Joe Biden, presidente de los Estados Unidos

Joe Biden, presidente de los Estados Unidos EP

La tribuna

El buen momento económico en EEUU retrasa lo inevitable

17 febrero, 2024 02:27

Estamos en un momento que parece ofrecer una buena oportunidad para parar, dar unos pasos atrás e intentar ver dónde estamos y hacia dónde podemos ir. Y es que, en verdad, y después de un período de adaptación a una nueva realidad monetaria bastante más largo de lo que hubiéramos esperado hace unos meses, fundamentalmente porque Estados Unidos sigue enseñando estupendas cifras macroeconómicas, será inevitable que entremos de lleno en el nuevo paradigma, que vendrá marcado por pasar de protegernos de la inflación, a preocuparnos por muchas cosas más, entre ellas el cuidado del crecimiento.

Esperamos estar en la antesala de una época que será más normal, con todo lo que la palabra puede abarcar, donde las curvas de tipos estén menos estresadas y vayan ganando pendiente y volvamos a entender lo que todos aprendimos desde bien temprano, que la relación plazo-riesgo tiene que ser positiva e, incluso, creciente, aunque sólo sea por el hecho de la incertidumbre asociada al tiempo. Por eso tienen que retribuir más esos plazos, ya que la rentabilidad, sin duda, es una tercera variable de esa relación.

Más normal será también que los tipos a largo plazo vuelvan a tener mucha más relación con lo que una economía crece, produce, demanda, paga rentas… Con sus capacidades, en definitiva. Pero no todas las economías van al mismo ritmo en este proceso, bien es verdad que esos ritmos no difieren en exceso tampoco para algunas de ellas. 

Hablando de estas principales economías en función de lo que va pasando con sus bancos centrales y los datos que van publicando, nos parecía claro que la economía americana sería la primera que viera a su banco central recortar tipos. Sin embargo, lo que ocurre es que deberemos seguir pendientes de las expectativas, porque el reciente dato de inflación, sorprendiendo al alza respecto a lo esperado, aunque recortando 3 décimas respecto al anterior, los datos macro y, sobre todo, los referentes al mercado laboral, siguen saliendo muy fuertes.

Y esto hace que, a día de hoy, el mercado espere casi lo mismo para Estados Unidos que para Europa, no más de unos 100bp de recorte en 2024, con inicio de los mismos en verano. La verdad es que ahora mismo no se espera antes. Pero en esta economía se va confirmando de manera clara que la recesión no será el escenario central, ya que son muchos los datos que pueden hacernos confirmar el famoso aterrizaje suave, incluso, como el peor de los escenarios.

A día de hoy, el mercado espera casi lo mismo para Estados Unidos que para Europa

Cuando empiecen los recortes, en unos meses, esto supondrá un empuje adicional a la economía ligado a estas mayores facilidades financieras. Esto, a su vez, siempre que no vayan a más esos sustos en torno a la banca regional que asoman como amenaza, podrá seguir empujando a esas bolsas que parecen no querer dejar de marcar máximos históricos.

Todo ello en un año que, además, será importante para el país, con elecciones a la vuelta de la esquina y sin un resultado que se anticipe, porque todo este mejor escenario económico quizás le dé a Biden un apoyo adicional que no se podía descontar, aunque la opción Trump no aparece como poco probable en las encuestas tampoco, ni mucho menos.

Por otro lado, tenemos a Europa, y parece que el BCE prefiere, está más cómodo, con la opción de no mover ficha pronto, al menos no hasta junio. Pero ya no descartamos, como hubiéramos hecho hace sólo unos días, que el BCE acabe por mover ficha antes que la Fed con el primer recorte.

Lo que ocurre es que, las razones que Lagarde expone para convencer al mercado de que nada de esto pasará pronto, fundamentalmente las que tienen que ver con el alargamiento de la tensión en precios derivada del comportamiento de los salarios, y después de haber visto un dato de inflación estos días que ha parado la racha de caída, pues no son del todo convincentes.

