“Sin libertad, la democracia es despotismo; sin democracia, la libertad es una quimera” (Octavio Paz).
Recientemente, se han presentado dos informes anuales: uno sobre democracia, de The Economist; y otro sobre corrupción, de Transparencia Internacional. Repasaremos ambos en la columna de hoy.
The Economist Intelligence Unit ha publicado su Democracy Index 2023 en el que repasa la situación de la democracia en 167 países basándose en cinco categorías (proceso electoral y pluralismo, funcionamiento gubernamental, participación política, cultura política y libertades civiles) y dividiendo todas las naciones analizadas en cuatro tipos de regímenes según su nota global: democracia plena, democracia imperfecta, régimen híbrido o régimen autoritario.
Existen 24 democracias plenas en todo el mundo. España es la última de este selecto grupo y por los pelos no pasa al grupo de las democracias imperfectas. Hay dos países hispanohablantes por delante de nosotros: Uruguay (en el puesto 15) y Costa Rica (en el 17).
La democracia mundial se encuentra en su peor momento de los últimos años. En teoría, este año debería ser un año triunfal para la democracia. Se espera que en 2024 voten más personas que nunca en elecciones nacionales, pero muchas serán problemáticas: sólo 43 de las más de 70 elecciones serán completamente libres y justas.
Veamos la primera mitad del ranking:
Y aquí la segunda mitad de la clasificación:
Transparencia Internacional publicó recientemente su Índice de percepción de la corrupción 2023, que mide dicho nivel en el sector público en 180 países. En este índice, que los califica en una escala de 0 (corrupción elevada) a 100 (corrupción inexistente), más de dos tercios de los países han obtenido una puntuación inferior a 50, con una media mundial de 43. La investigación concluye que “todas las regiones están estancadas en sus esfuerzos generales contra la corrupción o muestran signos de declive”.
En 2023, los países que percibieron un menor nivel de corrupción en el sector público fueron Dinamarca (90 puntos), Finlandia (87) y Nueva Zelanda (85), seguidos de Noruega, Singapur, Suecia, Suiza, Países Bajos, Alemania y Luxemburgo, que completan los diez primeros puestos. En el extremo opuesto, se sitúan Somalia, Siria, Sudán del Sur y Venezuela, con una puntuación de sólo 11 el primero y 13 los tres últimos, lo que los convierte en los cuatro países del mundo más afectados por la corrupción. Según la fuente, son los países que sufren conflictos armados o autoritarismo los que suelen obtener las puntuaciones más bajas.
La puntuación de España (60) en el índice se ha mantenido igual con respecto a la edición anterior. Sin embargo, nuestro país empeora su posición en el ranking mundial, pasando del puesto 35 al 36. Entre los 35 países con una gestión pública más ejemplar que la española, se encuentran Uruguay (en el puesto 16 con 73 puntos) y Chile (en la posición 29 con 66 puntos):
Analicemos la primera parte de la tabla:
Y veamos quiénes están en la segunda mitad:
Decía Montesquieu que “la democracia debe guardarse de dos excesos: el espíritu de desigualdad, que la conduce a la aristocracia, y el espíritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo”.