Ha pasado poco más de una semana desde que los mercados se revolucionaron con el anuncio de que Marta Ortega sería la presidenta de Inditex y Óscar García Maceiras su consejero delegado. La cotización de las acciones de la principal empresa de textil-distribución española se movieron en el parqué. De un máximo de 30,13 euros el 29 de noviembre a un mínimo de 27,74 al día siguiente. Parecía que los inversores se habían puesto nerviosos ante el anuncio de la sucesión.
La turbulencia bursátil no fue gran cosa si se tiene en cuenta tres factores presentes por entonces. Primero, el mercado estaba nervioso por las noticias de Ómicron. Segundo, el Ibex 35 bajó en esas fechas. Tercero, Inditex cotizó el 7 de noviembre a 29,2 euros la acción a las 12:00 horas, recuperando parte de sus pérdidas.
La conclusión es que el cambio de Isla por la pareja Ortega-Maceiras no ha perturbado demasiado a los inversores. Cómo muy bien decía un artículo de este medio firmado por Laura Ojea, Sandra Tobar y Arturo Criado, la combinación de una 'reina' de la familia (Marta, como presidenta) con un primer ministro profesional (García Maceiras como consejero delegado) asegura un futuro para el reino de Ortega Land. Por si fuera poco, el emérito, don Amancio Ortega, sigue estando en el Consejo de Administración vigilante.
Además, la sucesión se ha realizado con la prudencia y sabiduría galaica anunciando un periodo intermedio de "traspaso de poderes". Periodo intermedio en el que Marta aún no es reina, es delfina. Y eso exige un comportamiento prudente, astuto y cauteloso.
El delfín era el sucesor del Rey de Francia. Esperando la sucesión tenía su propia corte y se exigía de él lealtad a la Corona. No obstante, a veces, bien por iniciativa propia o por empuje de sus propios cortesanos, intrigaba para acelerar su llegada al trono. Muchas intrigas acababan en fracasos y frustraban la esperanza de ceñirse la corona real.
Marta Ortega aún no es reina, es delfina. Y eso exige un comportamiento prudente, astuto y cauteloso
Hubo 30 delfines en Francia entre 1338 y 1844. Sólo llegaron a rey 11. Diecinueve fallecieron antes que su progenitor, su abuelo o bisabuelo o renunciaron a la corona. Conclusión: ser nombrado delfín o delfina no asegura la coronación. El delfín más famoso de la actualidad es Carlos de Inglaterra y…
Marta y su corte (García Maceiras al frente) deben conocer que el delfinato es un periodo complejo. Por haberse anunciado para un periodo corto, el riesgo de fracaso es limitado. Pero. aun así, se pueden dar algunos consejos a los delfines:
1. Hay que huir de la soberbia. La delfina aún no se ha sentado en el trono y hay un observador cauteloso (el rey emérito, don Amancio) con poder. A él se debe pedir consejo y ayuda para este delicado periodo.
2. Conviene hacer lo mismo con el rey saliente y su corte. Parte de ella permanecerá al servicio de la corona después de la salida del anterior monarca. Han sido fieles a los anteriores reinados y demostrado su valía. En algunos casos deben ser removidos. Pero siempre hay que agradecerles bien los servicios prestados. Eso asegura la confianza de los que se quedan y los nuevos miembros de la corte en el futuro soberano.
3. Hay que cuidar la popularidad de los futuros gobernantes con la población de reino, sin despertar suspicacias y envidias de otros gobernantes. La población en este caso son los directivos y empleados de la compañía. Pero también los clientes, proveedores financiadores… y, sobre todo, los accionistas de fuera de la familia. Sin descuidar a los medios de comunicación, analistas y expertos.
Como se ve, el trabajo de delfina no es sencillo. Se requieren habilidades 'políticas'. A los 38 años ya se ha vivido, pero la sabiduría es cosa del tiempo y la experiencia. Apoyarse en los que han transcurrido su vida en la empresa es sabio.
Pero todo hay que hacerlo con personalidad propia, en un difícil equilibrio, que Marta ha demostrado hasta ahora. Por eso, un último consejo: no acelerarse; la presidencia está a su alcance, pero en este caso más que un cargo es una responsabilidad y saber llegar a ella es parte de su trabajo.
*** J. R. Pin es profesor del IESE.