Y no lo son del todo cuando vemos lo bien preparada que está Europa en términos de reservas de energía, reservas que tampoco caen bruscamente dado lo suave que está siendo el invierno; o cuando vemos la actual situación del consumo en el Continente, aun bien por debajo de etapa pre-COVID; o cuando corroboramos cómo está cayendo todo en términos de precios (energía, alimentos, materias primas…).

Cuando vemos lo bien preparada que está Europa en términos de reservas de energía

Y quizás es esta falta de capacidad para convencer, que tiene que ver también con haber perdido cotas de credibilidad por acciones, o no-acciones, pasadas, la que hace que el mercado no abandone la posibilidad de ver un recorte por parte del BCE antes de lo previsto, incluso antes que la Fed, aunque creo que no será el caso finalmente porque ya sabemos que “nuestro banco central” peca de ser menos reactivo que el americano.

En tercer lugar, sin tener que posicionar de manera forzada a nadie en un determinado puesto, tenemos al Reino Unido y su propio banco central, con un convencimiento más generalizado sobre la no conveniencia de que allí el primer recorte de tipos tras la última etapa de contracción, ocurra aceleradamente. Sobre todo, después de ver ese mal último dato de inflación y el reciente dato de salarios, ambos superando lo esperado. Aunque puedan tender a relajarse respecto a meses pasados, se mueve aquella economía con niveles de inflación aun del entorno del 4%/5% para principal y subyacente, y no se esperan movimientos en tipos oficiales hasta avanzado el verano (septiembre). 

También tenemos que recordar a esas otras economías con ritmos tan diferentes, opuestos. En Japón se sigue esperando ese cambio de “actitud” por parte de su Banco Central y su estrenado gobernador, hacia un estadio en el que pueda quedar atrás la política de tipos negativos y control de rentabilidades. El país se ha enfrentado a 2 sucesos que han contado con la paciencia de los agentes de mercado antes de requerir cambios drásticos en su política monetaria. Por un lado, el terremoto del primer día del año y, recientemente, el dato de inflación de Tokyo, que sorprendía a la baja de manera significativa, hasta ese 1,6% como nivel más contenido en casi 1 año. 

Por su parte, China y su Banco Central, país en el que lo que se espera es un movimiento contrario al de la gran mayoría de bancos centrales. Los agentes piden con insistencia mayores estímulos y mayor claridad en su definición y aplicación, otro tema totalmente diferente. El discurso es bien diferente porque las realidades también lo son, inflación del 2023 del -0,3% (deflación), probablemente como resultados de la débil demanda doméstica.

Por supuesto que hay muchas más casuísticas, economías y bancos centrales, pero, poco más o menos, recogiendo esos casos comentados, podemos hacernos una idea de “dónde” y “hacia dónde” vamos. Y parece haber poca duda de que será este 2024 el año de muchas cosas, como elecciones en varios ámbitos, por las que está llamada a votar la mitad de la población mundial, o los riesgos geopolíticos, que pueden acrecentarse, y, entre muchas más, será el año de plasmar esa normalización monetaria que no puede tener marcha atrás, aunque las buenas notas que saca Estados Unidos retrasen algo todo.

Estaremos a finales de año con unos 100bp de recorte en Europa y en EEUU y esto deberá de aliviar muchas cosas. Ya pensamos en lo que nos toca a los que tenemos hipoteca viva, pero también ayudará a empujar a unas economías que, en función de los casos, están en mejor o peor situación. Para acabar, lo que sí que hay que seguir remarcando es lo bien que muchos de los mercados han ido navegando por todos estos sucesos de los últimos tiempos.

Las bolsas se merecen ese adjetivo tan de moda, resiliencia. Y, detrás de esto, entre otras cosas, unas empresas que siguen demostrando, en general, que lidian bien con todos estos retos. Y es que los resultados empresariales en este actual período de publicaciones siguen sorprendiendo en positivo. Y eso nos gusta.

*** Jesús Sáez es director de mercado de capitales de Natixis para Iberia.


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