Las encuestas, salvo las del CIS, no muestran una recuperación electoral fuerte del PSOE a pesar de que se palpa en el ambiente que el Gobierno ya está de campaña. Una de las causas, lo quiera o no ver en el Gobierno, son los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2023.
A pesar del tinte electoralista con que han sido presentados, estas cuentas públicas lastran las encuestas del PSOE. Hay varias razones. Pero dos son claves. La primera es el tipo de aliado que Sánchez necesita para aprobarlos en las Cortes y el coste que intuyen los ciudadanos que implica esa aprobación. La segunda la falta de credibilidad técnica de la que le acusan los expertos.
Esta semana se ha decidido que los PGE 2023 no serán devueltos al Gobierno y se tramitarán por el apoyo de ERC y Bildu entre otros grupos parlamentarios. Independentistas que no caen bien en el electorado de centro-izquierda y, menos aún, en el centro o centro-derecha.
Su apoyo al Gobierno le resta credibilidad. Cada vez que el PSOE alardea de tener éxito en un trámite parlamentario esos votantes recuerdan a Bildu. Fuerza política que lleva en su marca, lo quiera o no, el sello de los terroristas de ETA, condenados por la justicia y por tanto, "no presuntos".
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Si fueran conscientes del peso negativo que tienen esos apoyos, los dirigentes del PSOE harían bien en silenciar todo lo referente a los PGE 2023.
Cuando hablan de la defensa de los más necesitados, que según ellos implican estos presupuestos, en la cabeza de muchos electores resuena el grito de la "víctimas del terrorismo" contra el traslado de los presos etarras y, en su caso, su excarcelación.
También retumba en el cerebro de muchos electores la negociación sobre el delito de sedición, que se quiere modificar a favor de los dirigentes del procés. Parece ser que eso y el mantenimiento de una negociación para conseguir el 'referéndum pactado' son dos de las concesiones que el Govern actual (ERC) exige a cambio de sus votos parlamentarios, amén de una generosa inversión pública con cargo a los impuestos de los españoles.
Esos electores no se olvidan que esos dirigentes buscaron separarse del resto del Estado, incluso contra el sentido mayoritario de los propios catalanes. Recuerdan que el señor Puigdemont sigue con su imaginaria república esperando una ocasión propicia para implantarla. Y que ni Bildu ni ERC han renunciado a la independencia.
Está claro. Por razones políticas mientras siga el trámite parlamentario, cada éxito del grupo parlamentario socialista para sacar adelante esos presupuestos, es un peso muerto en la deseada "recuperación" del voto que tanto ansía el PSOE.
Si por razones políticas el PGE 2023 lastra las encuestas del PSOE, las razones técnicas también lo hacen.
La inconsistencia más flagrante está en el cálculo de sus partidas de ingresos. Cálculos basados en proyecciones macroeconómicas desmentidas por todos las instituciones y expertos.
Desde la AIReF al Banco de España, pasando por el FMI y el Servicio de Estudios del BBVA. Todas las instituciones tachan de inalcanzables las cifras de crecimiento que suponen los PGE 2023. De ahí que critiquen las proyecciones de déficit público para ese año y/o la voluntad real de ejecutar las partidas de inversiones y gastos sociales.
"Cualquier elector informado se da cuenta de que esos PGE 2023 son una distracción parlamentaria"
Cualquier elector informado se da cuenta de que esos PGE 2023 son una distracción parlamentaria. Papeles mojados que no van a encauzar la política económica del Gobierno. Son sólo para enseñar, no para ejecutar.
Por eso la crítica de los dirigentes socialistas al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, por carecer de conocimientos técnicos cae por su peso. Ellos mismos demuestran con la defensa de esos Presupuestos que el rigor técnico no les importa. ¿Por qué exigírselo a la oposición?
En resumen, por razones políticas y técnicas los PGE 2023 redactados para un año electoral son un peso muerto para las aspiraciones electorales del PSOE. Cuanto más dure su tramitación más lastrarán las encuestas del PSOE.
En este caso, como en muchos en la vida, "calladitos estarían más guapos". Aunque en la Moncloa opinen lo contrario. Es el llamado efecto bumerán: el mensaje que acaba contra el que lo envía. ¿Será por eso que Sánchez se ha ido a África esta semana?
*** J. R. Pin es profesor del IESE.