Esta semana el ministro de Economía, Sr. Cuerpo, anunciaba a bombo y platillo que la inflación registrada en julio ha bajado.

La inflación general anual se sitúo en 2,8%, bajando 0,6 puntos la cifra de junio (3,4%). La inflación subyacente (sin energía ni alimentos frescos) se mantiene en el 2,8% y la de los alimentos se contrajo del 4,2 de junio al 3,1. Se auto-felicitaba porque para él se estaban compaginando el crecimiento del PIB español con la moderación de los precios.

Obsesionado con los precios y los tipos de interés, el ministro se alegraba de la noticia. Supone que si se modera la inflación, el poder adquisitivo de las rentas de los ciudadanos aumenta. Además, si se generaliza en la zona euro, el BCE podría bajar los tipos de interés y se reduciría el coste del dinero, aliviando a corto plazo el coste de hipotecas y crédito.

Esa posible bajada del tipo básico de interés, favorecería la inversión y, en consecuencia, la creación de puestos de trabajo a medio plazo.

Para el ministro todo son consecuencias positivas con la contención de la subida de precios.

Esa posible bajada del tipo básico de interés, favorecería la inversión y, en consecuencia, la creación de puestos de trabajo a medio plazo

Pero una reducción de la inflación también puede decir otras dos cosas: a) que la demanda de productos no presiona los precios hacia arriba porque no hay dinero para comprar; o b) que la oferta aumenta y productos y productores compiten entre sí bajando los precios.

La reducción de la demanda no es una buena noticia. Indica que los consumidores están faltos de liquidez para comprar ¿Es lo que puede estar pasando en España en estos momentos?

Los datos del consumo interno indican esa posible reducción de la demanda. Lo corroboran la bajada de ingresos de hostelería, la reducción de los periodos de estancia vacacional, la contención de las reservas de viajes de última hora, …

No son buenas noticias. Como indiqué en mi artículo del 11, domingo, en España se atisban indicios de una ralentización de la economía cara a 2025.

De momento el tirón del turismo extranjero, los fondos Next Generation, la exportación y el gasto público mantienen el ritmo de crecimiento del PIB. Acabaremos 2024 con un crecimiento alrededor del 2,5%.

El tirón del turismo extranjero, los fondos Next Generation, la exportación y el gasto público mantienen el ritmo de crecimiento del PIB

Sin embargo, los salarios han crecido menos que el coste de la vida. Por eso un descenso de la inflación puede indicar que el motor del consumo interno, uno de los básicos hasta la fecha, se puede estar apagando.

¿Podría ser, por contra, que la producción ha crecido y por ello la competencia hace bajar los precios?

Veamos el caso de los alimentos. La sequía que ha asolado en parte al país no hace augurar un aumento sustancial de la producción ¿entonces por qué bajan los precios de algunos alimentos? No necesariamente porque aumente su oferta.

Por ejemplo, en el aceite de oliva la bajada se debe a que, presionado por el sector y Junts, el Gobierno ha aplicado un IVA del 0% y la distribución ha adelantado esa medida. Es una bajada fiscal. Una medida excepcional que si se aplicase a toda la cadena alimentaria mermaría los ingresos tributarios de manera sustancial.

En consecuencia, la bajada de la inflación del Julio, no necesariamente es una señal de que la economía española está respondiendo a los altos intereses del BCE. Puede que sea un adelanto de que el consumo privado se está frenando.

La bajada de la inflación puede ser un indicio de que se está frenando la economía española.

En unos meses lo veremos.

Por eso, lo mismo que me adelanté a las cifras oficiales indicando que para 2024 creceríamos alrededor del 2,5%, cuando los organismos oficiales, nacionales e internacionales, no pasaban del 1,8%. Ahora anuncio una posible contracción de la economía española para 2025.

Un 2025 en el que el Gobierno parece que no contará con el instrumento fundamental en política económica: los presupuestos. Junts no parece dispuesto a apoyarlos.

Entonces Sánchez, presionado por la economía, que hasta ahora le ha sido favorable, puede verse forzado a convocar elecciones generales adelantadas, como hizo Zapatero a finales de 2011.

El ciclo se puede volver a repetir. No veo brotes verdes para 2025. Más bien los atisbo marrones.

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.