Pasadas las elecciones, el parlamento europeo mantiene un grupo central de populares y socialdemócratas, con apoyo de liberales. 

Pero ha basculado hacia la derecha. Los resultados franceses, alemanes, italianos, belgas, … han reforzado el área de las derechas nacionales y populistas. También han debilitado la izquierda verde partidaria de la intervención de los poderes públicos en la economía.

Esa nueva composición se va a reflejar en la política económica de la UE.

Lo normal es que sigan las políticas clásicas europeas. Las directrices que apruebe el parlamento mantendrá la búsqueda de una “economía social de mercado”, con la defensa de la libertad de empresa y la competencia, a la vez que se incide en el “Estado del Bienestar”.

Por otra parte, la mayor presencia de diputados a la derecha del partido popular reducirá la tendencia “verde” y ecologista que ha teñido la política de la última legislatura. Es probable que se relegue parte del programa 2030 que prima la “salvación del planeta” sobre las políticas clásicas.

La mayor presencia de diputados a la derecha del partido popular reducirá la tendencia “verde” y ecologista que ha teñido la política de la última legislatura

El aumento de los populismos nacionales se ha debido al hartazgo de algunas capas de la población en varios aspectos: a) la indefensión de producciones nacionales ante la competencia de terceros países; b) la presión migratoria sobre las poblaciones europeas menos favorecidas; y c) un fondo de rebeldía ante el olvido de la cultura romano-judeocristiana que construyó la europa histórica.

Se venía venir. El triunfo de Meloni en Italia fue el aviso más claro. Los italianos se sacudieron los complejos en las últimas elecciones generales y lo han vuelto a hacer en las europeas.

En muchos países los partidos que recogen estas inquietudes han subido. En otros, como en Hungría, se han mantenido. 

Las manifestaciones de agricultores en este invierno pasado fue el otro aviso. Una parte de la clase media europea, cuya expresión se refleja en las votaciones democráticas, se rebela contra lo que cree que son políticas de eurócratas abducidos por el izquierdismo radical ecológico militante; contra la llamada “corrección política”.

Los partidos centrales harían bien en tomar nota de esas expresiones. Cuando se estira demasiado una cuerda, acaba rompiéndose.

En ese sentido es probable que los gobiernos de partidos de centro reduzcan su tendencia al “radicalismo verde de izquierdas”.

Los italianos se sacudieron los complejos en las últimas elecciones generales y lo han vuelto a hacer en las europeas

Junto a las políticas de refuerzo de las producciones nacionales (agricultura por ejemplo), además tienen que repensar la política de defensa. Política con un componente industrial importante.

Si en algún sector la autosuficiencia es útil, en el de la defensa es esencial. En las guerras modernas la tecnología propia define la eficacia de las Fuerzas Armadas. Veremos PERTES europeos a favor de invertir en industria  básica y avanzada en materia de defensa. La izquierda débil no podrá oponerse y la derecha los apoyará.

La independencia energética tendrá amplio consenso en el parlamento europeo. La experiencia de dificultades con los suministros rusos es suficiente. Ya se ha declarado verde la energía de origen nuclear y se ha intensificado la apuesta por las renovables. No tanto por su significado ecológico, sino por razones pragmáticas de balanza comercial y autonomía operativa.

Queda una incógnita por despejar. La política relativa a la Inteligencia Artificial. En marzo pasado se aprobó la ley europea de regulación de su uso ante los posibles peligros contra los derechos humanos. 

Hay voces que alertan sobre el exceso de regulación en esta materia. Indican que puede desalentar la investigación y la inversión, mientras EEUU y China avanzan aceleradamente en su desarrollo. Si europa no quiere convertirse en un “parque temático cultural” debe equilibrar ambas tendencias. 

No está claro cual será la tendencia en esta legislatura. La de la anterior fue la preocupación por defender los derechos individuales frente al avance tecnológico ¿El parlamento europeo debe optar por una postura u otra o mantener un equilibrio que puede ser inestable?

Los ciudadanos de este continente cada vez experimentan más los efectos de las decisiones europeas. Entre ellos los españoles. 

La presencia del PP y del PSOE en los grupos centrales es importante en total suman 42 escaños. Si fueran capaces de coordinarse (el famoso consenso) serían una fuerza muy influyente. Vistas las circunstancias de la política nacional ¿lo harán? Es su responsabilidad.

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.