que mantiene viva la economía mundial es tal que son muchas las voces que llevan tiempo pidiendo a Mario Draghi que repliegue estímulos para rearmarse antes de la próxima crisis.

Si todo se tuerce y la guerra comercial se recrudece o el Brexit tiene un final abrupto, los billetes que podría imprimir Lagarde a partir de 2020 podrían ser "papel mojado", parafraseando el último episodio protagonizado por la todavía directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Lagarde ha sufrido un accidente con los papeles que le envió la Audiencia Nacional para que testificara en el juicio por la salida a Bolsa de Bankia. Tras negarse a declarar por videoconferencia, la sucesora de Rodrigo Rato ha pedido aplazar ahora su testimonio por escrito alegando que el sobre en el que le enviaron a Washington el cuestionario se mojó por el camino y los papeles llegaron en estado defectuoso. 

Lagarde tiene que aclarar ante la juez, Ángeles Murillo, una disputa entre su predecesor en el FMI y el que será su número dos en el BCE, Luis de Guindos. En concreto, debe aclarar si recibió presiones del Ministerio de Economía en 2012 para adelantar la publicación de un informe muy crítico con Bankia que precipitó la intervención de la entidad, según denuncia Rato.

El tándem político Lagarde-Guindos al frente del BCE despierta muchas suspicacias. Además de su pasado político, ninguno de los dos cuenta con experiencia en política monetaria.

El empacho de estímulos que mantiene a flote la economía no tiene precedente histórico. Y las pocas ganas de los políticos por hacer reformas van a azuzar las presiones para que la primera gobernadora del BCE no haga lo que hacen los banqueros centrales cuando llega el momento. Como dijo el que fuera presidente de la Fed durante casi 20 años, William McChesney, esa función no es otra que la de retirar la ponchera cuando la fiesta empieza animarse. El problema es que a estas alturas, los mercados que celebran el guateque están ya borrachos de liquidez y la anfitriona del evento -la economía europea- sigue sin conseguir animarse de verdad.

ATENTOS A...

Colonial. La inmobiliaria que preside Juan José Brugera y gestiona Pere Viñolas, como consejero delegado, ultima la venta de 15 centros logísticos. Se trata de unos activos con una superficie de 574.462 metros cuadrados de superficie concentrados en su mayoría en Madrid y Barcelona. La operación con la que la compañía quiere deshacerse de unos centros que heredó de la socimi Axiare se ha movido en el mercado por una cifra que ronda los 480 millones de euros. En el sector inmobiliario se sigue muy de cerca esta venta, puesto que hay quien sospecha que tanto en Madrid, como en Barcelona se está formando una burbuja con los centros logísticos de la última milla. El precio al que se cierre la venta será un referente para poner precio a estos activos logísticos tan valorados en otras grandes ciudades con difícil acceso al centro para plataformas como Amazon, como es el caso de Londres.