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Mercados

Alfa no es una hermandad, sino un término sobre la rentabilidad

Alfa tiene nombre de hermandad de estudiantes estadounidense, pero no hace referencia a una fraternidad sino a un término financiero que nos ayuda medir la parte de rentabilidad de una inversión que se debe única y exclusivamente a la labor del gestor.

10 agosto, 2017 07:06

Información facilitada por Selfbank

A priori puede parecer complicado, pero si un niño tuviera que explicar qué es el Alfa de un fondo, hablaría de cómo sacar el máximo partido a la combinación de chocolate y nata de una tarta. Es decir, cuando tu madre combina mejor los ingredientes de la tarta de chocolate y nata y está más sabrosa, teniendo los mismos ingredientes que la de tu amigo.

 

Esta es una forma fácil y sencilla de explicar qué es el Alfa, un concepto financiero englobado en el proyecto educativo llevado a cabo por Self Bank junto a 25 gestoras de fondos, Pequeños Inversores, con el que se pretende desmitificar que las finanzas son complicadas.

 

En términos económicos y centrándonos en el ámbito de los fondos de inversión, el Alfa mide la parte de rentabilidad (positiva o negativa) que se debe a la labor del gestor y no a la evolución del mercado. Imaginemos que tenemos un fondo que invierte en acciones españolas y su índice de referencia es el IBEX 35. Al llegar el 31 de diciembre si comprobamos el comportamiento de nuestro fondo y vemos que nuestro gestor ha superado el índice, estaríamos ante una rentabilidad ¿extra¿, a la  que se denomina Alfa. En el caso de que el fondo lo hubiera hecho peor que el índice de referencia, se trataría de un alfa negativo.

 

Para conseguir esos resultados extraordinarios sobre el mercado, el gestor puede utilizar las siguientes herramientas:

 

Comprar solo algunos valores del índice y otros no. Dejar una parte del fondo en liquidez si se espera mal comportamiento del índice. Dar más peso a los valores que el gestor cree que se van a comportar mejor.

 

El alfa nos ayuda a saber si el gestor está aportando valor añadido; para ello, es importante que el alfa sea consistente a lo largo del tiempo con el fin de demostrar que no se debe a un ¿golpe de suerte¿ del gestor. Por lo tanto, un alfa alto implica que el gestor aporta valor añadido con sus ideas.