El Departamento de Justicia norteamericano ha terciado en la causa abierta contra TikTok, que salvo que triunfe en su apelación se verá obligada a vender la compañía a un nuevo propietario bajo amenaza de ser prohibida en el país, y ha afirmado que si se permitiese a TikTok seguir operando en las mismas condiciones en las que lo hace ahora, podría resultar en procesos de manipulación electoral de los votantes norteamericanos.
La nueva acusación proviene, precisamente, de la apelación llevada a cabo por la compañía para tratar de bloquear la decisión del gobierno, y viene a decir que el gobierno chino podría utilizar la red social para llevar a cabo campañas secretas de manipulación.
¿Suena de alguna manera a una acusación con tintes conspiranoicos? Pues desgraciadamente, todo parece indicar que no lo es. Un informe reciente publicado por Wired viene a demostrar que, en las pasadas elecciones al parlamento europeo en Alemania, el partido ultraconservador Alternative für Deutschland (AfD) fue favorecido de manera desmesurada por los algoritmos de recomendación de TikTok, hasta el punto de que los contenidos publicados por ese partido aparecían constantemente ante los ojos de los usuarios estuvieran o no buscando información sobre él, o incluso cuando no estaban buscando nada que tuviera que ver con la política.
Por mucho que AfD sea un partido que siempre ha tendido a hacer un uso significativo de TikTok para su comunicación y que sus contenidos, además, tengan una evidente tendencia a ser exagerados, populistas y escandalosos (cuando no directamente falsos, racistas o rayar en el discurso del odio), los resultados del algoritmo de recomendación no son explicables con arreglo a una campaña pagada por el propio partido: es, a todas luces, el resultado de una manipulación.
Los resultados de esa maniobra son bien conocidos: AfD terminó siendo el único partido capaz de mejorar sus resultados electorales en un total de cuatro eurodiputados, para lograr auparse a la segunda plaza con un total de quince asientos en el parlamento europeo.
Un informe reciente publicado por Wired viene a demostrar que, en las pasadas elecciones al parlamento europeo en Alemania, el partido ultraconservador Alternative für Deutschland (AfD) fue favorecido de manera desmesurada por los algoritmos.
El interés que una empresa china, el gobierno chino o ambos puedan tener en que un partido prácticamente neonazi como AfD alcance los mejores resultados de su historia gracias a un voto joven muy influenciable desde TikTok es algo que no es sencillo de entender, pero que, a la luz de los hechos, ha tenido lugar: los votantes germanos usuarios de TikTok han estado expuestos a una cantidad desmesurada de contenidos publicados por ese partido, y aunque no estuviesen buscando información para definir o decidir su voto, se han visto influenciados por ellos.
En muchos casos hablamos de campañas de descrédito de los líderes de otros partidos, de noticias falsas o de puro clickbait, pero hay algo evidente y que ha sido determinado en numerosas investigaciones: la exposición reiterada a ese tipo de contenidos genera su retención, y puede convertirse en una fuente de manipulación.
La administración norteamericana, que vivió ya la demostrada manipulación de sus votantes mediante redes sociales como Facebook en las elecciones presidenciales de 2016 que llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca -que no es una hipótesis, sino que está amplia y científicamente demostrada, el llamado Proyecto Lakhta, ordenado directamente por Vladímir Putin- teme que TikTok se haya convertido en un proyecto más de una potencia extranjera para lograr manipular a los votantes del país, y alterar de nuevo el resultado de unas elecciones de maneras no genuinas.
Básicamente, que pseudodemocracias como Rusia o regímenes totalitarios como China hayan encontrado la aguja de marear de las democracias occidentales, y sean ahora capaces de influenciar sus elecciones de manera cada vez más rutinaria. En su momento, el caso contra TikTok y la obligación de vender la compañía o afrontar una prohibición resultaba, como mínimo, polémico, y más en un país en el que existe una Primera Enmienda constitucional que hace que resulte complicado prohibir cualquier cosa relacionada con la libertad de expresión.
La administración norteamericana, que vivió ya la demostrada manipulación de sus votantes mediante redes sociales como Facebook en las elecciones presidenciales de 2016 que llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca teme que TikTok se haya convertido en un proyecto más de una potencia extranjera para lograr manipular a los votantes del país.
La mayor parte de los analistas creían que la apelación de la sentencia por parte de los propietarios de TikTok, que después de todo había hecho lo mismo que Facebook y que otras compañías en cuanto a la gestión irresponsable de su red social, daría como resultado una suspensión de la sentencia.
La nueva acusación, sin embargo, es infinitamente más seria: no existe libertad de expresión que valga si hablamos de montar una máquina destinada a la manipulación electoral sistemática, una red social dedicada, en plena campaña electoral, a difundir de manera exagerada y reiterativa los contenidos de una alternativa concreta. Eso no solo merecería una prohibición: merecería la cárcel para todos los implicados que estuviesen en suelo americano. Es, simplemente, juego sucio, y no de cualquier tipo, sino dirigido a la mismísima línea de flotación de la democracia.
TikTok es, sin ningún género de dudas, una compañía profundamente irresponsable. Pero ahora, además de eso, puede ser que se demuestre que responde a una maniobra del gobierno chino para manipular los resultados electorales de otros países. Y algo así sí merece, sin ningún género de dudas, que nos replanteemos si podemos permitir que una red así pueda seguir funcionando. Una cosa es ser garantista con los derechos de todos, y la otra es ser directamente tonto.
***Enrique Dans es Profesor de Innovación en IE University.