“El problema de la juventud de hoy es que ya no formo parte de ella” (Dalí).
En la publicación Ondas de aguas profundas de Franklin Templeton, la firma estadounidense de gestión de activos identifica varios factores poderosos, conectados y de larga duración que tendrán un impacto significativo en los retornos de inversión durante las próximas décadas. Uno de ellos es la ola demográfica. Su impacto es un marcado envejecimiento de las poblaciones de algunos países y altas tasas de fertilidad y poblaciones jóvenes en otros.
Los países que han impulsado el crecimiento económico mundial durante la última generación están envejeciendo rápidamente, lo que crea desafíos de productividad. Aquéllos con poblaciones jóvenes luchan por crear empleos y beneficiarse. Este desajuste sirve para exacerbar una combinación de presiones sociales, económicas, geopolíticas y de gobernanza.
Existe una corriente de pensamiento ampliamente aceptada sobre la importancia de la estructura demográfica como motor del desarrollo. Naciones Unidas sostiene que existe el beneficio demográfico, es decir, un período de crecimiento económico acelerado que puede ocurrir cuando un país tiene una población creciente de trabajadores productivos generadores de riqueza. Deben estar formados, saludables y poder acceder a un empleo decente. Esto mejora la productividad que impulsa el crecimiento sostenido.
El punto de partida demográfico de cada país, la fortaleza de sus instituciones, la calidad de la planificación de políticas a largo plazo y las decisiones gubernamentales dictarán en qué medida representa una oportunidad emocionante o un desafío insuperable. El Banco Mundial clasifica a los países en cuatro categorías:
- Beneficio predemográfico: 37 países aún no han alcanzado el punto del beneficio demográfico. Representan más de mil millones de personas y un PIB combinado de más de 1,6 billones de dólares. Su población creció un 2,7% en 2022. El PIB per cápita fue de poco menos de 1.600 dólares en 2022.
- Beneficio demográfico temprano: 61 países se encuentran en las primeras etapas del beneficio demográfico. Su población combinada es de 3.400 millones, creciendo por debajo de la tasa de reemplazo al 1,1% en 2022. Su PIB fue de 14,15 billones de dólares, con un promedio de 4.104 dólares de PIB per cápita.
- Beneficio demográfico tardío: 53 países están en las últimas etapas de su beneficio demográfico. Su población es de 2.330 millones y apenas crecen al 0,1% anual.
- Beneficio posdemográfico: 39 países han superado su etapa de beneficio demográfico. Representan más de mil millones de población mundial, con una disminución del 0,3% anual en 2022. Su PIB combinado es de más de 56 billones de dólares y tienen más de 50.000 dólares de PIB per cápita.
No hay que interpretar que los países con una fuerza laboral en contracción inevitablemente verán sus economías marchitarse en el futuro. Simplemente, condiciona las opciones de políticas económicas disponibles.
Hay dos áreas principales de interés urgente para los responsables de las políticas que deben anticipar los pasivos financieros de un perfil de población en proceso de envejecimiento: las pensiones y la atención sanitaria. El FMI publica un informe dos veces al año en el que calcula el valor actual neto (VAN) del coste de provisión de pensiones y de atención de la salud.
En materia de pensiones, los países en etapa de beneficio posdemográfico son los mejor preparados. El VAN de su coste de provisión de pensiones es, en general, inferior al 35% de su PIB de 2023.
Los países en beneficio predemográfico también corren el riesgo de que sus pasivos aumenten significativamente en la próxima generación. Por ejemplo, Arabia Saudí tiene una población relativamente joven, pero necesita financiar el equivalente a más del 160% del PIB de 2022 para pagar la provisión de pensiones en 2050.
China, una economía gigante con una población en contracción y un pasivo del 95% del PIB de 2022, es un ejemplo de país en la etapa de beneficio demográfico tardío.
El impacto de las políticas a largo plazo es muy claro en los pocos países que han sobrefinanciado sus obligaciones de pensiones. Entre ellos se encuentran Estonia, Dinamarca, Suecia y Australia.
Muchos países están tratando de persuadir a sus ciudadanos para que acepten la necesidad de aumentar la edad de jubilación o de disminuir los pagos sin mucho éxito hasta ahora. En 2023, el Gobierno francés intentó elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años y la medida desencadenó violentos disturbios. La medida se aprobó sin votación, pero a costa de un valioso capital político y de una rebaja de las agencias de calificación crediticia.
