
Una de las personas que vive en el Aeropuerto de Barajas con sus cosas.
Mafias, robos, prostitución y 500 indigentes: la violencia que soportan los trabajadores del aeropuerto de Barajas cada día
Aena no da una cifra exacta de la gente que deambula por sus instalaciones pero es consciente de que supone un grave problema de seguridad.
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Con casi 3.000 hectáreas y cuatro terminales, el Aeropuerto de Barajas ocupa una superficie superior a cualquier municipio de la Comunidad de Madrid pero lejos de comportarse como un pueblo en paz, los trabajadores aseguran que se ha convertido en "una ciudad sin ley" donde viven, de forma habitual, unos 500 indigentes.
El problema es que entre gente que no tiene un techo donde vivir y gente que va y viene se han colado mafias, delincuentes y prostitutas que utilizan las instalaciones del Adolfo Suárez como si fueran su territorio con robos, oferta de servicios y estafas.
Aena no se atreve a dar una cifra exacta de las personas que pernoctan a diario en la instalación, "porque van y vienen", pero sí reconoce que es un problema grave que tratan de paliar en colaboración con el Samur Social y el equipo de trabajo de calle del Ayuntamiento de Madrid, aunque sin conseguir rebajar el número.
"En el aeropuerto pasa de todo. La otra noche contaron a 482 personas durmiendo en las terminales. Hay algunos que son conflictivos y llevan armas blancas y otros no. Hay gente que tiene su trabajo y por razones diversas tiene que pasar la noche en Barajas, por miles de casuísticas, pero también hay indigentes relacionados con robos, hurtos y delitos. Es una ciudad sin ley", insiste una trabajadora que prefiere no dar su nombre.
El sindicato Alternativa Sindical Aena/Enaire (ASAE) ha emitido un comunicado donde denuncia que "el personal de Barajas, de todas las empresas, vive entre el asco y el temor, de ver cómo estas personas hacen sus necesidades en mostradores de facturación o se pinchan droga en los aseos. La sensación es de terror e inseguridad constante".
De hecho, relatan algunos episodios en los que el mismo personal de Aena, junto con la empresa de Seguridad, ha tenido que desalojar baños donde están fumando heroína, retener a una persona que se paseaba desnuda por el aeropuerto o alertar de las continuas peleas entre ellos. Además de los hurtos y las sorpresas que se encuentran en los baños.

Indigentes durmiendo en la T4 del Aeropuerto de Barajas.
"Rompen puertas, sillas, se encierran en los aseos bloqueándolos hasta que el personal de limpieza aparece... Ningún trabajador de Aena debería necesitar 'escolta' para hacer su trabajo", insise el sindicato por la lamentable situación que sufren.
Hasta el servicio médico especial que está destacado en el Adolfo Suárez para atender cualquier urgencia que se pudiera producir está desbordado y cuando los sanitarios se niegan a atender a estos indigentes, se arriesgan a una agresión o a los insultos y amenazas que son una constante a su puerta, según ASAE.
Desde el Ayuntamiento de Madrid explican que el Samur Social actúa en Barajas aunque la situación del aeropuerto es muy compleja a nivel legal y social.
"En Barajas confluyen múltiples realidades y perfiles. Los hay que son personas en situación de calle vinculadas a Madrid y también solicitantes de Protección Internacional, recién llegados a la capital a la espera de acceder al sistema estatal de protección, entre otros", explican fuentes municipales.
La competencia del Consistorio sería precisamente con las personas sinhogar que habitan el aeropuerto y con ellas hace un trabajo constante a través de los Equipos de Calle del Samur Social, que cuentan con trabajadores sociales, auxiliares de servicios sociales, mediadores y psicólogos, para buscar una alternativa y que estas personas abandonen la instalación.

Las cosas de una de las personas sin hogar que viven en Barajas.
"Se busca establecer un acercamiento y crear un vínculo con ellos y, a partir de ahí, favorecer su entrada a la Red Municipal de Atención a Personas Sin Hogar", aclaran las mismas fuentes.
El problema, según los trabajadores, es que la legislación en este caso es ambigua y muchas veces Aena asegura no puede echar a nadie del espacio público del aeropuerto.
"Hay unas leyes que se contradicen con la mal llamada zona pública. Se está tratando de cambiar, pero el hecho de que sea zona pública crea controversia. Hay seguridad privada que colabora con la Policía en caso de delitos, pero no interviene si no hay una denuncia", asegura parte del personal.
Por eso, el sindicato pide la colaboración entre administraciones y que se arregle de una vez un problema que no sólo ocurre en Barajas sino que también se ha denunciado en los aeropuertos de Barcelona, Las Palmas, Tenerife o Málaga.
Los trabajadores llevan años conviviendo con esta situación pero explican que el efecto llamada por no hacer nada se ha hecho insoportable últimamente y una amenaza para su seguridad: "Hace unos 15 años había aquí unas 20 o 30 personas, pero ahora hay muchas más. Hay personas que viven en la T1 desde hace años".
El personal reconoce la vulnerabilidad de muchas de las personas que vagan por las terminales pero tiene miedo, mucho miedo, y quiere poder hacer su trabajo en paz sin tener qué pensar qué se van a encontrar al girar un pasillo.