Dos tesis doctorales y la idea de usar la oruga de la col para fabricar vacunas a bajo coste: así surge Algenex
La compañía española fundada en 2005 invirtió dos millones de euros en 2020 en la construcción de sus nuevas instalaciones en Tres Cantos.
12 diciembre, 2021 05:30Noticias relacionadas
Hay que remontarse a 2005 para conocer los primeros pasos de la compañía española Algenex. Ese fue el año de su creación pero su fundador, José Escribano, tuvo que dirigir antes dos tesis doctorales. ¿La idea? Utilizar la oruga de la col como vehículo para producir proteínas que, después, servirán para fabricar vacunas, moléculas terapéuticas o reactivos diagnósticos.
Esta tecnología, llamada CrisBio, utiliza concretamente las crisálidas de este insecto. Un método más rápido, económico y sencillo que la producción convencional a través de los biorreactores tradicionales que requieren mayor inversión.
EL ESPAÑOL-Invertia ha visitado las instalaciones que esta compañía tiene en la ciudad madrileña de Tres Cantos para conocer de primera mano cómo es el proceso de producción de las proteínas que, más tarde, servirán para fabricar vacunas.
El primer paso es la cría de la oruga de la col. "Los insectos se crían de forma masiva en un sistema modular y semiautomático patentado por Algenex y crecen en cámaras de incubación con unas condiciones específicas", explica José Escribano, fundador a la par que director científico de Algenex.
El ciclo vital completo del insecto es de unas tres semanas, pasando del estadío larvario a las crisálidas en tan solo dos semanas. Un proceso rápido ya que las larvas crecen alrededor de un 20% cada día.
Cuando las larvas se convierten en crisálidas, se separa la seda y se recogen y depositan por un robot en bandejas desechables etiquetadas. De forma automática, se les inocula el vector de baculovirus mediante otro robot "que es lo que programa al insecto para producir la proteína que queremos", especifica Escribano.
Dependiendo de la proteína que se produzca, una crisálida tiene capacidad para producir entre 10 y 80 dosis vacunales. El porqué de tanta diferencia se debe a que depende "de la productividad de cada molécula y de la dosis que se vaya a emplear en la vacuna", señala Claudia Jiménez, directora general de Algenex.
Cada una de las bandejas contiene 160 crisálidas. "Es decir, si multiplicamos 160 insectos por 10 u 80 dosis vacunales, teniendo en cuenta que podemos inocular 24 bandejas por hora, imaginad la cantidad de dosis que pueden salir de esta fábrica cada día", añade Jiménez.
CrisBio tiene una clara ventaja: "La simplicidad, lo que significa robustez, eficiencia y disminución de costes", concreta Escribano.
Ya lo comentó la directora general durante su conversación con EL ESPAÑOL-Invertia en el marco del 10º Encuentro de BIOSPAIN 2021. "Esta tecnología es, al menos, diez veces más barata que construir biorreactores. Y no solo en costes de producción, también en inversión".
Algenex 'solo' ha tenido que invertir dos millones de euros en la construcción de las instalaciones de Tres Cantos.
Modelo de negocio
Algenex desarrolla pruebas de concepto para aquellas empresas que quieren empezar a fabricar un nuevo producto. “Entregamos una pequeña muestra de la proteína en cuestión para que testeen la funcionalidad y comprueben además si el producto es comercialmente viable”, sostiene la directora general de la compañía.
Y añade: “Después nos encargamos de hacer un proyecto de desarrollo que tarda entre seis y doce meses para que la compañía que ha contratado nuestros servicios pueda empezar los ensayos clínicos en animales”. Si todo va bien, “hacemos una licencia, que supone alrededor de un millón de euros, dependiendo del producto. Es decir, cobramos por este proceso y en concepto de regalías”.
Hasta ahora, Algenex no tenía ningún producto aprobado por la Agencia Europea del Medicamento, por lo que no podía suministrar al mercado. Una situación que ha cambiado tras recibir la autorización para su primera vacuna veterinaria. "En 2022 será el primer año en el que comencemos a tener ingresos por regalías y suministro comercial".
Además de los ingresos que tendrá la compañía por esta vacuna, en 2021 Algenex ha cerrado contratos de hasta siete pruebas de concepto para desarrollar potenciales vacunas tanto de uso humano como veterinario.
Próximos pasos
Junto a la industria farmacéutica, Algenex quiere buscar nuevos nichos de mercado. Y parece haber encontrado uno: el sector de la carne cultivada.
El 90% del coste de producción de la carne cultivada son una serie de proteínas que hacen que las células crezcan muy rápido y en alta densidad: son los llamados factores de crecimiento. Estos factores de crecimiento pueden llegar a costar 80 millones de dólares el gramo, lo que supone una limitación para la industria.
"Cualquier desarrollo que disminuya el coste de estas proteínas es muy significativo para dar viabilidad comercial. Nosotros producimos esos factores ofreciendo a las compañías un precio extremadamente ventajoso con respecto a otros proveedores", mantiene José Escribano.
Por ello, Algenex está actualmente poniéndose en contacto con las empresas que se dedican a la carne cultivada. Se trata de una industria que todavía es emergente pero que necesitará producir cantidades importantes con un coste de producción que haga este negocio comercialmente viable.
Nuevas inversiones
La última inversión de Algenex fue en 2020. Entonces iniciaron la construcción de las instalaciones de Tres Cantos. El desembolsó, como ya ha quedado reflejado, fue de dos millones de euros. Pero quieren crecer más.
De ahí que ya tengan prevista una ampliación de la fábrica que se llevará a cabo a lo largo de 2022. Actualmente, las instalaciones cuentan con una planta piloto de purificación.
"El siguiente paso es poder purificar -para entregar antígenos listos para ensayos clínicos o para comercializar- bajo normas de correcta fabricación, para lo que necesitaremos construir una planta a mayor escala", adelanta Jiménez a EL ESPAÑOL-Invertia. La inversión todavía está por determinar. Eso sí, será mayor que la de las actuales instalaciones.