Estados Unidos necesita financiar el equivalente al 150% del PIB de 2022 para hacer frente al coste adicional que implica la trayectoria demográfica del país en 2050. Se prevé que los costes serán mucho menores en el caso de Angola y la India en función únicamente del perfil de edad de la población. La edad media de sus poblaciones es de 16 y 28 años, respectivamente.
El VAN de los costes adicionales de atención médica para los países de la izquierda del siguiente gráfico es incómodamente alto. Esto sugiere que los gobiernos necesitan aumentar impuestos o emitir más deuda. Esta mayor demanda de financiación se produce al mismo tiempo que las demandas de mayor inversión en defensa, educación, transición energética, implementación de nuevas tecnologías y suministro de minerales críticos.
Según el Banco Mundial, desde 1960, muy pocos países han logrado migrar con éxito del grupo de países de ingresos medios al de ingresos altos. En este grupo se incluyen Corea del Sur, Singapur, Israel e Irlanda. Un factor que todos ellos tenían en común cuando estaban en el grupo de ingresos medios era el nivel educativo alcanzado: el porcentaje de trabajadores con educación secundaria completa era superior al 70%.
Hoy tenemos acceso a servicios de telemedicina y dispositivos portátiles que pueden monitorear los signos vitales y dar la alarma si es necesario. El valor añadido de la IA residirá en su contribución a un monitoreo sofisticado que detecte emergencias y active respuestas rápidas. Un mejor monitoreo y acceso a millones de registros médicos también podría conducir a una atención médica altamente personalizada, incluso hasta el punto de tener capacidades predictivas. Los avances en genómica y biotecnología podrían significar que sea normal vivir más de 100 años.
Tener una gran cohorte de niños en edad escolar puede ser un lastre para el crecimiento económico tan grande como tener una enorme proporción de jubilados. Por ejemplo, Angola debe dedicar recursos significativos a invertir en educación y apoyo al 45% de la población con menos de 14 años, con la expectativa de que esta generación proporcione beneficio demográfico al ingresar al mercado laboral.
En Italia, el 24% de la población tiene 65 años o más, lo que significa un aumento de los gastos en atención médica y bienestar social para una generación creciente que es menos productiva, pero muy asertiva y poderosa políticamente. La situación de China está temporalmente equilibrada, con un 17% de la población menor de 14 años y un 14% mayor de 65 años.
Según la OCDE, en 23 de los 38 países miembros, la edad de jubilación aumentará y alcanzará un promedio de 66,3 años para los hombres y 65,8 años para las mujeres que se incorporan a la fuerza laboral hoy. Si las expectativas de esperanza de vida son exactas, la edad de jubilación aumentará a 70 años o más en Dinamarca, Estonia, Italia, Holanda y Suecia, donde se aplican vínculos legislativos con la esperanza de vida.
Para las naciones que envejecen, el desafío es asegurar una mejora continua en los servicios de salud y en los estándares educativos, porque sus economías se están volviendo impulsadas por el conocimiento y la tecnología, para facilitar las ganancias de productividad. Para los países más jóvenes, el desafío es similar en educación, porque necesitan ofrecer algo más que costes laborales baratos.
En los países que no tienen beneficios demográficos hoy, la experiencia sugiere que la educación y la infraestructura “dura” sólo serán inversiones exitosas si primero se construyen la estructura de gobernanza y el marco legal, proporcionando las garantías necesarias para la inversión extranjera.
Los inversores pueden aprovechar el potencial de crecimiento de los países más viejos centrándose en sectores que satisfagan las necesidades y preferencias de la población que envejece, como la atención sanitaria, la educación, el ocio y el comercio electrónico. Se espera que estos sectores crezcan más rápido que la economía en general a medida que las economías en proceso de envejecimiento pasen de un modelo impulsado por la inversión a uno impulsado por el consumo.
El grupo de edad que más consume es el de 50 años o más. Son personas que pueden permitirse gastar más en servicios, ropa, viajes, entretenimiento y propiedades. Son más ricos y saludables que en el pasado y seguirán siendo económica y políticamente activos (presionarán para que se priorice el control de la inflación sobre el crecimiento).
Se prevé que la población mundial de 50 años o más crezca del 24% del total al 33% en 2050 y se concentra en los países de ingresos medios (el país con el mayor consumo registrado por esta multitud hoy es Italia, donde el gasto de los mayores de 50 años representó el 68% del consumo interno en 2021). El consumo global de este grupo pasará de 35 billones de dólares en 2020 a 96 billones en 2050.
Espero que los gráficos de hoy nos ayuden a reflexionar y no olvides que, tengas la edad que tengas, la clave en esta vida es morir joven lo más tarde posible.