A D. Alejandro Llano Cifuentes, filósofo y, en su tiempo, rector de la Universidad de Navarra le preguntaron: ¿Cómo se siente con el claustro de profesores? Respondió: "Como un domador de gatos callejeros". Lo decía en aras de la independencia de cátedra que es uno de los principios universitarios más queridos.

¿Alguien ha visto un gato callejero domado? ¿realmente los gatos domésticos están domados? Solo hacen lo que quieren, cuando y como quieren. Hubo un circo que tenía un número de gatos, desapareció. 

El gato es independiente. Los que tienen mascotas caninas saben que el perro vive en su casa; es uno más de la manada humana y obedece al que considera jefe de ella. Los que tienen gatos, esos felinos pequeños y orgullosos, saben que el gato es el propietario, los humanos son los inquilinos y, si me apuras, los okupas. Este felino actúa con independencia. Cariñoso si le apetece; independiente y esquivo si le viene en gana.

Cómo no pertenezco a la profesión, que admiro, puedo decir que el “periodista de raza” (como dicen los expertos) es como el gato. Cazador, a veces nocturno. Activo, urgido por la curiosidad e independiente. Mantiene su presa y le saca el jugo. Busca relatar la realidad lo más ajustado posible. Es celoso de sus fuentes.

A ese tipo de profesional periodista va la mirada del presidente Sánchez. No le gusta que campee por sus fueros. Quiere domesticarlo y, sí es posible, domarlo.

Cómo no pertenezco a la profesión, que admiro, puedo decir que el “periodista de raza” (como dicen los expertos) es como el gato

La excusa es lo que Sánchez y su equipo llaman noticias Fake, en castellano: bulos. El problema es quien decide si son bulos o no.

Hasta ahora eran los jueces. Un sistema que permite la defensa de los acusados de difundir bulos o fake. Bien es cierto que algunas veces no se perseguían, porque es caro y largo el procedimiento. Pero también es cierto que siempre, tarde o temprano, se desenmascara al mentiroso y al difamador.

Lo que pasa es que a Sánchez se le ve el plumero (que diría un castizo). Porque su interés es meter el miedo al periodista para que se “modere” en sus críticas.

¿Cómo piensa Sánchez domesticarlo y, si es posible, domarlo? Con dos medidas básicas.

La primera es establecer un “inquisidor” en la figura de un organismo independiente (¿Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC)?), en el que el gobierno, de alguna manera, interviene en su nombramiento.

¿Cómo piensa Sánchez domesticarlo y, si es posible, domarlo? Con dos medidas básicas

¿Suena esta forma de hacer del sanchismo? Ocupar las instituciones para hacer que todo parezca legal. Recordemos la anulación de las sentencias de los EREs andaluces por el Tribunal Constitucional de Pumpido o los estudios electorales de Tezanos.

La segunda manera con los que Sánchez quiere domar a los “gatos mediáticos” es mediante la “pitanza”. Cómo se sabe el Gobierno y lo que gira a su alrededor tiene una gran bolsa de “publicidad institucional”, cuyos criterios quiere controlar. Es como el domador de caballos. Cuando el equino hace lo que quiere, su entrenador le da una chuche (muchas veces un terrón de azúcar). Un truco que conocen todos los domadores. Es el condicionamiento de Pávlov.

Los medios de comunicación privados viven de la publicidad. Por eso Sánchez piensa domesticarlos con la chuche de la propaganda oficial.

Pero el periodista vive de la “noticia” y no renuncia a ella.

La realidad es que sin noticias no se difunden los medios. Pero sin publicidad no se mantienen. Es un equilibrio difícil en el que la ética periodística” juega un papel sustancial.

Además, muchos de los directivos de los medios han sido o son periodistas y llevan en sus genes al “gato independiente” que se rebela cuando se le quiere condicionar.

Así que estamos en una pelea entre el vocacional domador de “gatos periodistas” y la independencia, orgullo y profesionalidad de ellos.

Si tuviera que apostar por quien puede ser el ganador, diría sobrevivirá la profesionalidad independiente del periodista. Además, es lo que quiero como luchador por la democracia y diputado constituyente.

¡Ojalá la profesionalidad triunfe sobre la domesticación!

Es más, no tengo miedo a los bulos. La mentira es efímera y la verdad permanente. Prefiero un cierto volumen de bulos al silencio del cementerio periodístico.

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.