Con la baraúnda de koldos, amnistías, presuntos fraudes fiscales, y rifirrafes en el Congreso, han quedado sepultadas en los medios la publicación de datos sobre las balanzas fiscales.
Ahora con las elecciones catalanas convocadas, ERC presenta una proposición de ley de “Soberanía Fiscal” como argumento electoral. Quiere el mismo tratamiento que el País Vasco y Navarra.
Es lógico. Mientras Junts celebra los datos de las Balanzas fiscales como parte del botín de la investidura de Sánchez, ERC estima que son confusos y confunde. Por eso pide el cupo.
Porque el problema de las balanzas fiscales es que se utilizan como arma política arrojadiza; no para conocer la realidad. Las autonomías ricas dicen que no reciben lo necesario para su nivel de desarrollo, en particular Cataluña, pero también Valencia o Andalucía. Lo hacen aludiendo a que sus gastos superan sus ingresos porque el Estado no les abona lo suficiente. Incluso Madrid, que no se queja, alardea que aporta más que otras comunidades, para afear a las pedigüeñas.
Por su parte las Comunidades Autónomas pobres anuncian que, al partir de situaciones de inferioridad, deberían ser primadas por el principio de solidaridad.
Las autonomías ricas dicen que no reciben lo necesario para su nivel de desarrollo
Con los números disponibles no se puede ni afirmar, ni negar, que las demandas de unas y otras comunidades estén sostenidas en criterios de justicia o equidad.
Primero porque ¿quien sabe lo que es justo o equitativo? Segundo porque los números dicen lo que se quiera si se torturan adecuadamente. Tercero porque se ha convertido en una lucha de “poder”.
Sobre todo esto último. Los gobernantes de Cataluña y el País Vasco aspiran a comerse más parte de la tarta de los ingresos públicos porque sus partidos nacionalistas, y/o independentistas pueden acogotar al gobierno central con sus votos en el Congreso.
Además de todo esto, la realidad es que no pagan impuestos los territorios, sino los ciudadanos. Cada uno de ellos tiene su balanza fiscal personalizada.
Por tanto, recogiendo el mismo razonamiento que los territorios cada uno de los ciudadanos debería calcular si recibe más o menos de lo que paga al Estado.
La realidad es que no pagan impuestos los territorios, sino los ciudadanos
Es casi seguro que todos los ciudadanos se pueden sentir maltratados por el “Estado depredador”.
Los de rentas más bajas, porque aunque paguen poco IRPF, pagan IVA, combustibles, … y necesitan más en función de sus necesidades para ponerse al nivel de los más favorecidos por el principio de la solidaridad.
Los de rentas medias porque además de esos impuestos aportan el IRPF ¿Reciben lo suficiente?
Los de rentas más altas porque sobre ellos va a caer un IRPF progresivo, un impuesto de patrimonio, el de sucesiones y el de “grandes fortunas”…
Así que, queridos lectores, propongo a todos que calculen su “balanza fiscal” y su cupo personal.
No es fácil. Es posible que consigan sumar todo tipo de impuestos y tasas que pagan a lo largo del año. No es aconsejable, porque el trabajo será laborioso y puede entrar en depresión profunda, cuando se entere de la verdad.
Pero si en los ingresos es difícil, en lo que recibe es imposible. Quizás pudiera calcular su pensión si la disfruta, sus gastos sanitarios, el uso de carreteras y trenes, educación pública o concertada utilizada por su familia etc., en costes reales; trabajo laborioso. Pero ¿cuánto vale la seguridad ciudadana o la defensa nacional para usted? Y no basta con dividir ese gasto por el número de ciudadanos, porque para cada uno la seguridad tiene un valor diferente ¿Y el ser español, tener pasaporte, estar en la UE, …?
Ahora bien, si es capaz, usted o su asesor fiscal, de calcular su “balanza fiscal” personal, el siguiente paso es callar si le sale positiva, o demandar al Estado si es negativa. Al Estado y a las haciendas autonómicas, a la vasca y la catalana también, y luego a la municipal ¡Oiga y a la europea!
Yo, al menos creo que me saldría negativa y debería demandar a las Administraciones Públicas ¿Y usted? Mejor no lo sepa ¡¡Ojos que no ven …Y es que todo lo que rodea a la discusión sobre las balanzas y el cupo fiscales es propio de una mentalidad aldeana y egoísta.
** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.