La 'gripalización' llega al precio del gas, ¿subirá todos los inviernos?
La crisis del suministro de gas en Europa se ha centrado en los niveles de almacenamiento, en el gas ruso y en el GNL. Hay que evitar que se repita.
18 enero, 2022 05:32Noticias relacionadas
- 'Crisis energética': luz, gas y CO2 ahogan la economía mientras la ‘Transición Verde’ se lleva el 40% de fondos UE
- La mayor eléctrica británica advierte de que el precio del gas seguirá caro dos años más
- IRENA: "El hidrógeno variará la geografía del comercio de energía mundial y las relaciones entre países"
La crisis del gas natural en Europa tiene difícil solución a corto y medio plazo. Después de este invierno, con las reservas bajas en los almacenamientos y los conflictos con Rusia, asalta la duda de si será un problema recurrente en la Unión Europea con la llegada del invierno. ¿Se debería hablar de una "gripalización" de los precios energéticos en la zona euro?
El aumento de los precios del gas natural ha disparado las facturas de la electricidad y de la calefacción, lo que ha empujado a la inflación hasta el 6,5% en diciembre, al menos en España. En la zona euro el IPC es del 5% en diciembre y solo Lituania, Estonia y Letonia tienen tasas mayores a la de España. La inflación en Grecia es del 4,4%, en Italia del 4,2% y en Portugal no llega al 3%.
Es un problema comunitario. Los precios de la energía en los 19 países que comparten el euro subieron un 26% en diciembre respecto al año anterior. Por ejemplo, los precios del gas natural alcanzaron máximos históricos en la región en 2021, impulsando los precios mayoristas hasta los 182 euros/MWh el 22 de diciembre, según el TTF holandés, el mercado del gas de referencia. Casi se multiplica por cuatro los niveles promedio de antes de la pandemia.
La subida interanual de los productos energéticos ha sido de un 40,2%, y carburantes y combustibles suben un 24%, con datos de diciembre.
El día de la marmota
En este contexto surge la pregunta de cómo Europa, que importa la mayor parte de su energía, va a pasar otro invierno sin un fuerte encarecimiento del gas, especialmente si la temporada resulta ser más fría o más larga de lo habitual.
Peter Zeniewski, analista de Energía de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y excanciller de la Universidad de Edimburgo, se pregunta en una red social qué se puede hacer para reducir la vulnerabilidad futura de la zona euro.
"Reconociendo la importancia del almacenamiento, la diversidad del suministro también debe ser esencial para la seguridad del suministro. Pero la demanda ha sido menos importante, excepto cuando escuchamos acerca de la reducción de la producción de las fábricas o el cambio de gas a carbón en el sector eléctrico".
El problema de los próximos años es que existe un calendario de cierre de centrales de carbón y de nucleares por todo el territorio y eso supone que Europa seguirá dependiendo del gas para su transición energética.
"El uso de gas en los edificios, principalmente para calefacción, es responsable del 50% de la demanda de gas de Europa durante el invierno, y la demanda general de gas es un 50% más alta en invierno que en verano", continúa Zeniewski.
Isabel Schnabel, responsable de operaciones de mercado del BCE, señala a Financial Times que la transición planificada de los combustibles fósiles a una economía más ecológica y baja en carbono “plantea riesgos alcistas medibles para nuestra proyección de referencia de inflación a medio plazo”.
Europa frente a Asia
Los analistas de Rystad Energy han realizado un seguimiento de barcos el mes pasado para ver cómo 11 buques cisterna que transportaban gas natural licuado (GNL) a Asia daban la vuelta en forma U en medio del océano para aprovechar lucrarse de una venta mucho más beneficiosa si terminaban descargando su gas en Europa.
No es la primera vez que ocurre. Sin ir más lejos, una ola de frío a finales del invierno en 2018 disparó los precios de la energía. Reino Unido advirtió que algunas industrias gasintensivas podrían tener que enfrentarse a cortes. No llegó la sangre al río, pero este año ha vuelto a repetirse. Y ahora sí que han parado las industrias, pero más por los altos precios que por falta de combustible.
Tampoco se puede olvidar lo ocurrido en enero de 2009. La disputa de precios entre Gazprom y Ucrania provocó un cierre de dos semanas en el sureste de Europa. Cortó la calefacción de gas a 70.000 viviendas en Bosnia-Herzegovina, lo que creó cierto caos en el país durante esos días.
El GNL no puede cubrir el 100% de las necesidades gasistas en Europa, pero, sin lugar a dudas, jugará un papel muy importante en la solución energética, según Rystad. Eso sí, dependiendo de cuánto esté dispuesta a pagar Europa por comprarlo.
Soluciones a corto plazo
Por el momento, los gobiernos de los distintos países de la UE, el hogar de 447 millones de personas, están ofreciendo ayudas en efectivo a los consumidores para suavizar el golpe.
En España, son de sobra conocidas. En la actualidad están vigentes la rebaja del 21% al 10% en el IVA en la factura eléctrica, la suspensión del impuesto de generación del 7% que pagan las empresas y la reducción del 5,11% al 0,5% del impuesto a la electricidad que enfrentan los consumidores.
Pero la solución a largo plazo es más inversión en energías renovables como la eólica y la solar.
"Nuestra predicción es que entre 2024 y 2025 ya estemos regresando a niveles equilibrados en el mercado del gas en Europa, con precios entorno a los 25/30 euros/MWh", explica a EL ESPAÑOL/Invertia Ana Barillas, Head of Iberia en la consultora internacional Aurora Energy Research.
"Uno de los problemas que agudizan esta crisis es el mercado de CO2 que también empuja al alza los precios energéticos y además, está muy politizado. A medio plazo bajarán también los precios de las emisiones. El hecho de que el gas esté tan alto empuja a que entre el carbón en funcionamiento, y eso crea una demanda adicional en el comercio de derechos de emisión (ETS EU)".
"Cuando se demande menos gas por la incorporación de más renovables, se demandará menos carbón y bajará el precio del CO2", añade Barillas.
"Si la UE cumple sus objetivos del 'Fit for 55', las tasas de modernización de edificios se duplicarán y el uso de gas en los edificios se reducirá en un 30% para 2030, en comparación con 2021. Podría acelerarse en el sector de la energía o la industria, lo que supondría que la demanda máxima de la UE también caerá más rápido", continúa el analista de la AIE Peter Zeniewski.
"Si lo único que hacemos en esta década es mejorar la eficiencia del parque de edificios existente en la UE (especialmente en los países más templados como el noroeste de Europa), solo reducirá en 20 bcm la demanda de calefacción en invierno en 2030. Hoy, esa cantidad de gas cuesta a los hogares de la UE alrededor de 35.000 millones de euros".
"20 bcm es casi tanto gas como el que Nord Stream I envía a Europa entre noviembre y marzo, por eso, es fundamental apostar por la eficiencia energética sobre todo en edificios", concluye.
El futuro de Europa, además de la eficiencia energética, es la apuesta decidida por las renovables y por otros combustibles limpios, como el hidrógeno, además de las tecnologías de almacenamiento que ya están en el mercado, y las que irán madurando en los próximos años. Sin embargo, para eso hay que esperar.