Los datos de las principales entidades bancarias del país lo dejan claro. El boom de la operativa digital durante el confinamiento ha llegado para quedarse. En muy pocos meses, los ciudadanos han dado un triple salto mortal adelantando hábitos de consumo que, sin el escenario actual, habrían tardado años, y muchos, en consolidarse.
El Banco Central Europeo (BCE) es plenamente consciente de esta transformación y ha aprovechado el momento para relanzar sus planes del euro digital. Un proyecto que actualmente se encuentra en fase de consulta pública y experimentación pero, según fuentes consultadas, la idea es tener listas las conclusiones a mediados de 2021 como tarde.
Es decir, lo que hasta hace poco era un debate más parecido a la ciencia ficción, podría estar más cerca de la realidad que nunca.
CBDC vs criptodivisas
El euro digital pertenece a los activos conocidos como Central Bank Digital Currency (CBDC). Es decir, una moneda digital emitida por un banco central, en este caso el BCE. La principal diferencia con el euro ‘tradicional’ es el soporte y, con otras criptodivisas como el bitcoin, su carácter público frente a la empresa privada que se encarga de lanzar estas últimas, cuyo precio está dirigido por la oferta y la demanda.
Como el efectivo, el euro digital formará parte de la oferta monetaria. Dinero creado y guardado en el banco central para todos los consumidores, sin necesidad de intermediarios.
La idea que maneja el BCE es que por cada euro digital, se retire un euro físico, para que la oferta esté equilibrada. Y que además de las grandes transacciones, pueda ser utilizado por los minoristas para acciones tan simples como comprar el pan.
El escenario obliga a dar este paso. El propio organismo monetario reconoce un notable incremento de la demanda de pagos electrónicos en la zona euro, que requiere, sin duda, de una mayor seguridad para evitar posibles fraudes. Es lo mismo que está haciendo el sector financiero por la parte privada con su inversión en ciberseguridad ante el imparable incremento de la operativa online.
La tendencia persiste
Por ejemplo, Banco Santander ya realiza el 44% de sus ventas por canales digitales, frente al 36% en 2019. En BBVA representan más del 63% desde el 57,7% y los datos de la firma reflejan una caída constante en la retirada de efectivo en cajeros.
Otro dato que refleja una misma tendencia en el sector es el de las franjas de edad que usan servicios digitales. En CaixaBank, el 66,1% de los clientes de entre 20 y 74 años usan ya sus aplicaciones móviles. En total, 6,28 millones de personas, un 13,7% más que hace un año. Y la tendencia se repite en todo el sector.
La realidad es que los usuarios empiezan a perder el miedo a lo digital y que han servido al BCE para 'lanzarse a la piscina', con el objetivo de hacer frente al lanzamiento de medios privados de pago que ya han planteado riesgos regulatorios y para la estabilidad financiera.
Es el caso de la Libra de Facebook, cuyo lanzamiento quedó paralizado a finales del pasado año, precisamente, por las dudas sobre la protección del usuario.
Sin embargo, parece evidente que la red social pondrá en marcha tarde o temprano su moneda digital, con la que cualquier persona del mundo, bancarizada o no, podrá, entre otras cosas, enviar dinero a cualquier parte del mundo.
Quedarse atrás no es una opción. Y más cuando otros bancos centrales mundiales, como el de China o la Reserva Federal (Fed) ya llevan cierta ventaja en el estudio de estas CBDC.
Evitar la montaña de deuda
Este auge del dinero digital ha provocado cierto temor a que las grandes empresas implementen sistemas monetarios paralelos a los soberanos. Tal y como explica Herminio Fernández, CEO de EurocoinPay, el euro digital sería dinero público, respaldado por el BCE. “A diferencia, las criptomonedas están controladas por la oferta y la demanda, devuelven el control del dinero a los ciudadanos”, indica.
En este sentido, explica que “a través del euro digital nos controlarán al cien por cien, sabrán las deudas que tenemos, incluso las multas". Pero también ayudará a que se acabe con el 'dinero en B' y a evitar el fraude, según explica.
La teoría del experto, firme defensor de las criptomonedas, es que el dinero, tal y como lo conocemos hoy en día, arrastra una enorme bola de deuda que ningún Estado sabe cómo frenar. A su juicio, la idea de las monedas digitales es hacer un ‘reseteo’ del euro para empezar de cero de nuevo.
Aunque el BCE insiste en que el euro digital convivirá con el efectivo, Herminio Fernández da un plazo de 8 a 10 años para la desaparición total del dinero ‘físico’. Parece una idea algo lejana, pero el experto insiste en que “lo bueno de la innovación es que es muy amigable con los usuarios y serán capaces de adaptarse”.