El monumento a Torrijos en la plaza de la Merced y la cruz, más cerca de ser 'lugares de memoria'

La dirección general de Memoria Democrática ha puesto sus ojos en Málaga. Este miércoles, el Boletín Oficial del Estado ha publicado la disposición por la que se aprueba incoar el expediente para declarar lugar de memoria dos monumentos fundamentales que homenajean en la capital a José María Torrijos, el general liberal fusilado en 1831 y pieza clave en el intento de recuperar la Constitución de Cádiz (1812). 

En concreto, los documentos se refieren al obelisco de la plaza de la Merced y la cruz que preside la rotonda entre el paseo marítimo Antonio Machado y la avenida José María Garnica. 

Esta iniciativa se sustenta en los valores que persigue esta institución, basados principales en hechos de "singular relevancia" por su significación histórica, simbólica o repercusión, así como la lucha de la ciudadanía española por sus derechos y libertades.

El monumento a Torrijos en Málaga recuerda a quienes fueron fusilados en 1831 junto al general José María de Torrijos y Uriarte, ministro de la Guerra durante el Trienio Liberal (1820-1823). El conocido como pronunciamiento de Torrijos fue encabezado por el general y político liberal al final del reinado de Fernando VII.

Su objetivo era poner fin al absolutismo y restaurar la Constitución de 1812. Sin embargo, cayeron en la trampa que les habían tendido las autoridades absolutistas, siendo detenidos tras desembarcar en Málaga el 2 de diciembre de 1831. 

Torrijos y 48 de sus compañeros supervivientes fueron fusilados sin juicio previo en la playa de San Andrés de Málaga, un hecho que quedó inmortalizado en la tradición progresista y democrática de nuestro país, cuyos exponentes significativos son en el mundo del arte y la literatura el soneto de José de Espronceda titulado A la muerte de Torrijos y sus compañeros y el famoso cuadro pintado por Antonio Gisbert en 1888, cuyo intento de venir a Málaga quedó frustrado durante el último mandato. 

Por su parte, la Cruz fue erigida en 1869 en los inicios del Sexenio Democrático y se ubicó originariamente en el Barrio del Bulto, en el lugar donde se creía fueron ejecutados. En el año 2014, tras los estudios realizados por la Asociación Histórico-Cultural Torrijos 1831, el ayuntamiento de Málaga colocó una placa de bronce que recuerda el lugar exacto en el que fueron fusilados: lo que es hoy la esquina entre las calles Ingeniero José María Garnica y Canales.

Tras años de abandono, la cruz fue restaurada en 2018 a petición de la Asociación Torrijos, que cada 11 de diciembre deposita una corona en el monumento.

"Estima este centro directivo que es deber inexcusable reconocer la singular relevancia en la historia democrática de España del monumento a Torrijos y la Cruz en Málaga y por tanto queda justificada plenamente la declaración como lugar de memoria de este inmueble vinculado a su recuerdo", subraya el documento.

Requisitos

Como establece el artículo 52.1 de la LMD, la declaración de un lugar de memoria supone la obligación para su titular de garantizar su perdurabilidad, identificación, explicación y señalización adecuada. Implica también la adecuada difusión, señalización e interpretación de lo acaecido en el mismo.

En el supuesto de que en dicho espacio se hubieran podido cometer crímenes de lesa humanidad o contrarios a los derechos humanos, o bien hubieran sido lugares donde se realizaron trabajos forzosos, se señalizará un punto de reconocimiento de las víctimas indicando cuantos datos sean de interés para el conocimiento público de los hechos.

Atendidas las circunstancias del bien, no se proponen medidas de protección específicas diferentes de las medidas generales de garantía de perdurabilidad. Sin embargo, sí que incluye un apéndice sobre la difusión de lo sucedido, pudiéndose promover medidas para dar a conocer lo ocurrido.

El monumento a Torrijos y la cruz se integrarían, junto con otros bienes de similar significado, en un futuro itinerario de memoria democrática que se denominará «Memoria Liberal de España» ya que la coincidencia de sus valores materiales e inmateriales y sus comunes criterios interpretativos le hacen merecedor de esta calificación.